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Polémico plan de amnistía a separatistas de Pedro Sánchez para continuar en el poder desata la Furia Española

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Las protestas diarias de la derecha contra el presidente en funciones de España, Pedro Sánchez, se han vuelto cada vez más violentas. Destacan las crecientes tensiones mientras intenta negociar una controvertida ley de amnistía.

BBC

Unos 7.000 manifestantes se reunieron el martes frente a la sede del Partido Socialista de Sánchez en Madrid.

Se está preparando para una votación de investidura que se espera le permita formar un nuevo gobierno y evitar una repetición de elecciones. Eso sólo puede suceder si puede conseguir el apoyo parlamentario de los separatistas catalanes.

Mientras la policía y los manifestantes se enfrentaban el martes por la noche, Sánchez publicó un mensaje desafiante en las redes sociales: «No romperán el Partido Socialista».

Protestas similares se han producido últimamente a diario en la capital española y en otras ciudades, aunque ésta ha sido la más violenta hasta el momento, con 29 policías y 10 manifestantes heridos.

Los socialistas quedaron segundos en las elecciones generales de julio, detrás del conservador Partido Popular (PP). Sin embargo, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no logró formar gobierno en la votación de investidura celebrada en septiembre y sólo recibió el apoyo de la extrema derecha Vox entre los principales partidos.

Ahora es el turno del señor Sánchez y está cerca de conseguir suficiente apoyo parlamentario para formar una nueva administración en coalición con la alianza de izquierda Sumar.

Para ganar la investidura, necesita el respaldo de una serie de partidos regionales, incluidos los independentistas Juntos por Cataluña (JxCat) y Esquerra Republicana Catalana (ERC).

A cambio de su apoyo, esos dos partidos han exigido una amnistía para varios cientos de políticos y activistas catalanes que enfrentan acciones legales principalmente por actividades vinculadas a un intento fallido de secesión de España en 2017.

Tras haber acordado con ERC el contenido del proyecto de amnistía, los representantes socialistas siguen enfrascados en conversaciones con JxCat, retrasando la votación de investidura.

Entre los que se beneficiarían de la ley se encuentra Carles Puigdemont de JxCat, el ex presidente catalán que encabezó el intento de independencia hace seis años y que ha estado viviendo en Bélgica desde entonces, fuera del alcance del poder judicial español.

Sánchez ha presentado la amnistía como la última de varias medidas de su gobierno destinadas a calmar las tensiones en Cataluña relacionadas con la cuestión territorial.

En 2021, su administración concedió indultos a nueve líderes que habían sido encarcelados por su participación en el fallido intento de secesión; Posteriormente revisó el Código Penal para eliminar el delito de sedición y modificar el de malversación de fondos públicos, cambios que beneficiaron a los líderes separatistas catalanes.

Anteriormente, Sánchez había considerado inconstitucional una amnistía -que ha sido una demanda de larga data de muchos catalanes independentistas-, lo que la convirtió en el eje político más grande y polémico de su carrera.

La oposición de derecha ha acusado al líder socialista de utilizar la amnistía únicamente para garantizar su propia supervivencia política. También ha argumentado que la iniciativa viola la Constitución y alienta a los separatistas catalanes a hacer otro intento de secesión, amenazando así la unidad territorial de España.

El ex presidente del PP, José María Aznar, describió a Sánchez como «un peligro para la democracia constitucional española», mientras que Núñez Feijóo dijo que la amnistía era «una locura democrática». Ambos han llamado a sus seguidores a salir a las calles para protestar contra la iniciativa.

Aunque el PP no organizó las manifestaciones que han tenido lugar recientemente frente a los edificios del Partido Socialista, tardó en condenarlas.

«El malestar social es culpa de [Pedro Sánchez]», escribió Núñez Feijóo en las redes sociales, antes de declarar el miércoles que «la violencia no tiene cabida en la democracia».

Santiago Abascal, líder del partido de extrema derecha Vox, ha pedido una «movilización permanente, constante y creciente» contra la amnistía y ha pedido a los agentes de policía que desobedezcan órdenes «ilegales» de sus superiores durante las protestas.

Abascal y otros líderes de Vox han estado presentes en las protestas de Madrid, donde se han identificado otros grupos de extrema derecha.

Aunque miembros del Partido Socialista votaron a favor de respaldar el acuerdo con ERC y JxCat, en una votación que no mencionó específicamente la amnistía, varios veteranos del partido rompieron filas y también se pronunciaron en contra de la iniciativa.

Felipe González, ex primer ministro socialista, dijo que la amnistía amenazaba con «destruir la paz social» en España al dar un trato especial a los políticos catalanes condenados.

El cisma político en torno a la amnistía ha tenido eco en el poder judicial.

Los miembros conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano de control, aprobaron una moción advirtiendo que «la democracia, las libertades fundamentales y el Estado de derecho podrían estar en peligro». Los miembros de izquierda del organismo votaron en contra de la moción, mientras que uno boicoteó la sesión por completo.

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