En 24 años las pandillas de Héctor Ciavaldini, Gastón Parra, Ali Rodríguez, Rafael Ramírez, Eulogio del Pino, Manuel Quevedo, Asdrúbal Chávez, Tareck El Aissami, Pedro Tellechea y Delcy Rodríguez han ido destruyendo de manera sistemática a Petróleos de Venezuela, en nombre de una revolución maldita y a fin de llenarse los bolsillos de dinero mal habido.
El crimen que ha sido cometido merece la pena máxima.
Una empresa en ruinas
La producción de crudos livianos casi ha desaparecido, el gas natural se ventea y el horrible espectáculo es visto desde el espacio extraterrestre por los cosmonautas. Las refinerías han explotado, matando gente y terminando con los procesos normales de refinación; las plantas de mejoramiento de crudos pesado construidas por las empresas extranjeras están hoy inutilizadas. La presencia de Venezuela en la OPEP es objeto de chistes, cada vez que uno de los simios de turno en la presidencia de PDVSA va a sus reuniones.
Lo sucedido en PDVSA es un desastre material y un colapso gerencial, una conversión de lo que fue una empresa de categoría mundial en una letrina de analfabetas.
Ahora le ha tocado el turno a la planta de Muscar, un complejo gasífero situado en el estado Monagas, el cual es vital para el tratamiento y distribución del gas natural para todo el país. Esta planta explotó durante actividades llevadas a cabo por contratistas y empleados de la empresa y las reparaciones que se requieren tomarán un tiempo considerable. Los falsos expertos del régimen como David Paravisini , así como la misma mujer que lidera la empresa en este momento, Delcy Rodríguez, han dicho que este grave siniestro fue debido a un sabotaje, tal como lo dicen cada vez que su ignorancia produce una tragedia de este tipo, siempre prometiendo que la reparación será rápida.
Lo cierto es que esta explosión va a afectar gravemente la vida en extensas zonas del país, comenzando por la isla de Margarita y su efecto se sentirá por un tiempo mucho mayor que el anunciado por los criminales de la PDVSA roja.
El país se está pudriendo ante los ojos de los venezolanos. Es hora de levantarse, rebelarse, expulsar a la pandilla destructora del poder.
País que no se alza, país esclavo.