El salto tecnológico hacia una conectividad omnipresente e inteligente transformará por completo nuestras vidas antes del 2030.
La sexta generación de redes móviles, conocida como 6G, promete revolucionar no solo la forma en que nos conectamos, sino también cómo vivimos, trabajamos y nos relacionamos con nuestro entorno. Aunque todavía en fase de desarrollo, los expertos coinciden en que su impacto será más profundo que cualquier avance anterior en telecomunicaciones.
A diferencia del 5G —que trajo consigo altas velocidades de conexión y baja latencia—, el 6G integrará la inteligencia artificial directamente en la red. Esto permitirá gestionar y priorizar datos en tiempo real según el contexto, transformando la experiencia digital de los usuarios. Dispositivos como gafas de realidad aumentada podrán acceder de forma instantánea a información relevante sobre el entorno, mientras que los contenidos secundarios se relegarán al segundo plano.
Este nuevo paradigma también consolidará una Internet de las Cosas (IoT) verdaderamente inteligente. Gracias a su capacidad para conectar miles de millones de dispositivos sin saturar el sistema, el 6G será clave para habilitar ciudades inteligentes, vehículos autónomos, dispositivos médicos conectados y sensores integrados en prendas de vestir o incluso en el cuerpo humano.
Asimismo, el 6G será la plataforma que permitirá la expansión definitiva de entornos virtuales, desde el metaverso hasta las aulas y oficinas basadas en hologramas interactivos, haciendo realidad una nueva dimensión de experiencias inmersivas y colaborativas.
Según informes técnicos, se prevé que el 6G comience su despliegue comercial hacia 2030, aunque ya se están desarrollando estándares y pruebas piloto en laboratorios de todo el mundo.
“Quizás en unos años ya no tenga sentido decir ‘me olvidé el móvil en casa’, porque ni siquiera necesitaremos llevarlo con nosotros”, señala Antonio Flores Galea, autor de Un mundo virtual, en el que profundiza sobre estas transformaciones. “El 6G no será solo una red: será el sistema nervioso digital de una sociedad hiperconectada”.
El futuro está cada vez más cerca, y vendrá sin cables… ni teléfonos.