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Yihadistas detenidos en Barcelona quedan en libertad pese a planear decapitaciones de críticos con el islam y tener una lista de objetivos

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Una operación conjunta de la Policía Nacional, los Mossos d’Esquadra y la Polizia di Stato italiana desmanteló la pasada semana una célula yihadista en Barcelona que había trazado un plan macabro: decapitar a personas influyentes, activistas y ciudadanos anónimos que criticaran el islam en redes sociales. Sin embargo, pese a la gravedad de las evidencias recopiladas tras dos años de investigación, 6 de los 11 detenidos —diez arrestados en Barcelona y su área metropolitana (Badalona, Montcada i Reixac, Sabadell, Sant Adrià de Besòs y Santa Coloma de Gramenet) y uno en Piacenza, Italia— han quedado en libertad con cargos, según confirman fuentes de la Policía Nacional y los Mossos consultadas en exclusiva por LA GACETA.

Por: Rubén Pulido – La Gaceta de la Iberosfera

Según fuentes de los Mossos, los detenidos —diez hombres y una mujer vinculados a una estructura en España del partido radical pakistaní Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP)— habían elaborado una lista detallada de objetivos físicos que abarcaba tanto a españoles como a ciudadanos de otros países europeos. Entre ellos se encontraban activistas, personajes públicos y usuarios anónimos que, a través de plataformas digitales, difundían mensajes críticos con el islam, como viñetas de Mahoma o comentarios considerados blasfemos por el grupo. Los miembros de esta red, descrita como «perfectamente jerarquizada y estructurada», dedicaban gran parte de su tiempo a rastrear redes sociales en busca de estos «infieles», con la intención de localizarlos físicamente y ejecutar decapitaciones que, además, planeaban amplificar mediante las mismas plataformas digitales para maximizar su impacto terrorista.

La investigación, que llevaba dos años en curso, se precipitó cuando las autoridades detectaron que los presuntos yihadistas habían dado un paso más allá de la planificación teórica. «Ya estaban realizando gestiones para acceder a sus objetivos», aseguran las fuentes de los Mossos, quienes destacan que los detenidos utilizaban canales de comunicación encriptados para impartir consignas explícitas: «Llamaban a cortar la cabeza a aquellos que blasfemaran», una orden que reflejaba su radicalidad y disposición a actuar.

Los 11 arrestados residían en España con su documentación en regla y llevaban vidas aparentemente rutinarias, lo que les permitía pasar desapercibidos mientras tejían sus planes. Según la Policía Nacional, algunos trabajaban como repartidores, empleados en locutorios de envío de dinero, dependientes en tiendas de electrónica o recogedores de chatarra, mientras mantenían una imagen de estabilidad familiar y laboral. Esta discreción, que las fuentes de los Mossos identifican como una de sus máximas operativas, les permitió camuflar sus actividades bajo una supuesta integración en la sociedad española.

Este comportamiento ha vuelto a situar en el debate el concepto de la taqiyya, una práctica islámica que permite a los creyentes ocultar su fe o actuar en contra de sus principios bajo amenaza o como medida de protección. Aunque tradicionalmente ligada a minorías perseguidas, como los chiíes en contextos históricos, grupos radicales la están reinterpretando como una táctica de infiltración en sociedades no musulmanas. Según fuentes de la investigación consultadas por este medio, «en algunos entornos disimulaban sus creencias religiosas».

La operación, ejecutada el pasado lunes, forma parte de la tercera fase de una investigación iniciada en 2022, cuando la Policía Nacional detuvo a cinco personas por actividades relacionadas con el yihadismo. En 2023, se arrestó a 14 más, y en esta ocasión, los 11 detenidos fueron capturados por su presunta implicación en delitos de enaltecimiento, apología, financiación y adoctrinamiento del terrorismo, además de «acciones previas orientadas a la selección de posibles objetivos». El jueves, todos fueron puestos a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, que decretó prisión provisional para cuatro de ellos. Sin embargo, seis quedaron en libertad: tres con medidas cautelares —presentarse semanalmente ante el juez, retirada de pasaporte y prohibición de salir de España— y los demás sin restricciones adicionales.

Fuentes de los Mossos revelan que los detenidos enaltecían en sus publicaciones a terroristas que habían cometido atentados en Europa y Pakistán por supuestas blasfemias, mientras financiaban sus actividades con aportaciones económicas periódicas de los propios integrantes, lo que demuestra un alto grado de compromiso interno. Algunos miembros ya habían identificado objetivos específicos en el continente, incluyendo un grupo de mensajería instantánea exclusivamente femenino coordinado por la mujer arrestada, lo que evidencia la diversidad de roles dentro de la célula.

La colaboración entre las fuerzas de seguridad españolas e italianas ha sido esencial para desmantelar esta célula, que operaba con una mentalidad transnacional. La conexión con Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP), un partido radical pakistaní conocido por su historial de violencia y su defensa de la sharia, sugiere que la organización podría estar alineada con una ideología extremista importada. Las fuentes de la Policía Nacional subrayan que esta operación refleja el esfuerzo conjunto de las autoridades europeas por combatir el terrorismo yihadista, adaptado al uso de tecnologías encriptadas y estrategias de baja visibilidad.

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