Morfema Press

Es lo que es

Del “dedo de goma” a la eliminación del QR, la evolución del mal, por Víctor A. Bolívar

Comparte en

A Orlando Elbittar, in memoriam

Una legítima aspiración de quienes estábamos de acuerdo con una mayor descentralización política en el país, para darle mayor autonomía a las regiones y municipios, tomó cuerpo con la aprobación y aplicación de la ley que en 1989 permitió las primeras elecciones directas de gobernadores y alcaldes en el país.

Su implementación trajo consigo logros importantes, fundamentalmente dirigidos a la participación directa y soberana en la escogencia de sus gobernantes en esos dos niveles de los poderes públicos. En su multifactorial estreno, AD -siendo gobierno- obtuvo el triunfo en 11 gobernaciones y las otras 9 quedaron repartidas en los partidos opositores: Copei, MAS y La Causa R.

También hubo desajustes propios de todo precedente. Tal vez la nota más discordante, se produjo por los viejos vicios de dirigentes enquistados en las organizaciones políticas, que no catalizaron el logro significativo de esa ley en su verdadera dimensión; por el contrario, la empañaron con su rapacería. Así sucedió con el fraude perpetrado en las elecciones en el estado Miranda, específicamente en el municipio Sucre (Petare). Como abogado de AD en asuntos electorales, tuve en aquel entonces la oportunidad de probar ante la jurisdicción penal ese fraude electoral. Fue el primer fraude, y tal vez el único con consecuencias penales: se dictaron 11 autos de detención a los autores materiales. Funcionó a medias: al beneficiario de ese montaje, Enrique Mendoza (Copei), el CSE lo mantuvo en el cargo de alcalde para el cual fue proclamado al concluir aquella elección, pese a que la repetición de las elecciones en 69 mesas afectadas incidían en el resultado electoral. Los tribunales hicieron su trabajo, pero el CSE de entonces no lo hizo. Por increíble que parezca, todo esto fue tramado en detrimento del prestigioso municipalista Orlando Elbittar (AD), quien puso su empeño en la elaboración de la ley.

Fue burda la trapacería. En varios centros de ese municipio, sobre todo en el del Colegio Schonthal, los jefes políticos de los principales partidos en la entidad mirandina (AD, Copei y el MAS), acordaron un modus operandi que consistió en agregarles 50 votos a favor del candidato de AD a gobernador de Miranda, 50 votos a favor del candidato a alcalde de Copei y 50 votos a favor del candidato a legislador regional del MAS, utilizando para ello los espacios de quienes no votaron en el cuaderno de votantes. Cometieron el craso error de repetir en cada caso el mismo número de las pestañas desprendibles, sus propias huellas, incluso utilizando en algunos casos los llamados “dedos de goma”. Se enredaron por la masificación de la engañifa. Quedaron en evidencia con la pericia dactilar que solicité por esas irregularidades.

Desde entonces el mal ha evolucionado. Aquellos “roba gallinas”, resultaron ser pequeños engendros comparados con quienes han manejado las elecciones en el país en las últimas décadas. El régimen plagó de opacidad, triquiñuelas, vicios e irregularidades de todo tipo los sucesivos comicios para los diferentes cargos de elección popular: inhabilitaciones, ventajismo, expropiaciones de partidos y cooptación de dirigentes, uso de recursos de todo tipo, leyes y normas a su antojo, impedimento de acceso a medios de comunicación y del voto en el exterior, manipulación del registro electoral, Smartmatic, etc.; lo hizo con impunidad de manera sistemática con métodos sofisticados, hasta que fueron finalmente superados el 28J por el ingenioso aprovechamiento del código QR en toda una labor de ingeniería electoral que permitió tener las actas a la mano para comprobar fehacientemente los resultados y tenerlas también a buen resguardo. Está claro que esa garantía de certeza del QR será eliminada con la complicidad de aquellos “opositores” afectos al régimen; ahora con seguridad serán en común pírricos beneficiarios de esa opacidad. Por la ambición interna en el PSUV, solo le concederán migajas.

El salto ha sido exponencial desde aquel momento, pues, pasamos del expolio perpetrado a pequeña escala en 1989 a unas elecciones en 2024 que pese a ser ganadas ampliamente por la oposición en condiciones adversas, fueron trucadas impunemente por el CNE y el TSJ, y finalmente desconocidas por Maduro, su beneficiario.

La diferencia más importante entre ambas: en las elecciones del 28J, resultaron presos inocentes votantes, ganadores por contundente margen en esa contienda, que trabajaron por la integridad y pulcritud de los resultados. Los otros, aquellos que no ganaron, las trucaron, la desconocieron y se beneficiaron, están libres preparándose para un nuevo acomodo electoral este 25M junto con sedicentes opositores, que a todas estas no encuentran la manera de invisibilizar al hecho político mas aberrante y macabro en la historia de Venezuela: la expoliación del 28J.

Por Víctor A. Bolívar

Mayo 21, 2025

X:@vabolivar

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll to Top
Scroll to Top