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El enigma de Claudia Macero

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Por Enrique Meléndez

Algunos pintores suelen dejar un detalle oculto en la narrativa de sus cuadros, que de tanto mirar, se descubre; que es lo que ha venido a resultar con el caso de Claudia Macero en el episodio de los extraídos de la casa de la embajada argentina, quien a última hora se vino a descubrir, que ella no estaba allí; Diosdado Cabello soltó esa prensa, con ocasión de la entrevista que le hizo la periodista Tania Díaz en su programa televisivo y entonces generó una cierta confusión, pues en la ocasión dijo que la susodicha había salido de la embajada con la ayuda de un agente suyo, que se hizo su cómplice, que fue lo que yo le entendí; aun cuando mi colega Sebastiana Barráez me aclara, que no fue así, nada que ver con un agente de Cabello, sino que Macero lo hace con la colaboración de un grupo de funcionarios y, como en el caso de la Operación Guacamaya, se aprovechó un cambio de guardia, de madrugada seguramente, y fue llevada por tierra hasta Apure, donde la recibió el ingeniero Manuel Mora, un dirigente político de la zona, y la saca hacia Colombia por la vía de la localidad de El Amparo.

Quiso el destino que el celular de este señor cayera en manos de la policía, habiendo sido detenido; incluso, sacado a la fuerza por agentes del régimen a finales del mes de febrero de la iglesia, donde se oficiaba una misa en memoria de su hijo, a quien la guerrilla colombiana había asesinado, y como ha ocurrido con las últimas detenciones, que ha ordenado el régimen, fue apresado, y desde entonces no se sabe nada de él. En ese celular la policía encuentra una foto, donde Mora aparece con Macero en una lancha en un rio de Apure, que fue la manera como la sacó éste hacia Colombia, es decir, transporte fluvial, y foto que mostró Cabello con ocasión de su entrevista con mi colega Díaz. Entonces, el régimen se vino a dar cuenta, de que Macero ya no estaba en la embajada, según Cabello, desde el mes de agosto del año pasado, pero se lo tragó, porque de revelarlo, iba a descubrir su vulnerabilidad desde el punto de vista de la seguridad. ¿Qué pasó con el G-2 cubano? Lo que llama la atención en este caso, y que toca el otro aspecto, que me aclara Barráez, es que aquí no intervinieron agentes de inteligencia de otros países, que fue lo que se especuló también, con respecto a la Operación Guacamaya, sino que fue una operación criollita; claro, carecía de lógica el hecho de haberse producido una infiltración de agentes extranjeros en los aparatos de seguridad del régimen; aun cuando sí se recibió el apoyo de otros países, como EEUU, Brasil y Argentina; lo que les agradeció la propia María Corina Machado; de modo que aquí lo que resaltan son las grietas del régimen: ¿fue traicionado Cabello? Obsérvese que éste se vino a enterar que sus plagiados no estaban en la embajada, cuando éstos pisaron suelo estadounidense, y entonces Marco Rubio lanzó su mensaje por twitter, y en donde manifestaba el éxito de la operación de extracción de los rehenes de Cabello, y la opinión pública venezolana un par de días después del fin de semana, pues la evasión fue el sábado. Es decir, todo esto ocurre, porque nos movemos en una total oscuridad; producto de la censura, que aplica el régimen en todos los sentidos; empezando, porque aquí la mentira se ha instituido como una política de Estado; que es uno de los fines que persiguen los regímenes totalitarios: mantener a la gente en la ambivalencia total, con respecto a lo que es verdad y lo que es mentira. De hecho, Cabello también manejó otra versión, a propósito de la salida de Macero, y fue cuando hizo ver que había lo había hecho por la puerta principal de la casa; que había decidido dejar el teatro, “sin cumplirse su anhelo, que era viajar a la Argentina”, y abandonar a sus otros compinches, como lo había hecho en su momento Fernando Martínez Mottola, puesto que sobre ella no pesaba ninguna persecución o, como siempre, un día dice una cosa y otro día lo contrario, sin darse cuenta de que la opinión pública que tiene por delante no es idiota. Hay que tener presente, que la película que se haga sobre “La Operación Guacamaya” debe comenzar por el capítulo de Claudia Macero; cuya hazaña se ha interpretado como la antesala de dicha operación, y que dio resultado; pues, si no hubiese sido porque Mora cae detenido, y al serle revisado su teléfono, encuentran una foto de Macero allí, no sólo Cabello, todos nosotros tendríamos la idea, de que eran cinco los evadidos, y no cuatro, como se manejaba para el momento en que comenzó a rodar la noticia o antes de que Cabello soltara la prenda. Por supuesto, esto le debe haber movido el piso; sobre todo, la forma como se vino a enterar, y a continuación lo que le vino a la cabeza fue el fantasma de la paranoia. ¿Cómo y en qué momento? ¿Bajo qué cambio de guardias se llevó a cabo la evasión de Macero? ¿Quiere decir que está durmiendo con el enemigo? Lo que da lugar, en consecuencia, a presumir lo que le puede pasar en lo adelante. Porque fue burlado con el “guacamayazo”; además, saberlo días después de la evasión, y no por su guardia personal, sino por vía indirecta, con motivo del mensaje de Marco Rubio; pues, al parecer, los evadidos dejaron el escenario preparado, para representar la pantomima, de que se viera que estaban allí. Esta operación ha llevado a pensar en la “Operación Jaque” del gobierno de Juan Manuel Santos, que ameritó una película; como la del rescate de los rehenes en la Embajada de los EEUU en Irán, en efecto, filmada años después del suceso; que fue lo que le pareció también a la vocera del gobierno de Trump, que iba a pasar: con los años se conocerán los detalles de la operación Guacamaya a través de una película.

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