Con la excusa de «acompañar a los jubilados», un importante número de barrabravas, terroristas de izquierda y agrupaciones políticas opositoras realizaron violentos disturbios alrededor del Congreso de la Nación.
En una nueva manifestación violenta por parte del kirchnerismo, una movilización, supuestamente organizada por un «grupo de jubilados» frente al Congreso de la Nación, terminó con destrucción, caos y detenidos, con la participación de terroristas de izquierda, barrabravas y agrupaciones opositoras.
El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, desplegó un operativo de más de 850 efectivos para aplicar el protocolo antipiquetes y garantizar el orden.
Sin embargo, pasadas las 16 horas, se produjeron los primeros enfrentamientos. El foco de los disturbios comenzó en la intersección de la calle Rivadavia y Entre Ríos, frente al Congreso.
En ese lugar, los barrabravas kirchneristas, extremadamente violentos, comenzaron a atacar a las Fuerzas Federales con piedras, palos y golpes. La situación se volvió cada vez más violenta, por lo que la Policía lanzó gases lacrimógenos para intentar disuadir a los delincuentes.
Según informaron fuentes oficiales, varios de estos extremistas de izquierda fueron detenidos tras un fuerte enfrentamiento en las inmediaciones del Congreso. La presencia de barrabravas y militantes de grupos kirchneristas y de izquierda intensificó el clima de violencia, generando un escenario de caos en el centro porteño.
Aunque la marcha fue presentada como una manifestación en reclamo por mejoras en los haberes jubilatorios, la violencia desatada y la organización de los disturbios dejaron en evidencia su trasfondo político.
Con los incidentes, quedó demostrado que el verdadero objetivo de estas acciones es desestabilizar y buscar el derrocamiento del presidente Javier Milei, algo que ha caracterizado a varias protestas de sectores kirchneristas y de izquierda.
Dejaron tras de sí un saldo de destrucción, por lo menos, 124 detenidos, en una manifestación que, lejos de ser pacífica, reflejó la violencia e intolerancia de la oposición.
En un comunciado del Ministerio de Seguridad, se informó: «Durante el operativo, las Fuerzas Federales detuvieron a 21 hombres y 4 mujeres, mientras que la Policia de la Ciudad aprehendió a 73 hombres y 26 mujeres».
Según fuentes oficiales, los daños materiales son enormes. Además del patrullero incendiado, se registraron importantes destrozos en la vía pública, con baldosas rotas y contenedores de basura incendiados.
A pesar de que la Secretaría de Espacio Público había tomado medidas preventivas removiendo los tachos de basura cercanos al Congreso, los manifestantes utilizaron aquellos ubicados sobre la Avenida de Mayo para continuar con los disturbios.
Se estima que el costo total de los daños asciende a 275 millones de pesos, lo que incluye la reparación de 80 metros cuadrados de veredas rotas y la reposición de 30 contenedores de basura dañados, cuyo valor unitario ronda los 3.500 dólares.
En medio del caos, el vocero presidencial Manuel Adorni, no dudó en condenar la violencia: «Atentaron contra la Casa Rosada utilizando las piedras que recordaban a los fallecidos por la pandemia. Los violentos no tienen el más mínimo respeto por nada. Fin», manifestó a través de sus redes sociales.
La Policía, en un operativo que se extendió durante varias horas, logró la detención de más de 120 personas, incluyendo a el gremialista Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital, quienes fueron arrestadas por su vandalismo en la participación de los disturbios.
Por otro lado, 20 civiles resultaron heridos por culpa de la violencia de la izquierda; como es el caso de un fotógrafo que resultó gravemente lesionado en la cabeza con la severa perdida de masa encefálica y que ahora está peleando por su vida en el hospital Ramos Mejía.