El 11 de enero de 1989, el entonces presidente republicano Ronald Reagan se dirigió al pueblo de Estados Unidos en un discurso transmitido en vivo por radio y televisión a nivel nacional. El cuadragésimo presidente del país habló a las 9:02 p.m. desde la Oficina Oval de la Casa Blanca con motivo del fin de su mandato.
Como se lee en la biografía presidencial de Reagan, publicada por la Casa Blanca, Ronald Reagan ocupó la presidencia durante dos mandatos entre 1981 y 1989. Su trabajo se enfocó en la restauración de la prosperidad en el país, con el objetivo de lograr «la paz a través de la fuerza» en el extranjero.
Después de que en 1966 fuera elegido gobernador de California por un margen de un millón de votos, y de que fuera reelegido en 1970, Ronald Reagan «ganó la nominación presidencial republicana en 1980 y eligió como compañero de fórmula al excongresista de Texas y embajador de las Naciones Unidas George Bush. Los votantes preocupados por la inflación y por el confinamiento de los estadounidenses en Irán durante un año llevaron el boleto republicano a la oficina. Reagan ganó 489 votos electorales contra 49 para el presidente Jimmy Carter».
«El 20 de enero de 1981, Reagan asumió el cargo. Solo 69 días después, un hombre le disparó, pero se recuperó rápidamente y volvió al servicio. Su gracia e ingenio durante el peligroso incidente hicieron que su popularidad se disparara. Al final de sus dos mandatos, Ronald Reagan vio con satisfacción los logros de su innovador programa conocido como la Revolución Reagan, que tenía como objetivo revitalizar al pueblo estadounidense y reducir su dependencia del gobierno», añade el resumen.
Como apunta la biografía, «al final de su Administración, la Nación disfrutaba del período más largo registrado de prosperidad en tiempos de paz sin recesión ni depresión».
Un discurso histórico
En su discurso de fin de presidencia en 1989, Ronald Reagan hizo un balance de su periodo en la Casa Blanca y resaltó algunos de los puntos esenciales de la Constitución de Estados Unidos.
Destacó en su intervención el hecho de que «la nuestra fue la primera revolución en la historia de la humanidad que realmente revirtió el rumbo del gobierno, y con tres pequeñas palabras: ‘Nosotros el pueblo’. ‘Nosotros el pueblo’ le decimos al gobierno qué hacer; no al revés. ‘We the People’ somos el conductor; el gobierno es el coche. Y decidimos adónde debe ir, por qué ruta y qué tan rápido. Casi todas las constituciones del mundo son documentos en los que los gobiernos le dicen a la gente cuáles son sus privilegios».
Destacamos de su discurso de despedida lo siguiente:
(…) La nuestra fue la primera revolución en la historia de la humanidad que realmente revirtió el rumbo del gobierno, y con tres pequeñas palabras: «Nosotros el pueblo». «Nosotros el pueblo» le decimos al gobierno qué hacer; no al revés. «We the People» somos el conductor; el gobierno es el coche. Y decidimos adónde debe ir, por qué ruta y qué tan rápido. Casi todas las constituciones del mundo son documentos en los que los gobiernos le dicen a la gente cuáles son sus privilegios. Nuestra Constitución es un documento en el que «Nosotros el Pueblo» le decimos al gobierno lo que se le permite hacer. «We the People» somos libres. Esta creencia ha sido la base subyacente de todo lo que he intentado hacer estos últimos 8 años.
Pero allá por la década de 1960, cuando comencé, me parecía que habíamos comenzado a invertir el orden de las cosas: que a través de más y más reglas y regulaciones e impuestos confiscatorios, el gobierno estaba tomando más de nuestro dinero, más de nuestras opciones, y más de nuestra libertad. Entré a la política en parte para levantar la mano y decir: «Detente». Era un político ciudadano y parecía lo correcto que podía hacer un ciudadano.
Creo que hemos detenido mucho de lo que era necesario detener. Y espero que hayamos recordado una vez más a la gente que el hombre no es libre a menos que el gobierno sea limitado. Aquí hay una clara causa y efecto que es tan clara y predecible como una ley de la física: a medida que el gobierno se expande, la libertad se contrae.
Nada es menos libre que el comunismo puro (…)
En pocos más de un minuto y medio, Reagan condensó lo que fué la génesis de la única revolución exitosa que ha visto la humanidad. Con una Constitucion que ya cumple 231 años de existencia.
Sobre el discurso de Reagan, Robert C. Rowland y Jhon M Jones en su artículo Reagan’s Farewell Address: Redefining the American Dream, afirma que «el discurso de despedida del presidente Ronald Reagan utilizó una forma perfeccionada y condensada de definición final que consiste en un argumento ideológico, una narrativa mítica subyacente y un sistema de valores.
Y agregan «Estos tres componentes sirvieron para redefinir el sueño americano y reforzar el papel limitado del gobierno, colocando la responsabilidad de curar los males de Estados Unidos en el individuo y no en el gobierno federal»