No ha pasado una semana desde que el radical juez brasileño ordenase el bloqueo de la red social X —uniéndose así a China, Rusia, Irán y Corea del Norte— y que el fundador de Meta, Mark Zuckerberg, confesase haberse plegado a la Administración Biden para censurar en Facebook las noticias que pudieran perjudicar a los demócratas, y ya está la candidata demócrata designada a dedo, Kamala Harris, amenazando a una de las poquísimas redes sociales comprometidas con la libertad de expresión, X.
En una entrevista áulica concedida, cómo no, a la «cadena amiga» CNN, Kamala Harris dijo que «Elon Musk ha perdido sus privilegios, hay que apartarlo», concluyendo que «no puedes tener una normativa para Facebook y otra diferente para Twitter». La normativa para Facebook, como ha reconocido su propio CEO, consiste en censurar lo que pidan los demócratas que se censure. Ni siquiera el Gobierno: los demócratas.
«Hay que aplicar la misma normativa, es decir, hay que responsabilizar a estos sitios de medios sociales para que comprendan su poder», siguió Harris. «Están hablando directamente a millones y millones de personas sin ningún nivel de supervisión o regulación, y eso tiene que acabar».
Kamala, ya lo hemos dicho en otras ocasiones, no es nadie. En este momento, es la demostración de que la maquinaria demócrata, con la ayuda inestimable de todo el «establishment» burocrático, militar, financiero, mediático, académico y cultural de Estados Unidos, puede convertir una escoba en un candidato viable a fuerza de propaganda. En sí misma, Kamala se ha demostrado un cero a la izquierda sin tirón alguno, una nulidad como vicepresidente que tuvo que retirarse de las primarias demócratas porque no la votaba casi nadie.
Harris no hace sino repetir lo mismo que le escuchamos a Ursula Von der Leyen en el Foro de Davos: hay que censurar las redes sociales para «luchar contra la desinformación». La presidente de la Comisión Europea definió el «desafío» como la causa más urgente del momento, por delante incluso de la lucha contra el «cambio climático».
Sin embargo, no es la primera vez que Harris expresa este deseo liberticida. En septiembre de 2019, cuando era candidata a la presidencia en las primarias demócratas, Harris pidió retirarle a Trump, entonces presidente de Estados Unidos, el acceso a las redes sociales: «Seamos sinceros, la cuenta de Twitter de @realDonaldTrump debería ser suspendida».