Por John Spencer
Israel no solo atacó a Irán. Desarmó, desorientó y desestabilizó a un adversario mucho más grande antes de que la guerra comenzara en serio.
Imagina si la Operación Overlord en la Segunda Guerra Mundial hubiera comenzado con la eliminación del Mariscal de Campo Wilhelm Keitel, Jefe del Alto Mando Alemán; Heinrich Himmler, jefe de las SS; el Mariscal de Campo Erwin Rommel; numerosos otros generales de alto rango; y la destrucción de todas las defensas aéreas de Alemania, antes de que un solo soldado aliado desembarcara en las playas de Normandía. Eso no es una hipótesis exagerada. Es un paralelo cercano a lo que Israel acaba de hacer con Irán.
La guerra de Israel contra Irán todavía está en curso. Pero lo que ya ha sucedido se estudiará durante décadas.
La operación militar actual de Israel contra Irán se llama oficialmente Operación León Ascendente, lanzada el 13 de junio de 2025, con un ataque preventivo amplio y preciso. La operación no solo fue histórica. Fue transformadora. Redefinió cómo puede verse el shock y la sorpresa en el siglo XXI.
Este no fue simplemente un ataque. Fue una campaña, una demostración sincronizada de arte operacional moderna, construida sobre una profunda inteligencia, engaño estratégico y la innovadora fusión de herramientas de guerra antiguas y nuevas. Esto es lo que nos enseña.
La sorpresa como un elemento central del arte operacional
La campaña de Israel contra Irán es un caso de manual de arte operacional moderna. No fue simplemente un ataque aéreo. Fue una ofensiva sincronizada y multidominio que combinó ciberinteligencia, inteligencia humana, guerra electrónica, poder aéreo, operaciones especiales y operaciones psicológicas.
Israel logró una sorpresa a un nivel máximo. Lanzó una campaña que perturbó las defensas iraníes antes de que el primer avión de combate cruzara la frontera. Esto no es una guerra del pasado. Esto es lo que parece el combate a gran escala impulsado por la inteligencia en 2025. El momento decisivo en la guerra a menudo llega mucho antes de que caiga la primera bomba.
Penetración profunda de inteligencia y dominio del terreno humano
Quizás la revelación más sorprendente es la profundidad a la que el Mossad y la inteligencia israelí habían penetrado en los círculos militares y nucleares internos de Irán. No solo sabían dónde se encontraban los científicos nucleares y los comandantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC). Manipularon horarios de reuniones y atrajeron a múltiples generales de alto rango hacia la misma instalación subterránea para ser eliminados simultáneamente.
Los asesinatos confirmados incluyen al Jefe de Estado Mayor, General de División Mohammad Hossein Bagheri, al Comandante de la IRGC, General de División Hossein Salami, al Comandante de la Sede de Khatam al-Anbia, General de División Gholam Ali Rashid, al Comandante de la Fuerza Aeroespacial de la IRGC, General de División Amir Ali Hajizadeh, y nueve científicos nucleares.
Estas no eran figuras reemplazables. Muchos habían servido durante décadas y no tenían suplentes equivalentes. Su pérdida no era solo simbólica. Decapitó la capacidad de Irán para coordinar represalias a gran escala.
Además, el Comandante de la Fuerza Quds, Esmail Qaani, fue golpeado, junto con más de 20 altos comandantes que fueron objetivo y eliminados solo en la primera noche. Esto no fue solo un golpe. Fue un decapitamiento del cerebro estratégico de Irán.
Uso combinado de tecnología de bajo costo y plataformas de alta gama
Durante meses, el Mossad contrabandeó cientos de drones cuadricópteros a Irán. Contrabandeados pieza por pieza, ocultos en maletas, camiones y contenedores de envío. Estos fueron ensamblados por equipos entrenados dentro del país y posicionados cerca de objetivos de alto valor: sitios de defensa aérea, matrices de radar y zonas de lanzamiento de misiles móviles.
Este es un nuevo modelo de ataque de saturación. Drones de bajo costo ciegan y perturban. Luego, plataformas avanzadas como los F-35 y los destructores de bunkers ingresan para golpear objetivos profundamente enterrados y endurecidos.
Ucrania fue pionera en este enfoque contra las bases aéreas rusas. Israel acaba de escalarlo estratégicamente.
Los drones cegaron los radares y las comunicaciones, despejando corredores para los aviones de ataque.
Los equipos se centraron en lanzadores de misiles móviles, sabiendo que Irán tenía más misiles que vehículos de lanzamiento. Israel atacó el cuello de botella.
Docenas de sitios de radar, lanzadores y centros de coordinación fueron destruidos antes de que Irán pudiera responder.
Así es como Israel logró la libertad de acción aérea. No dominando todo el espacio aéreo, sino desactivando tácticamente los sistemas que más importaban.
Supremacía aérea sin tradicional superioridad aérea
Israel desplegó aproximadamente 200 aviones durante la primera noche de la operación. Operaron durante más de dos horas en el espacio aéreo iraní, incluso directamente sobre Teherán. Eso es sin precedentes en la guerra moderna.
¿Cómo fue posible esto? Las defensas aéreas quedaron cegadas, los bloqueadores de radar y las herramientas cibernéticas interrumpieron los sistemas de alerta temprana, la guerra electrónica cortó la coordinación de mando.
Israel creó un corredor operativo temporal. Neutralizó la capacidad de Irán para rastrear o responder sin necesidad de controlar cada pedazo de cielo.
Paralizando la represalia antes de que sucediera
Irán respondió, pero el resultado quedó muy por debajo de las expectativas. ¿Por qué?
Israel ya había apuntado y neutralizado los camiones, radares y comandantes que habrían organizado una represalia más coordinada y letal. La respuesta inmediata de Irán no solo fue limitada. Fue tardía, confusa y en su mayoría ineficaz.
Los ataques iniciales de Israel no eran solo para degradar la infraestructura nuclear de Irán. Fueron una campaña deliberada para suprimir la represalia al eliminar camiones de misiles, redes de comunicación y liderazgo clave antes de que pudieran actuar. Esto no fue solo una guerra de precisión. Fue un nuevo modelo de disuasión.
Efectos psicológicos y estratégicos
El impacto no fue solo cinético. Fue psicológico.
Como dijo la ex funcionaria del Mossad Sima Shine: «Nadie en el alto mando de Irán puede estar seguro de que no son conocidos por la inteligencia israelí o de que son los siguientes en la lista».
Ese tipo de incertidumbre es paralizante. Genera miedo y vacilación dentro de los círculos de liderazgo enemigo. Cambia el enfoque de la ofensiva a la autopreservación. Israel tomó la iniciativa estratégica en todas las dimensiones: militar, psicológica y política.
Lo que el ejército de Estados Unidos debería aprender
La Operación Rising Lion es más que una operación regional. Es un estudio de caso global en la guerra moderna. Lecciones clave para los Estados Unidos y otras fuerzas militares avanzadas incluyen:
El éxito estratégico depende de la integración, no de la escala. La decapitación del liderazgo enemigo no solo es posible, sino ahora operativamente viable. Los enjambres de drones comerciales forman parte del acto inicial, no una ocurrencia posterior. Suprimir la capacidad de retaliar puede ser más valioso que destruir activos ofensivos.
Esto representa un cambio en cómo se debe entender la disuasión y la defensa.
Esta es el futuro de la guerra. Es multidominio. Es preventiva. Es asimétrica. Está basada en inteligencia y diseñada para la iniciativa.
Israel no solo atacó a Irán. Desarmó, desorientó y desestabilizó a un adversario mucho más grande antes de que la guerra hubiera comenzado en serio.
La Operación León Ascendente es una advertencia para los adversarios y un plan para los aliados. Con una profunda inteligencia, paciencia estratégica y convergencia operativa, incluso el enemigo más fortificado puede ser vulnerado.
El desafío para otros no es solo admirarlo desde lejos, sino comprenderlo, interiorizarlo y adaptarse antes de que la próxima guerra lo exija.
John Spencer es el director ejecutivo del Instituto de Guerra Urbana. Es coautor de Understanding Urban Warfare. Obtén más información en www.johnspenceronline.com También puedes seguirlo en ‘X’ en: @SpencerGuard. Substack: https://substack.com/@spencerguard