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El día después del final de la ofensiva israelí en Gaza

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En el comienzo de la ofensiva sobre Hamas en Gaza, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo ante la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset que una vez eliminado el grupo terrorista, Israel trataría de “quitarse de encima la responsabilidad sobre la vida en Gaza y la creación de una nueva realidad de seguridad para los ciudadanos de Israel y para los residentes de Gaza”. Fue cuando el mundo, y particularmente Estados Unidos, comenzó a plantearse algunas opciones para el día después, que van desde la intervención de una fuerza internacional hasta la entrega directa del enclave a la Autoridad Palestina que gobierna en Cisjordania.

Por: Gustavo Sierra – Infobae

Esta semana, el primer ministro Benjamin Netanyahu tiró por la borda toda esta especulación sobre el tema cuando aseguró que tras la guerra Israel tendrá “responsabilidad sobre la seguridad” en Gaza de forma indefinida. Es decir, quiere reocupar la Franja como lo hizo hasta 2005. Algo que el presidente estadounidense Joe Biden le advirtió que sería “un grave error”. Su secretario de Estado, Antony Blinken, especificó que desde el punto de vista de Washington no puede haber una ocupación permanente de Gaza ni ningún desplazamiento forzoso de palestinos fuera de Gaza. También descartó cualquier reducción de su territorio. Algunos funcionarios israelíes han propuesto la creación de una “zona tampón” más amplia alrededor de Gaza, en tierras extraídas del enclave.

Aún falta bastante tiempo para llegar al punto de derrotar militarmente a Hamas y eliminar completamente su posibilidad de seguir gobernando Gaza, pero la discusión sobre el día después se está dando en este momento en los círculos diplomáticos más altos de los que participan funcionarios de los gobiernos de Israel, Estados Unidos, Qatar, Jordania, Egipto y la Autoridad Palestina. Y todo transcurre con un cronómetro cuyas agujas dan vueltas a velocidades más cercanas a los récords atléticos que a la política internacional. Las acciones militares israelíes están marcadas por una “ventana de legitimidad” que se cierra un poco más con cada bomba que cae y mata a civiles.

“La idea de que Israel recupere el control de esta zona puede estar en la agenda de algunos de los elementos más extremistas del actual gobierno, que imaginan que Gaza forma parte de Eretz Yisrael, el Gran Israel en el sentido bíblico. Pero las voces más razonables de Tel Aviv querrán salir lo antes posible. Habrá una lucha política importante”, afirma Ahron Bregman, politólogo y especialista en el conflicto palestino-israelí del King’s College de Londres.

Lo que expresa Netanyahu es la posición que tienen muchos dentro de su gobierno y que no lo expresaron abiertamente para no empeorar las cosas tras el brutal ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre que dejó 1.400 israelíes muertos y unos 240 rehenes. La coalición que lo acompaña está plagada de extremistas. Amichai Eliyahu, ministro de Patrimonio, sugirió recientemente lanzar una bomba nuclear sobre Gaza. Zvi Sukkot, el nuevo jefe del comité parlamentario que supervisa la Cisjordania ocupada, es un ideólogo de extrema derecha que fue investigado por el Shin Bet, el servicio de seguridad israelí, por sus actividades sediciosas. Ellos son los que animan a los colonos judíos que ocupan colinas en Cisjordania y disparan directamente contra los legítimos dueños de las tierras en el territorio palestino.

“Si Israel se fue en 2005, fue porque Ariel Sharon, entonces primer ministro, había llegado a la conclusión de que se había vuelto demasiado difícil permanecer frente a 1,4 millones de palestinos hostiles en la Franja de Gaza. Eso es aún más grave hoy con una población que supera ya los 2, 2 millones”, opinó Amnon Aran, profesor de la City University de Londres en una entrevista con France24. “Una ocupación exigiría movilizar demasiados recursos durante bastante tiempo. Significaría que Israel tendría que gestionarlo todo, desde el buen funcionamiento de escuelas y hospitales hasta el sistema de alcantarillado. Y como los gazatíes nunca aceptarían una administración de ese tipo, se necesitarían soldados para proteger la administración sobre el terreno. Esto costaría una fortuna y los enfrentamientos con la población local serían inevitables”.

El corredor humanitario que se abrió en Gaza tras el llamado a pausas en el combate por parte de Estados Unidos. (IDF/Israel)
El corredor humanitario que se abrió en Gaza tras el llamado a pausas en el combate por parte de Estados Unidos. (IDF/Israel)
De cualquier forma, antes Israel tendrá que alcanzar su objetivo de eliminar por completo a Hamas en una región donde los terroristas podrían obtener refugio a apenas unos pocos kilómetros de la Franja sin que los soldados israelíes puedan hacer demasiado al respecto. En este sentido, los comentaristas se han mostrado un tanto escépticos ante el objetivo de eliminar definitivamente a Hamas como amenaza. En un ensayo del presidente del Proyecto Estados Unidos/Oriente Próximo, Daniel Levy, publicado en The New York Times, este argumenta: “A largo plazo, el compromiso del gobierno israelí de destruir a Hamas corre el riesgo de convertirse en otro santo grial inalcanzable… Una cosa que el 7 de octubre dejó sorprendentemente clara fue que Israel no puede proporcionar seguridad a sus ciudadanos controlando a millones de palestinos, a los que se niegan sus derechos y libertades y que viven bajo un sistema de violencia y desigualdad estructural permanente. La multitud del `no al alto el fuego´ debe desistir de animar a Israel a aferrarse a la ficción históricamente desacreditada de que la resistencia armada arraigada en un pueblo oprimido puede eliminarse mediante el despliegue de métodos militares aún más feroces.”

La opción que se ve desde Washington como más factible es la de recurrir al antiguo Al Fatah de Yasser Arafat, que está en manos del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas desde la muerte del viejo líder. Ambos, Abbas y su partido, están muy desgastados. La mayoría de los palestinos los rechazan y muchos los acusan de algunas de las peores prácticas clientelistas y de corrupción, pero “es lo que hay”. El resto del liderazgo palestino está demasiado fragmentado o se imponen otras organizaciones extremistas similares a Hamas como la Jihad Islámica.

Abbas ya dio el primer paso al condenar la matanza de Hamas diciendo que “esas acciones no representan al pueblo palestino”. Pero hay que ver cuál será su actitud con el transcurrir del tiempo y la evolución de la tragedia humanitaria que se está produciendo en Gaza con el ataque indiscriminado israelí que ya dejó 10.000 muertos. De cualquier manera, en Gaza nadie lo recibirá con los brazos abiertos. “Aunque entre una ocupación permanente israelí y un gobierno de transición de la Autoridad Palestina, la población podría aceptarlo como un mal menor”, opina Shahin Modarres, del Equipo Internacional para el Estudio de la Seguridad (ITSS) con sede en Verona, Italia.

En todo caso, con Abass adentro o no, la seguridad va a quedar en manos de Israel o de una fuerza internacional que podría proporcionar las Naciones Unidas, siempre con el ejército de Tel Aviv manteniendo la prerrogativa de actuar ante cualquier amenaza que pueda surgir desde Gaza. Y hay que tener en cuenta que las consecuencias de todo lo que está sucediendo hoy, podrían modificarse radicalmente en unos pocos días. Lo que suceda con los 240 rehenes en manos de Hamas es fundamental. “No nos podemos olvidar de que lo que pueden hacer las fuerzas israelíes es eliminar físicamente a los líderes de Hamas, pero no el resentimiento y la ira por la violencia aplicada, más allá de que pueda o no ser justificada”, comenta Ahron Bregman del King’s College. “Por eso es que los israelíes -y el resto del mundo- tienen que pensar cuidadosamente en el día después. Por el momento, parecen estar demasiado enojados como para pensar racionalmente”.

Estados Unidos, el principal apoyo internacional de Israel, pidió públicamente pausas humanitarias en los combates, que Israel tuvo que aceptar, aunque con grandes limitaciones. ¿Hasta cuándo el premier Netanyahu va a poder seguir con su postura cercana a la intransigencia? Un titular de la revista The Economist se pregunta esta semana si Washington “desconectará” la operación israelí en Gaza, planteando la noción de la “legitimidad” política internacional de Israel para golpear a Hamas mientras continúan las muertes de civiles. Aunque Israel se está preparando para una larga campaña, este prestigioso medio dice: “En la práctica lo que los oficiales israelíes llaman su ‘ventana de legitimidad’ es probablemente mucho más corta. La rapidez con que se cierre esa ventana dependerá en gran medida de Washington”. No hay que olvidar que Estados Unidos suministra a Israel las armas, apoyo diplomático y un paquete de ayuda por unos 14.000 millones de dólares. En este contexto, Joe Biden tiene mucho que decir sobre cuánto pueden durar las operaciones y cuál será la situación de Gaza al fin de la guerra.

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