Vía Panampost
“Desbalance”, esa es la palabra que define la cobertura informativa de los medios privados en Venezuela tras más de 20 años de chavismo e infinitos episodios de censura. Lo que pasó en agosto, con el despido de un periodista por enfrentar las mentiras de un diputado oficialista en plena transmisión en vivo, fue solo una pequeña muestra de lo que padecen los canales venezolanos, autocensurados y/o arrodillados al régimen. Aquel que se atreva a hablar mal de la gestión de Nicolás Maduro queda despedido.
Un informe de la consultora Sala 58 comprueba esta situación con detalles. Luego de analizar 3910 notas relacionadas con la fuente de política en los primeros nueve meses del año, detectó que 3225 fueron favorables a la dictadura de Nicolás Maduro y solo 685 se refirieron a sectores de la oposición. Es decir, 82,5 % fue contenido que se podría calificar como propaganda oficialista y en apenas 17,5 % se visibilizó al antichavismo en los tres principales canales de televisión privados en Venezuela: Televen, Globovisión y Venevisión.
No entrevistaron a los precandidatos de las primarias del pasado 22 de octubre y el debate entre ellos quedó vetado de la programación. Es que, aunque en forma siguen siendo “privados”, en el fondo dichos medios fungen como brazos de propaganda del chavismo. En el informe titulado “Primaria censurada” se deja en evidencia que “no existe equilibrio ni imparcialidad, dado que 84 % de la cobertura que se le da al oficialismo es propaganda y apenas el 16 % cuestionó la gestión en términos de servicios públicos o demandas ciudadanas”.
Canales privados en Venezuela al servicio del chavismo
Lo que muestran los medios tradicionales es una copia al carbón de la manipulación en las plataformas digitales. El chavismo, al igual que los regímenes amigos de Cuba y Nicaragua, se ha encargado de activar estrategias para difundir millones de mensajes en X para “generar la ilusión de mayor apoyo”. Detrás hay una enorme maquinaria que funciona “gracias a estrategias muy avanzadas y financiadas con recursos del Estado para contaminar la conversación en redes sociales”, aseguró el observatorio independiente Probox en una reciente entrevista con PanAm Post .
En los medios tradicionales hay una diferencia. Maduro cuenta con el apoyo de las directivas de estos canales para masificar las informaciones que le son beneficiosas y ocultar o minimizar aquellas que lo perjudican. Eso explica por qué en el caso de Televen, durante los dos primeros meses del año, el tema de las primarias antichavistas no fue prioridad. A mediados de marzo se empezó a incluir declaraciones de Jesús María Casal, presidente de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), pero “la transmisión de este tipo de noticias fue sumamente irregular”.
Por el lado de Globovisión, a partir de abril hubo cobertura a las primarias incluyendo “pronunciamientos de precandidatos y miembros de la CNP que nadie más transmitía”, pero –como es de conocimiento público– el canal mantiene una línea editorial cercana a los intereses del régimen, por lo que esto implicó también “un aumento en el número de noticias desfavorecedoras a la oposición”. Si hablamos de Venevisión, este se caracterizó por ser el medio que transmitió “el menor número de notas relacionadas con la oposición”.
Veto a María Corina Machado
Luis Peche, coordinador del proyecto de la consultora Sala 58, dijo a Infobae que la palabra dictadura “está vetada de los noticieros”. Tiene razón. Globovisión, un canal que hasta hace una década era referencia en Venezuela y en el resto de América Latina, cambió totalmente su línea editorial desde que el régimen presionó a sus propietarios para que lo vendieran a empresarios muy cuestionados cercanos al chavismo.
Ni siquiera se dio cobertura completa a las primarias del 22 de octubre. Los tres canales privados de Venezuela que fueron evaluados “transmitieron la programación habitual de domingo, a pesar de que en todo el país hubo 3010 centros de votación con 5134 mesas”. Ni hablar de María Corina Machado, quien resultó electa con más de 2,2 millones de votos como abandera de la oposición para las presidenciales de 2024. Sobre ella también hay “un veto prácticamente total” al no contar con cobertura “en ninguno de los espacios”.
A pesar de haber invisibilizado el proceso de primarias, Maduro sigue empeñado en anular el resultado. Por eso recurrió al Tribunal Supremo de Justicia para silenciarlo por completo, valiéndose de una sentencia que no puede explicar en instancias internacionales.
