Morfema Press

Es lo que es

DBuford

Un nuevo informe del equipo de expertos de Security and Freedom Studies (SFS) alerta sobre la creciente amenaza que representa la estrategia de guerra asimétrica de Irán en América Latina, diseñada para proyectar su conflicto con Estados Unidos y sus aliados al Hemisferio Occidental.

Titulado “La estrategia latinoamericana de Irán: aprovechando la guerra asimétrica para proyectar el conflicto al Hemisferio Occidental”, el estudio detalla cómo Teherán ha construido, a lo largo de décadas, una red de alianzas con regímenes autoritarios, estructuras criminales y grupos terroristas como Hezbollah, con el objetivo de desafiar la influencia de Washington en su propia región.

“La presencia de Irán en América Latina no es periférica ni episódica; es el resultado de una planificación estratégica de largo plazo”, advierte el SFS.

Venezuela como base avanzada

El documento identifica a Venezuela como el centro neurálgico de la operación iraní en la región. El eje Teherán-Caracas ha permitido a Irán establecer un santuario estatal a solo tres horas de vuelo de Estados Unidos, facilitando el desarrollo de drones armados, lanchas rápidas de ataque y el despliegue encubierto de agentes de Hezbollah bajo cobertura diplomática.

Además, vuelos semanales entre Teherán y Caracas transportan técnicos, dinero en efectivo y material sancionado, sin supervisión aduanera, a través del Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Margarita Island y las zonas fronterizas de Venezuela se han convertido en refugios seguros para operativos terroristas.

Guerra por encargo y amenazas regionales

El informe enumera cuatro posibles líneas de acción que Irán podría utilizar en América Latina como parte de su guerra indirecta contra Estados Unidos:

  1. Atentados terroristas contra intereses judíos, israelíes o estadounidenses.
  2. Campañas de desinformación para desestabilizar gobiernos.
  3. Provocación de crisis migratorias como “caravanas” hacia la frontera sur de EE.UU.
  4. Encender conflictos armados regionales, como un enfrentamiento entre Venezuela y Guyana.

La amenaza se intensifica por la convergencia entre Hezbollah y estructuras criminales como el Tren de Aragua, que según el SFS, colabora con Irán en contrabando de oro, tráfico humano y control territorial.

Penetración ideológica, financiera y militar

El SFS destaca que Irán ha utilizado instituciones religiosas, como la Universidad Al-Mustafa y líderes como Suhail Assad o Abdul Karim Paz, para construir una red de influencia ideológica en América Latina, mezclando islamismo revolucionario con discursos antiimperialistas.

En el plano militar, la colaboración con Bolivia desde 2023 incluye drones iraníes y entrenadores operando en suelo boliviano. Informes de inteligencia revelan la emisión de pasaportes a operativos iraníes que transitan por la región.

Escenario de alto riesgo para EE.UU.

El estudio advierte que un conflicto regional impulsado por la alianza Maduro-Irán podría tener efectos directos sobre Estados Unidos, especialmente si se ve comprometido el Canal de Panamá, por donde transita cerca del 40% de los contenedores con origen o destino en territorio estadounidense.

“La reciente destrucción de instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos no debe interpretarse como una provocación, sino como una acción de disuasión calibrada”, señala el informe, al tiempo que advierte que Irán probablemente responderá recurriendo a su red de proxies antes que asumir un enfrentamiento directo.

Conclusión

“El régimen iraní ya no tiene la capacidad para una guerra convencional prolongada contra un enemigo más fuerte, pero sí mantiene el poder de infligir daño a través de sus instrumentos de guerra asimétrica”, concluye el informe del SFS. “Y América Latina es el frente más expuesto para esa agresión indirecta”.

Por Thomas L. Friedman en NYT

Hay tantas cosas que decir tras el bombardeo estadounidense de tres instalaciones nucleares iraníes clave que es fácil perderse en los detalles conmovedores. Así que, por ahora, permítanme intentar dar un paso atrás y explorar las fuerzas globales, regionales y locales que configuran esta historia. ¿Qué está pasando realmente aquí?
Es un drama muy, muy grande, y no se limita al Medio Oriente.

En mi opinión, la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin en 2022, con el único objetivo de borrar su democracia del mapa y absorberla en Rusia, y los ataques a Israel en 2023 por parte de Hamás y los representantes de Irán en Líbano, Yemen e Irak, fueron manifestaciones de una lucha global entre las fuerzas de inclusión y las fuerzas de resistencia.

Se trata de una lucha entre países y dirigentes que ven que el mundo y sus naciones se benefician de un mayor comercio, de una mayor cooperación contra las amenazas globales y de una gobernanza más decente, si no democrática, frente a regímenes cuyos dirigentes prosperan resistiendo esas tendencias porque el conflicto les permite mantener a su pueblo sometido, a sus ejércitos fuertes y facilitar el robo de sus tesoros.

Las fuerzas de inclusión se habían fortalecido constantemente. En 2022, Ucrania estaba cada vez más cerca de unirse a la Unión Europea. Esta habría sido la mayor expansión de una Europa libre y completa desde la caída del Muro de Berlín en 1989, ya que habría aportado a Occidente una enorme potencia agrícola, tecnológica y militar, dejando a Rusia más aislada que nunca y con una imagen de desfase con respecto a su propia gente.

Al mismo tiempo, la administración Biden avanzaba rápidamente en un acuerdo para que Estados Unidos forjara una alianza de seguridad con Arabia Saudita. A cambio, Arabia Saudita normalizaría sus relaciones con Israel, e Israel iniciaría conversaciones con los palestinos sobre una posible creación de un Estado. Esta habría sido la mayor expansión de un Oriente Medio integrado desde el tratado de paz de Camp David entre Egipto e Israel en 1979.

En resumen, Ucrania parecía preparada para unirse a Occidente, e Israel parecía preparado para unirse a Oriente.

¿Y qué pasó? Putin invadió Ucrania para frenar el primer movimiento, y Hamás y otros aliados de Irán atacaron a Israel para frenar el segundo.

Por lo tanto, mi primera pregunta tras el ataque del domingo por la mañana es: ¿Entiende el presidente Trump de qué lado está Putin en esta lucha global? Irán y Rusia son aliados cercanos por algo. Irán le ha proporcionado a Rusia los drones que ha utilizado para matar con mayor eficacia a soldados y civiles ucranianos. No le pido a Trump que lance una bomba sobre Rusia, pero sí le pido que brinde a Ucrania el apoyo militar, económico y diplomático que necesita para resistir a Rusia, tanto como Estados Unidos está haciendo para que Israel derrote a Hamás e Irán.

Es la misma guerra. Putin y los ayatolás quieren exactamente el mismo tipo de mundo: un mundo seguro para la autocracia, seguro para la teocracia, seguro para su corrupción; un mundo libre de las influencias de las libertades personales, el Estado de derecho y la libertad de prensa; y un mundo seguro para el imperialismo ruso e iraní frente a sus vecinos independientes.

China siempre ha tenido un pie en cada bando. Su economía depende de un mundo de inclusión sano y en crecimiento, pero sus líderes políticos también han mantenido fuertes vínculos con el mundo de la resistencia. Así, Pekín juega en ambas ligas: compra petróleo de Irán, pero siempre teme que, si Irán consigue una bomba nuclear, algún día podría dársela a los separatistas musulmanes de Xinjiang.

Dicho esto, las compras de petróleo de China a Irán son cruciales en esta situación. Dichas compras constituyen la mayor fuente de ingresos externos de Teherán, lo que le ha permitido financiar a Hamás, Hezbolá y (hasta hace poco) a Siria. Como informó mi colega Keith Bradsher desde Shanghái, las ventas de petróleo a China representan actualmente el 6 % de la economía iraní y equivalen a aproximadamente la mitad del gasto público.

Ahora veamos esta lucha desde una perspectiva puramente de Oriente Medio. Aquí tengo una perspectiva muy personal. Por pura coincidencia, comencé mi carrera como corresponsal extranjero novato para UPI en Beirut en 1979.

Aquí están las cuatro grandes historias que cubrí ese primer año, en mi máquina de escribir manual: la Revolución Islámica en Irán que derrocó al sha, la toma de la Gran Mezquita de La Meca por yihadistas puritanos que intentaban derrocar a la familia gobernante saudí, la firma del tratado de paz de Camp David entre Israel y Egipto y, menos conocida pero no menos importante, la apertura del puerto de Jebel Ali en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, que se convertiría en uno de los más grandes del mundo. Emergería como el centro global que conectaría el Oriente árabe —a través del comercio, el turismo, los servicios, el transporte marítimo, las inversiones y las aerolíneas de clase mundial— con casi todos los rincones del planeta. Abrió una puerta de enorme importancia por la que despegó la globalización del mundo árabe.
Así comenzó una titánica lucha regional entre las fuerzas de inclusión y resistencia en Oriente Medio. Por un lado, estaban los Estados dispuestos a aceptar a Israel, siempre que este avanzara con los palestinos, y que también buscaban una integración más estrecha de la región con Occidente y Oriente. Por otro lado, se encontraban las fuerzas de resistencia lideradas por Irán, la Hermandad Musulmana y diversos movimientos sunitas puritanos y yihadistas que se gestaron originalmente en Arabia Saudí después de 1979 y que posteriormente extendieron su influencia a las mezquitas de toda la región.
Todos ellos buscaban expulsar las influencias occidentales de la zona, expulsar a Israel de la existencia y sacar del poder a los gobiernos pro estadounidenses, como los de Jordania, Egipto y la familia gobernante saudí.

Estados Unidos e Israel libraron esta guerra con sus ejércitos, mientras que grupos como Al Qaeda e ISIS lo hicieron con células terroristas, e Irán lo hizo creando paulatinamente una red de ejércitos intermediarios en Líbano, Siria, Yemen e Irak que le permitió controlar indirectamente los cuatro países, e incluso afianzarse en Cisjordania y Gaza. Teherán nunca tuvo que arriesgar ni un solo soldado; dejó morir a sirios, libaneses, iraquíes, yemeníes y palestinos por sus intereses. Sí, los problemas en Oriente Medio fueron producto no solo de la ocupación israelí, sino también del imperialismo iraní, entre otras cosas.

Hace un par de años, cité a Nadim Koteich , analista político emiratí libanés y director general de Sky News Arabia, quien dijo que la red de resistencia de Irán buscaba «conectar milicias, opositores, sectas religiosas y líderes sectarios». El objetivo era crear un eje antiisraelí, antiestadounidense y antioccidental que pudiera presionar simultáneamente a Israel en Gaza, Cisjordania y la frontera con Líbano, así como a Estados Unidos en el Mar Rojo, Siria, Irak y Arabia Saudita desde todas las direcciones.

En contraste, añadió Koteich, Estados Unidos, sus aliados árabes e Israel buscaron entrelazar e integrar mercados globales y regionales —en lugar de frentes de batalla— que incluían conferencias de negocios, organizaciones de noticias, élites, fondos de inversión, incubadoras tecnológicas y grandes rutas comerciales. Esta red de inclusión trascendió las fronteras tradicionales, «creando una red de interdependencia económica y tecnológica que tiene el potencial de redefinir las estructuras de poder y crear nuevos paradigmas de estabilidad regional», afirmó.

Quienes advierten contra un cambio de régimen en Teherán suelen señalar a Irak como una advertencia. Pero esa analogía es errónea. El esfuerzo estadounidense por construir una nación en Irak fracasó durante años, en gran medida (pero no exclusivamente) debido a Irán, no a pesar de él. Teherán, con la ayuda de su aliado en Siria, hizo todo lo posible por sabotear el cambio de régimen en Irak, a sabiendas de que si Estados Unidos lograba crear un gobierno multisectario, razonablemente democrático y laico en Bagdad, representaría una grave amenaza para la teocracia iraní, al igual que una democracia ucraniana prooccidental exitosa sería una grave amenaza para la cleptocracia de Putin.

Por cierto, nadie lo sabe mejor que el nuevo y frágil gobierno democrático de Siria, que se ha mostrado reacio a condenar los bombardeos israelíes contra Irán. Esto indica que los sirios saben quién mantuvo a su tirano, Bashar al-Assad, en el poder durante todos estos años: Irán.

Es casi seguro que muchos sunitas y chiitas en Líbano e Irak apoyan discretamente a Trump y al primer ministro Benjamin Netanyahu. Creo que la mayoría de estos países no quiere formar parte de la resistencia. Por primera vez en décadas, líderes decentes están reconstruyendo un Estado sirio y un Estado libanés —de forma imperfecta, sí, pero con mucha menos manipulación ideológica extranjera—. La ausencia de la influencia maligna de Irán no es casualidad. Es un requisito previo para ello.

El otro requisito previo fue la aparición del príncipe heredero Mohammed bin Salman de Arabia Saudita en los últimos ocho años. Su misión, aunque nunca se expresó con palabras, ha sido revertir las tendencias puritanas que se apoderaron de Arabia Saudita y que se exportaron tras la fallida toma del poder por parte de los yihadistas, mientras la familia gobernante saudí buscaba protegerse de una revancha reforzando la religiosidad en Arabia Saudita y la región.

La redefinición de Arabia Saudita por parte de Mohammed como el principal motor del comercio regional, la inversión y la reforma del islam ha sido un aporte vital para los integracionistas del mundo árabe. Es un líder con defectos que ha cometido graves errores, entre ellos el asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de su gobierno, pero también está revirtiendo el giro fundamentalista saudí de 1979, lo cual es enorme.

No hago predicciones sobre lo que sucedería en Irán si cayera el régimen. Podría ser un caos tras otro. También podría ayudar a liberar al pueblo iraní y a sus vecinos de la inestabilidad generada por Irán.

Pero ese no es el único requisito para un final digno de este drama actual. Ahora profundicemos un poco más y centrémonos solo en Israel.
Creo firmemente que dos (y a veces tres) cosas contradictorias pueden ser ciertas a la vez. Y una de esas dualidades hoy en día es que Israel es una democracia con muchas personas que desean formar parte de un mundo de inclusión. Pero tiene un gobierno mesiánico, el más extremista de su historia, que aspira abiertamente a anexionarse Cisjordania y posiblemente también Gaza. Esa aspiración constituye una amenaza fundamental para los intereses estadounidenses, los intereses de Israel y los intereses de los judíos en todo el mundo.

Parafraseando a mi amigo Nahum Barnea, columnista israelí del Yedioth Ahronoth, me dijo el otro día: Resistiré sin complejos la agenda anexionista de Netanyahu, su negativa a siquiera considerar un Estado palestino en condiciones seguras y su intento de derrocar la Corte Suprema de Israel, como si Israel no estuviera en guerra con Irán. Y elogiaré sin complejos a Netanyahu por enfrentarse a este terrible régimen iraní, como si Israel no estuviera en las garras de sus propios supremacistas judíos liderados por Bibi, que amenazan un Oriente Medio más inclusivo a su manera. Elogiaré sin complejos a Trump por sus esfuerzos para reducir la capacidad de Irán para fabricar bombas nucleares, como si no estuviera involucrado en un peligroso proyecto autocrático en su país. Y resistiré con todas mis fuerzas las maniobras autocráticas de Trump en casa como si no estuviera combatiendo la autocracia iraní en el extranjero. Todo esto es cierto y debe ser dicho.

Si queremos ver triunfar a las fuerzas de la integración en esta región, lo que Trump ha hecho hoy en el ámbito militar es necesario, pero no suficiente.

El verdadero golpe de gracia para Irán y todos los que se resisten —y la piedra angular que facilitaría enormemente la normalización de relaciones con Israel por parte de Arabia Saudita, Líbano, Siria e Irak y consolidaría la victoria de las fuerzas de inclusión— es que Trump le diga a Netanyahu: «Salgan de Gaza a cambio de un alto el fuego de Hamás y el regreso de todos los rehenes israelíes. Que una fuerza árabe de paz se instale allí, con la aprobación de una Autoridad Palestina reformada, y luego comience lo que tendrá que ser un largo proceso para que los palestinos construyan una estructura de gobierno creíble a cambio de detener la construcción de asentamientos israelíes en Cisjordania. Eso crearía las mejores condiciones para el nacimiento de un Estado palestino allí».

Si Trump puede combinar la reducción del poder de Irán con la construcción de una solución de dos estados —y ayudar a Ucrania a resistir a Rusia tan descaradamente como está ayudando a Israel a resistir a Irán— hará una contribución real a la paz, la seguridad y la inclusión tanto en Europa como en Medio Oriente que sería histórica.

Thomas L. Friedman es un periodista, autor y columnista estadounidense reconocido mundialmente. Es especialmente conocido por sus análisis sobre asuntos internacionales, globalización y medio ambiente.

Por Oscar Andrade en Versión Final

Venezuela dio, hace 203 años, el grito definitivo de «libertad». Ese 24 de junio de 1821, la Batalla de Carabobo significó el triunfo del Ejército patriota sobre los militares realistas, en la Sabana de Carabobo.

Simón Bolívar fue el artífice de la victoria del Ejército venezolano en esta batalla, con el acompañamiento de Santiago Mariño, José Antonio Páez, Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza y un nutrido grupo de hombres quienes hicieron frente a las fuerzas españolas que aún tenían colonizado al país.

Fue una refriega sumamente ardua, que tuvo del lado español al mariscal de campo Miguel de la Torre, quien contó con el respaldo del brigadier Francisco Tomás Morales y de otros líderes que trataron de doblegar al Ejército patriota.

En esta batalla participó también Pedro Camejo, el «Negro Primero», quien murió ante las armas españolas y delante de José Antonio Páez.

Tras largas horas, el Ejército realista, al verse superado por los militares venezolanos, optó por la retirada.

Este 24 de junio, como todos los años, es costumbre que las autoridades municipales y regionales encabecen actos solemnes en la Plaza Bolívar, en Maracaibo y demás ciudades de Venezuela.

El Gobierno nacional también realiza el acto solemne para recordar esta batalla en Campo de Carabobo, la antigua Sabana de Carabobo, 18 minutos al sur de Tocuyito, actividad que suele desarrollarse en horas de la tarde.

En una declaración cargada de simbolismo y con claras implicaciones geopolíticas, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, planteó públicamente la posibilidad de un cambio de régimen en Irán, a solo horas de confirmarse que aviones B-2 estadounidenses habían realizado ataques exitosos contra instalaciones nucleares iraníes.

“No es políticamente correcto usar el término ‘cambio de régimen’, pero si el actual régimen iraní no puede hacer que Irán vuelva a ser grande, ¿por qué no habría un cambio de régimen? ¡MIGA!”, escribió el mandatario en su cuenta oficial de Truth Social, haciendo referencia al lema de su segunda administración: Make Iran Great Again.

La declaración de Trump se produce en un momento de alta tensión, en medio de un conflicto abierto con Irán que ya suma más de diez días de enfrentamientos directos, ataques con drones, misiles y actos de sabotaje en múltiples frentes del Medio Oriente.

Pese a que horas antes el vicepresidente J.D. Vance y otras figuras del gabinete habían asegurado que los objetivos de Washington estaban centrados exclusivamente en frenar el programa nuclear de Teherán, las palabras del presidente vuelven a poner sobre la mesa la dimensión política del conflicto.

En publicaciones separadas, Trump confirmó que los bombarderos B-2 “aterrizaron de forma segura en Missouri” tras ejecutar la operación y celebró lo que calificó como un “trabajo bien hecho” con “daños monumentales” infligidos a las instalaciones atacadas.

“La precisión fue total. Nuestros militares demostraron gran habilidad. ¡Gracias!”, escribió el mandatario, en un tono marcadamente triunfalista.

Cierta lógica estratégica rodea el mensaje presidencial, ya que el propio régimen iraní ha reiterado que no cesará su ofensiva contra Estados Unidos y sus aliados, asegurando que la confrontación continuará “hasta el final”. En ese contexto, analistas señalan que la Casa Blanca podría estar endureciendo su narrativa como forma de aumentar la presión internacional y acelerar un debilitamiento interno del régimen de los ayatolás.

El líder supremo iraní, Alí Jamenei, ha sido visto recientemente en reuniones con altos mandos militares en Teherán, mientras el país enfrenta cortes de energía, disturbios locales y reportes de fallas severas en instalaciones estratégicas tras los ataques.

Aunque no se ha hecho oficial ninguna estrategia de “cambio de régimen”, las declaraciones de Trump representan un giro importante respecto al discurso de contención limitado y podrían marcar el inicio de una nueva fase en la política exterior estadounidense hacia Irán.

Desde Caracas y por vía telemática, la funcionaria chavista responsabiliza a medidas internacionales por la crisis energética, omitiendo el colapso interno del sector en Venezuela

En una nueva intervención internacional cuidadosamente alineada con Moscú, la vicepresidenta Ejecutiva y ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, denunció este viernes que las sanciones impuestas a países productores de energías fósiles representan una amenaza directa a la seguridad energética global.

Rodríguez participó vía telemática desde Caracas en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) —conocido como el “Davos ruso”—, donde intervino en el panel de energía con un discurso transmitido por su canal oficial de Telegram.

“Hay desafíos y amenazas a la seguridad energética, el primero de ellos son las condiciones geopolíticas y sanciones ilícitas contra países productores”, afirmó la funcionaria, sin hacer referencia a los factores internos que han contribuido al deterioro de la industria petrolera venezolana.

Rodríguez sostuvo que el 25 % de la producción energética diaria mundial está bajo “medidas coercitivas unilaterales”, las cuales —según ella— “perturban los mecanismos futuros de inversión y comprometen la seguridad energética” del planeta.

El discurso evitó cualquier autocrítica sobre el colapso estructural del sector energético venezolano, afectado por años de corrupción, falta de inversión, purgas ideológicas, criminalización de la experticia técnica y pérdida masiva de capacidad operativa. En cambio, la vicepresidenta defendió el respeto al “trilema energético” —seguridad, equidad e impacto ambiental— asegurando que la humanidad debe “marchar en condiciones de igualdad”, una afirmación que contrasta con las condiciones reales dentro de Venezuela, donde vastas regiones del país sufren apagones prolongados y racionamientos.

Aunque no nombró a ninguna nación en particular, Rodríguez hizo alusión indirecta a Venezuela, Rusia e Irán, todos sancionados por violaciones a los derechos humanos, financiamiento ilícito o agresiones militares. En paralelo, medios internacionales han reportado que el fundador del grupo mercenario Blackwater visitó Venezuela en noviembre de 2024 tras una invitación personal de Rodríguez, en un gesto que refuerza la creciente cooperación con actores de seguridad no convencionales.

La edición XXVIII del SPIEF, que se celebra bajo el lema “Los valores compartidos son la razón para el crecimiento en un mundo multipolar”, se ha convertido en una plataforma propagandística para gobiernos alineados con el Kremlin. Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el foro ha sido abandonado por las democracias occidentales y sustituido por alianzas entre regímenes autoritarios.

La participación de Rodríguez, aún a distancia, forma parte del intento del régimen de Maduro por reposicionarse como actor energético global sin asumir responsabilidades por la devastación del aparato petrolero nacional, que alguna vez fue uno de los más potentes del hemisferio occidental.

A través de una publicación en la red social X, la esposa del asesor jurídico de la PUD sostuvo que, desde su «injusta prisión», el activista ha permanecido incomunicado

El abogado Perkins Rocha, asesor legal de la Plataforma Unitria Democrática (PUD), cumple este domingo 300 días detenido «sin visitas ni llamadas», denunció su esposa, María Costanza Cipriani.

A través de una publicación en la red social X, la esposa del asesor jurídico de la PUD sostuvo que, desde su «injusta prisión», el activista ha permanecido incomunicado.

«300 días de incertidumbre, de vida en pausa, de tristeza y silencio», añadió Capriani.

En ese sentido, transmitió un mensaje de resistencia a su pareja, y consideró que su «inmenso sacrificio valdrá la pena».

«No nos derrumbamos. Nos tenemos», sentenció.

Rocha fue detenido el 27 de agosto de 2024, casi un mes después de que se celebraran las presidenciales en Venezuela, en las que la PUD denuncia fraude al considerar que su candidato, Edmundo González Urrutia -exiliado desde septiembre en España-, fue el ganador y no Nicolás Maduro, como proclamó el Consejo Nacional Electoral (CNE).

El pasado septiembre, el fiscal general, Tarek William Saab, vinculó a Rocha, junto a los exdiputados Freddy Superlano y Biagio Pilieri, también detenidos, con la divulgación que hizo la PUD del «85,18 %» de las actas electorales de los comicios, documentos que el oficialismo tilda de falsos.

Saab dijo entonces que estos opositores están siendo investigados porque «avalaron», «verificaron», «difundieron» y «divulgaron como real» la página web donde están las «actas» que la PUD asegura recolectó a través de testigos y miembros de mesa en los comicios, y que el bloque señala como prueba del reclamado triunfo de González Urrutia.

Hasta la fecha, el CNE no ha publicado los resultados desglosados de las elecciones del 28 julio, como lo estableció en su propio cronograma, pese a los numerosos llamados de Gobiernos internacionales para esclarecer el cuestionado triunfo de Maduro.

El pontífice también alertó sobre el riesgo de que el sufrimiento cotidiano de la población quede olvidado. Insistió en que ningún conflicto es lejano cuando está en juego la dignidad humana. «Cada miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral», dijo

Durante el rezo del Ángelus este domingo, el papa León XIV expresó su profunda preocupación por la creciente escalada de violencia en Oriente Medio, tras los recientes ataques de Estados Unidos contra instalaciones en Irán.

El Pontífice hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que detenga lo que calificó como una “tragedia” que podría convertirse en un desastre irreparable.

Siguen llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, especialmente desde Irán. Cada miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral: detener la tragedia de la guerra antes de que se convierta en un desastre irreparable”, expresó el Papa desde la Plaza de San Pedro.

En su mensaje, León XIV también alertó sobre el riesgo de que el sufrimiento cotidiano de la población quede olvidado, particularmente en el contexto más amplio del conflicto entre Israel y Palestina, y subrayó la creciente necesidad de asistencia humanitaria urgente.

La humanidad, más que nunca, clama y pide paz. Ese grito exige responsabilidad y razón. No debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por palabras retóricas que solo incitan al conflicto”, advirtió el Sumo Pontífice.

León XIV insistió en que ningún conflicto es lejano cuando está en juego la dignidad humana, y sostuvo que la guerra no resuelve los problemas, sino que los agrava, dejando heridas profundas que pueden tardar generaciones en sanar.

Para concluir, el Papa recordó a las víctimas más vulnerables del conflicto: “Ninguna victoria armada puede compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños o el futuro robado a tantas personas. Que la diplomacia silencie las armas. Que los pueblos construyan su futuro con obras de paz, no con violencia ni conflictos sangrientos”, sentenció.

El salto tecnológico hacia una conectividad omnipresente e inteligente transformará por completo nuestras vidas antes del 2030.

La sexta generación de redes móviles, conocida como 6G, promete revolucionar no solo la forma en que nos conectamos, sino también cómo vivimos, trabajamos y nos relacionamos con nuestro entorno. Aunque todavía en fase de desarrollo, los expertos coinciden en que su impacto será más profundo que cualquier avance anterior en telecomunicaciones.

A diferencia del 5G —que trajo consigo altas velocidades de conexión y baja latencia—, el 6G integrará la inteligencia artificial directamente en la red. Esto permitirá gestionar y priorizar datos en tiempo real según el contexto, transformando la experiencia digital de los usuarios. Dispositivos como gafas de realidad aumentada podrán acceder de forma instantánea a información relevante sobre el entorno, mientras que los contenidos secundarios se relegarán al segundo plano.

Este nuevo paradigma también consolidará una Internet de las Cosas (IoT) verdaderamente inteligente. Gracias a su capacidad para conectar miles de millones de dispositivos sin saturar el sistema, el 6G será clave para habilitar ciudades inteligentes, vehículos autónomos, dispositivos médicos conectados y sensores integrados en prendas de vestir o incluso en el cuerpo humano.

Asimismo, el 6G será la plataforma que permitirá la expansión definitiva de entornos virtuales, desde el metaverso hasta las aulas y oficinas basadas en hologramas interactivos, haciendo realidad una nueva dimensión de experiencias inmersivas y colaborativas.

Según informes técnicos, se prevé que el 6G comience su despliegue comercial hacia 2030, aunque ya se están desarrollando estándares y pruebas piloto en laboratorios de todo el mundo.

“Quizás en unos años ya no tenga sentido decir ‘me olvidé el móvil en casa’, porque ni siquiera necesitaremos llevarlo con nosotros”, señala Antonio Flores Galea, autor de Un mundo virtual, en el que profundiza sobre estas transformaciones. “El 6G no será solo una red: será el sistema nervioso digital de una sociedad hiperconectada”.

El futuro está cada vez más cerca, y vendrá sin cables… ni teléfonos.

Por Federico Jiménez Losantos

ste viernes, en la gala por el vigésimo quinto aniversario del Grupo Libertad Digital, tuvimos el honor de recordar a los héroes que mantienen viva la causa de la Libertad, con mayúsculas, en todo el mundo, incluida España. Ucrania es la trinchera de la libertad que defiende a Europa; María Corina Machado, en Venezuela, es el ejército de una persona, pero con toda una nación detrás, que mantiene viva la lucha por la libertad de los que la merecen. Un solo minuto del mensaje desde la clandestinidad de esa mujer vale por el cuarto de siglo que llevamos en la guerra eterna por la dignidad humana, que se resume en ser libres y responsables de nuestro destino. E Iñaki Arteta nos recordó el imperativo derecho a no olvidar a los nuestros, a todos los que en España han caído defendiendo nuestros derechos civiles, los que hoy quiere arrebatarnos la mafia de Sánchez, Pumpido y la ETA.

María Corina es un símbolo histórico a la altura de Sajarov y Soljenitsin, Mindszenty, Walesa o Havel. Y una realidad política comparable a la de la disidencia cubana, el «presidio histórico» de la isla mártir, que lucha, como el libro de Valladares, «Contra toda esperanza». Qué ética predican, qué moral ofrecen y qué valor nos transmiten estas figuras heroicas de la causa de la Libertad. Qué privilegio compartirla.

¿Pero qué es esta causa? ¿A qué obedece que tantos seres humanos hayan entregado su vida, a lo largo de los siglos, en todas las civilizaciones, a mantener vivo este sueño, en el que sabían que nunca iban a despertar? A que cada uno quiere ser propietario de su vida, de su derecho a equivocarse buscando su felicidad, Libertad es el derecho sagrado a impedir que nadie se equivoque o incluso acierte por nosotros. Somos dueños de nosotros mismos, pero nuestra soberanía interior, indetectable y secreta, necesita la abierta soberanía de los demás para defendernos de la tiranía, que acecha siempre, como el mal, como la muerte, como el olvido. Ese olvido de las víctimas del terrorismo que Mikel Arteta no nos deja olvidar. Ni podemos ni queremos olvidarlas, porque el precio sería el de perder nuestra dignidad.

25 May. 2025: Nace un escalofriante impuesto mundial: el Psycho-Trump
Los españoles somos orgullosa parte fundadora, hasta del nombre, de la gran nación de los liberales del mundo, la que el himno norteamericano llama «la tierra de los libres», la primera democracia del mundo pero que es hija de milenios de civilización, que nos dejan obras clásicas, dignas de imitación, por su belleza. Cervantes, Galdós, Velázquez o Goya están ahí para que los españoles y el resto del mundo disfruten de su obra en libertad. ¿Alguien puede dudar, leyendo el Quijote o Fortunata y Jacinta, viendo Las Meninas, el retrato de Jovellanos o los Fusilamientos del 3 de mayo de 1808 que España ha dado siempre lo mejor de sí en la lucha por la libertad?

Pero la aurora de la libertad, casi siempre por llegar, es inseparable de la oscuridad, la corrupción, la injusticia, el atropello del también eterno ejército de las tiranías, que desde el exterior o incluso desde el interior de las mismas personas, niegan a las demás el derecho a vivir su propia vida. Recientemente, al recibir el Premio Escuela de Salamanca, Milei recordó que cuando el Faraón permitió que los judíos salieran con Moisés, sólo uno de cada cinco quiso hacerlo. La mayoría, prefirió la esclavitud. La libertad es una empresa muchas veces solitaria, casi siempre minoritaria, poco comprendida, y con toda seguridad será criticada, calumniada, despreciada, condenada.

Por eso los libres no podemos serlo solos. Por eso necesitamos que la lucha por la libertad sea imperecedera, y vamos de una trinchera a otra, de una guerra a otra, de una lucha política a otra, y por eso nos emociona ver a nuestros héroes, a nuestros ucranianos, a nuestros venezolanos ahí y aquí, a nuestro lado, luchando por ellos y por nosotros, por lo que nos une y no nos hace mejores sino, simplemente, personas: la sagrada causa de la Libertad. A ella nos debemos. En ella nos honramos, por ella luchamos, como ayer lucharon y lucharán otros mañana. Si el mal no descansa, la libertad, vigila. Comienza el segundo cuarto de siglo de esta empresa. Y más que vendrán.

Vía Derecha Diario

La alta inflación y la desconexión con las demandas de la sociedad le están pasando factura.

, Luiz Inácio Lula da Silva, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su tercer mandato. Mientras refuerza su protagonismo internacional, su popularidad se destruye en el frente interno, afectada por la crisis económica y una creciente desconexión con las demandas de la ciudadanía.

Según un extenso informe de Bloomberg, Lula, de 79 años, mantiene una agenda diplomática activa y ambiciosa. En los últimos meses se reunió con Emmanuel Macron en París, firmó una serie de acuerdos con Xi Jinping en Pekín y prepara la cumbre del BRICS que se celebrará en Brasil en julio, además de la COP30, prevista para desarrollarse en la Amazonía a fines de año.

No obstante, este impulso internacional contrasta con el clima político y social que se vive dentro del país. A poco más de un año para las elecciones de 2026, los índices de desaprobación del dictador socialista se encuentran entre los más altos de su mandato. “La mayoría desaprueba al presidente, cuya popularidad se sitúa cerca de los niveles más bajos”, señala Bloomberg en su artículo.

A medida que se intensifica el malestar económico en Brasil, la desaprobación de Lula da Silva alcanzó el 54%, el más alto de su historia, según una encuesta publicada por AtlasIntel y citada por Bloomberg.

«El problema es Lula»

La explicación más repetida es la crisis económica. La inflación impactó con fuerza en los sectores populares que esperaban alivios en tarifas y en el costo de vida. Sin embargo, desde el entorno del mandatario socialista apuntan a una causa más profunda. “El propio Lula es parte del problema”, afirmó un asesor cercano al presidente bajo condición de anonimato, citado por Bloomberg.

El informe también resalta que el mandatario se apoya en un enfoque político “que fue exitoso en el pasado, pero que ya no satisface las demandas modernas del pueblo brasileño”. Según el medio estadounidense, Lula ha demostrado en los últimos meses una creciente resistencia a aceptar críticas o propuestas externas a su círculo íntimo.

La caída de apoyo ha tenido repercusión en los mercados. Algunos inversores, según Bloomberg, han comenzado a ver con buenos ojos un posible cambio de gobierno en 2026. “Los activos se están recuperando ante la creencia de que perderá frente a un rival de la derecha”, sostiene el artículo.

El dictador comunista también enfrenta cuestionamientos por la falta de un plan de sucesión claro dentro del Partido de los Trabajadores. “No tiene un sucesor claro que pueda regenerar su movimiento y, al igual que Joe Biden y otros antes que él, no parece tener interés en preparar uno”, advierte Bloomberg.

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