El régimen de Nicolás Maduro volvió a fracasar en su intento por reprimir la dolarización, y el IPC llegó a aumentar hasta un 13,6% solamente en agosto. Los precios acumularon un aumento del 144,6% en lo que va del año.
La dictadura socialista de Nicolás Maduro ya implementó tres intentos de estabilización desde el año 2021, y el tercero de ellos está dando indicios claros de un fracaso contundente.
El Observatorio Venezonalo de Finanzas (OVF) confirmó que el IPC tuvo un aumento récord de hasta el 13,6% solamente en el mes de agosto (paradójicamente una cifra muy similar a la que se espera para Argentina en el mismo período). De esta manera se rompe con una racha de cinco meses desde marzo en los cuales la tasa de inflación mensual se había situado por debajo de los 2 dígitos.
Los precios acumularon una suba del 144,6% en lo que va del 2023, y la tasa de inflación interanual llegó a representar el 422% con respecto al mismo mes del año pasado. Los sucesivos intentos del Gobierno por reprimir la dolarización e imponer la moneda que emite el Banco Central no rindieron frutos, la población rechaza sistemáticamente la moneda que emite el Estado venezonlano.
El OVF confirmó un gran aumento en torno al 26,7% sobre las tarifas de las telecomunicaciones (servicios de internet y la telefonía móvil), los alimentos subieron un 8%, las tarifas de transporte casi un 10%, la educación aumentó un 9,4% y los alquileres se dispararon un 10%. Estas cifras parecen casi calcadas del caso argentino.
El rebrote inflacionario se produce al mismo tiempo en que el plan de estabilización se agota y se resquebraja cada vez más. El Banco Central de Venezuela no pudo contener la cotización del dólar en agosto, y tras una devaluación del 10,5% mensual los precios sobre-reaccionaron con incertidumbre hacia el futuro.
Debido a la quita de subsidios económicos para las tarifas públicas, estas ya no constituyen un “ancla nominal” capaz de disciplinar los precios. La dictadura chavista persiste con el congelamiento de los salarios y las jubilaciones que paga el sector público.
“Entre tanto, en medio de esta espiral inflacionaria, las remuneraciones del sector público se mantienen congeladas desde marzo de 2023, con lo cual el poder adquisitivo de los trabajadores activos y pensionados ha experimentado un notable deterioro, lo que indudablemente debilita el consumo e inhibe el crecimiento de la economía”, señala el informe del OVF.
Dada la gran significatividad del empleo público en el total de la economía chavista, el golpe a los salarios como herramienta anti-inflacionaria también alienta la profundización de la recesión.
Venezuela entró nuevamente en recesión a partir del segundo trimestre del año, y los niveles de la actividad económica persisten en el “piso” heredado de la gran depresión registrada entre 2014 y 2020.