Ronald DeFeo Jr. asesinó a sus padres y cuatro hermanos en 1974 en una casa colonial en 112 Ocean Avenue, Amityville, Nueva York, un crimen brutal que dio origen a una de las historias de terror más infames, amplificada por los supuestos eventos paranormales reportados por la familia Lutz y convertida en un ícono del cine de terror. DeFeo, de 23 años, usó un rifle de alta potencia para matar a su familia mientras dormían, afirmando que «voces» lo obligaron a actuar.
En diciembre de 1975, George y Kathy Lutz se mudaron a la casa con sus tres hijos, atraídos por su bajo precio, pero huyeron 28 días después, alegando fenómenos aterradores: olores fétidos, pasos en la noche, sombras en movimiento, y una presencia maligna. Kathy sintió toques invisibles, George despertaba obsesionado con las 3:15 a.m., la hora de los asesinatos, y los niños hablaron de una figura demoníaca. Un sacerdote que intentó bendecir la casa fue expulsado por una voz que gritó «¡Fuera!».
La historia de los Lutz, publicada en The Amityville Horror (1977) por Jay Anson, se convirtió en un fenómeno, pero investigaciones posteriores cuestionaron su veracidad, sugiriendo que los Lutz y su abogado exageraron los eventos por lucro. Los propietarios posteriores no reportaron actividad paranormal, y detalles como daños estructurales no se corroboraron.
El crimen de DeFeo ocurrió el 13 de noviembre de 1974, y su juicio, donde fue condenado por asesinato, alimentó el misterio con su mención de «voces». La casa, con sus ventanas que parecen ojos, se convirtió en un símbolo cultural. La película The Amityville Horror (1979), protagonizada por James Brolin y Margot Kidder, se volvió un clásico del terror, seguida por un remake en 2005 con Ryan Reynolds y numerosas secuelas.
Documentales como My Amityville Horror (2012), con entrevistas al hijo de los Lutz, Daniel, intentaron desentrañar la verdad, pero el caso sigue dividido entre creyentes y escépticos. La narrativa combina un asesinato familiar con lo sobrenatural, resonando con películas como The Conjuring y evocando el miedo a lo que acecha en lo cotidiano, haciendo de Amityville un pilar del cine de terror basado en hechos reales.