Morfema Press

Es lo que es

DBuford

Por Antonio de la Cruz

“Nunca te rindas, nunca, nunca, nunca, nunca – en nada, grande o pequeño, grande o mezquino – nunca te rindas excepto ante las convicciones del honor y el sentido común. Nunca cedas ante la fuerza; nunca cedas ante el aparentemente abrumador poderío del enemigo».

Winston Chruchill

La crisis en Venezuela ha alcanzado un punto crítico. Nicolás Maduro, cada vez más aislado y dependiente de un entorno de represión y corrupción después del 10E, enfrenta unas fuerzas democráticas fortalecidas y una comunidad internacional que busca una transición pacífica. Sin embargo, detrás de los titulares y las condenas, lo que realmente definirá el futuro del país es la estrategia: ¿quién será capaz de moverse con mayor astucia en este entorno de alta incertidumbre?

Maduro ha apostado todo a un modelo que mezcla coerción, dependencia de una economía ilícita y un control absoluto sobre las fuerzas armadas. Este equilibrio, aunque estable a corto plazo, es frágil. Las fracturas internas entre sus aliados, el desgaste de la población y la presión internacional están creando un entorno cada vez más volátil. Si algo ha demostrado la historia reciente es que una dictadura puede resistir durante años, pero cuando el equilibrio se rompe, el cambio es rápido y decisivo.

Frente a esta realidad, cualquier actor que aspire a influir en el desenlace de la crisis debe actuar con un pensamiento estratégico claro. No se trata solo de aumentar la presión sobre el régimen ni de esperar pasivamente a que colapse. Se trata de coordinar acciones -desde la Corte Penal Internacional hasta la suspensión de las licencias petroleras- que provoquen las fracturas internas necesarias para debilitar a Maduro, mientras se prepara el terreno para una transición ordenada que evite el caos.

La clave está en reconocer que Maduro no es el único actor relevante en esta crisis. Las fuerzas armadas, lideradas por Vladimir Padrino López, y figuras como Diosdado Cabello son fundamentales en el sostenimiento del régimen. Al mismo tiempo, la oposición, encabezada por María Corina Machado y el presidente electo Edmundo González Urrutia, tiene una oportunidad real de liderar el cambio, pero solo si logra mantenerse cohesionada y evita las fracturas internas que históricamente han propiciado la permanencia del régimen autoritario. 

Desde el exterior, Estados Unidos y sus aliados internacionales también tienen un papel crucial. La estrategia no puede limitarse solo a sanciones económicas y condenas diplomáticas. Es necesario un enfoque coordinado y dual que combine presión e incentivos. Las sanciones deben dirigirse a los familiares y colaboradores de figuras clave del régimen, pero también deben existir garantías de seguridad para aquellos que estén dispuestos a negociar una salida. Al mismo tiempo, la comunidad internacional debe fortalecer al presidente electo con apoyo técnico y financiero, permitiéndole establecer la alternativa al régimen. Asimismo, se hace necesario implementar el principio de la Responsabilidad de Proteger y la Carta Democrática de la OEA como mecanismos para hacer frente a las persistentes y graves violaciones de derechos humanos y el golpe de Estado, los cuales han socavado la voluntad popular y los fundamentos democráticos del país bolivariano. Esta estrategia dual busca restaurar la integridad del proceso democrático y salvaguardar los derechos fundamentales de los ciudadanos venezolanos.

Sin embargo, no basta con centrarse en el presente. Un verdadero pensamiento estratégico implica anticipar el futuro. El fin de la organización criminal instalada en Miraflores no garantiza una transición exitosa. Si algo nos enseñaron las experiencias de Oriente Medio y África del Norte durante la Primavera Árabe es que cuando un régimen colapsa sin un plan claro de transición, el resultado suele ser el caos. Venezuela no puede darse ese lujo. Es vital que el nuevo gobierno presidido por Edmundo González Urrutia y la comunidad internacional acuerden desde ahora un plan de contingencia para manejar el día después. La estabilización política, la recuperación económica y la reconstrucción de las instituciones serán tareas titánicas que solo podrán llevarse a cabo con el apoyo coordinado de todos los actores involucrados.

El camino hacia la democracia en Venezuela será largo y arduo -hay que desmontar un Estado mafioso-, mas no imposible. La oportunidad está ahí y el desenlace dependerá de quien logre concretar mejor sus estrategias en este complejo tablero. Maduro está empleando su última carta. Las fuerzas democráticas tienen la oportunidad de abrir una nueva etapa en la historia del país, pero solo si el pueblo sigue unido y aprovecha el momento con inteligencia y audacia, como en la fábula de Tío Conejo (el pueblo) y Tío Tigre (el régimen). 

La comunidad internacional debe comprender que la crisis en Venezuela trasciende sus fronteras. El desenlace de esta situación tendrá repercusiones profundas, que afectarán la estabilidad de toda la región y sentarán un precedente crucial sobre la resiliencia de la democracia bajo circunstancias adversas. Permitir que el régimen de Maduro continúe sin consecuencias podría desencadenar una serie de efectos negativos en otros países latinoamericanos. Para evitar este escenario, es imperativo que la comunidad global supere la retórica vacía y adopte medidas concretas. Se requiere un compromiso genuino con los principios y las libertades fundamentales, similar al observado durante la Guerra Fría contra el comunismo, para abordar eficazmente esta crisis y salvaguardar los valores democráticos en la región.

La encrucijada en la que se encuentra Venezuela exige algo más que voluntad: exige visión. No es momento de reacciones impulsivas, sino de decisiones calculadas y bien pensadas. El desenlace de esta crisis será un reflejo de la calidad de las estrategias que se adopten hoy. Si el objetivo es devolverle a los venezolanos su derecho a vivir en democracia, entonces la estrategia debe ser tan sólida como lo es la determinación del pueblo venezolano de recuperar su libertad.

Por Edward Rodríguez

El 9 de enero de 2025, un día que podría parecerse a cualquier otro en el calendario de un país sumido en la incertidumbre, se convirtió en un hito en la historia reciente de Venezuela. La detención de María Corina Machado por parte de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), bajo la dirección del controversial Diosdado Cabello, no sólo desató una ola de reacciones entre sus seguidores, sino que puso al descubierto las fracturas internas de un régimen que, a primera vista, parece monolítico. Sin embargo, como bien sabemos, la realidad política en Venezuela es un laberinto de intereses y ambiciones que, en ocasiones, se manifiestan a través de decisiones contradictorias y acciones desesperadas.

La orden de arresto contra Machado, la  figura más emblemática de la oposición hoy, reveló no sólo la intención del régimen de silenciar voces disidentes, sino también la falta de coordinación entre sus propios líderes. Nicolás Maduro, consciente de los riesgos que implicaba elevar el perfil de la fecha con la detención de Machado, decidió dar marcha atrás. La liberación inmediata de la opositora, tras una llamada que desautorizó a Cabello, es un claro indicio de que las tensiones dentro del régimen no son mera especulación; son una realidad palpable que podría tener consecuencias devastadoras para su estabilidad.

En este contexto, la figura de Diosdado Cabello emerge como un enigma. ¿Actuó por instinto, buscando reafirmar su poder dentro del aparato estatal? ¿O fue un intento fallido de socavar a Maduro y posicionarse como el verdadero líder? La ambición política es un juego peligroso, y Cabello parece haber subestimado las repercusiones de su acción. Al final del día, su intento de arrestar a Machado fue un tiro en el pie que le dejó expuesto ante sus propios colegas y ante el mundo.

El 10 de enero, durante la juramentación de Maduro para un tercer mandato —sin actas electorales que lo validen—, se evidenció aún más el desmoronamiento del régimen. La decisión de cambiar el lugar del acto y limitar la presencia de diputados a algunos oficialistas y los rostros más obsecuentes de los llamados alacranes refleja una paranoia creciente y una necesidad desesperada de controlar la narrativa. La imagen del dictador rodeado sólo por aliados estratégicos como Díaz-Canel y Ortega, expresión de los restos de la barbarie comunista en América Latina, no es más que un eco de su extendido aislamiento internacional.

La resistencia de algunos medios de comunicación a ser sometidos a la censura también es digna de mención. Su decisión de abandonar el Salón Bolívar del Palacio de Miraflores es un acto simbólico que representa la lucha por la verdad en un país donde esta se ha convertido en una mercancía escasa. En medio de un régimen que busca controlar cada aspecto de la vida pública, estos periodistas se convierten en faros de esperanza, recordando al mundo que aún hay quienes se atreven a desafiar el silencio impuesto.

La narrativa del 9 y 10 de enero no es sólo una crónica política; es un reflejo del estado emocional y psicológico de una nación atrapada entre el miedo, roto el 9 de enero, y la resistencia. Cada orden y contraorden es un recordatorio de que el poder, en su forma más cruda, es efímero. La lucha por el control dentro del chavismo no sólo amenaza su propia supervivencia, sino que también deja a millones de venezolanos en un limbo existencial.

Lo que ocurrió en esos días críticos no es simplemente un episodio más en el interminable drama político venezolano; es, más bien, una revelación. Una revelación de cómo las ambiciones individuales, esas que a menudo se disfrazan de ideales colectivos, pueden estrellarse contra la dura realidad de un país desgastado por el tiempo y la opresión. Cada decisión, cada movimiento, no son meras acciones en un tablero de ajedrez; son ecos que resuenan más allá de las paredes del poder, reverberando en las vidas de millones que, a pesar de su silencio, sienten el peso de cada elección.

En medio de este escenario, las sombras del autoritarismo no solo acechan; se convierten en protagonistas de una historia que se repite una y otra vez. La luz de la resistencia, aunque tenue, sigue brillando con la fuerza de aquellos que se niegan a rendirse. Es una luz frágil, sí, pero también obstinada, que desafía la oscuridad que la rodea. 

Y así, como bien dijo alguien alguna vez —quizás en un momento de lucidez o desesperación—: “La historia siempre tiene dos caras”. En Venezuela, esas caras están cada vez más divididas, como si el país se hubiera partido en dos mitades irreconciliables. Y lo que es más inquietante, la cara oculta, aquella que se esconde tras los discursos grandilocuentes y las promesas vacías, parece ser más fea que la visible. En esa fealdad se encuentra la verdadera esencia del conflicto: una lucha entre lo que se muestra y lo que realmente es, entre el poder y el pueblo, entre la opresión y la esperanza.

Siempre pensé que las posibilidades de impedir la investidura de Maduro el 10E eran mínimas y que por ello había que trabajar en 2025 para aumentar la presión interna y externa al régimen. El 10E, Maduro terminaría ilegitimándose. Con ello, comenzaría un torrente de acciones internacionales que terminarán de empeorar la situación económica del venezolano y de generar una nueva estampida de emigración forzada. Esta última situación se hará más difícil por las condiciones anti-migratorias que se han creado en todos los países del mundo. Lo ocurrido el 9E fue extraordinario, pero la desesperanza interna en Venezuela es mayúscula, así que seguramente desde acá habrá números significativos de emigrantes presionando a Colombia, Brasil, Panamá, México y Estados Unidos. Los temas de la semana son “Las acciones del 9E y 10E”, “El síndrome Gaitán y María Corina” y “Qué nos espera en el futuro”.

Las acciones del 9E y 10E

Creo que fue acertado y exitoso generar las protestas del 9E, en un ambiente que se consideraba difícil o imposible de realizarlas. Para la oposición venezolana, desde la perspectiva de María Corina sabemos que se está trabajando en un proceso de debilitamiento del régimen, que toma tiempo. Estas son algunas de mis observaciones:

  • Indudablemente el 9E fue un día extraordinariamente importante, ya que a pesar de la represión de seis meses y de las ciudades militarizadas, la gente salió a protestar en todo el país. María Corina comprobó que ha estado todo el tiempo aquí en Caracas en la clandestinidad y que no han podido dar con ella. No conozco el régimen por dentro, pero ayer definitivamente tomaron a María Corina por la fuerza y a plomo limpio. El que la hayan soltado, para mi es una muestra de quiebre interno. Un grupo aparentemente consideró que no les convenía su apresamiento o su muerte, ya que pidieron una fe de vida para ellos. El control de daños chavista no tuvo ningún sentido.
  • Se logró que aumentarán las sanciones y las recompensas por captura de personeros del régimen, y que Trump adelantara su reconocimiento de Edmundo como presidente electo.
  • Siempre pensé que era un error asegurar, sin ningún condicionamiento, qué Edmundo vendría al país el 10E.  En el supuesto negado, que hubiera gente del régimen asegurando que lo apoyarían, no me hubiera fiado de ello. Por desgracia, se trata de una promesa no cumplida. Esta tendrá algún efecto para la credibilidad de los opositores.
  • Igual que el 9E hubo protestas en todo el país, el 10E las calles de Caracas (y seguramente del interior) estaban silenciosas y solas. Era el silencio del repudio. El chavismo no hizo ninguna celebración, hasta ellos se escondieron. La base social y sus aliados perciben los errores de Maduro
  • El régimen lanzó otra oleada de detenciones y utilizó al máximo todas sus fuerzas militares y paramilitares, donde impresionó la cantidad de nuevos vehículos que aparecieron, para resguardar su seguridad. Esta cobertura es imposible de mantener en el tiempo.

El síndrome Gaitán y María Corina

El asesinato de Jorge Eliécer Gaítán en Bogotá el 9/4/48 transformó totalmente la política colombiana e hizo escalar la violencia que había iniciado 18 años antes. Este asesinato generó el Bogotazo, donde inicialmente quedó destruido el centro de Bogotá. La ola de protestas, que también se expandió a otras ciudades y regiones del país, desencadenó el recrudecimiento de la época conocida en el país como «La Violencia», que terminó diez años después, en 1958. Las consecuencias, sin embargo, duraron más de lo imaginado por cuenta del conflicto armado interno que ha tenido como protagonistas a la Fuerza Pública, a grupos guerrilleros y paramilitares, bandas criminales y narcotráfico en Colombia.  

María Corina está presente en el imaginario venezolano, y ha demostrado arrastre en todos los niveles sociales del país y su admirable campaña para la primaria y posteriormente para apoyar la candidatura de Edmundo le permitió conectarse con la población. Durante las campañas superó los obstáculos que se le presentaron y desde Julio 2024 ha estado llevando una “guerra de guerrillas digital” contra el régimen desde la clandestinidad. Para sorpresa de todos, el 9/1 y a pesar de la represión y los presos políticos, logró movilizar a un buen número de venezolanos en la calle en todo el país. Corona esta actividad, desafiando al régimen y presentándose en persona en Chacao y su imagen recorre el mundo entero. Prueba que en todos esos meses ha estado en Caracas y no habían podido dar con ella. Fue una muestra extraordinaria de valentía. Cuando trata de retirarse de la concentración con un par de motorizados, son atacados a tiros. Un motorizado es herido de bala y ella es violentamente secuestrada. A los pocos minutos, en el camino al sitio de detención de Boleíta, sus secuestradores se detienen, le exigen filmar una fe de vida y la sueltan y ella logra regresar a algún lugar seguro.

Mi interpretación, es que, en el alto mando del régimen, se presentó una situación de pánicoPor el arrastre de María Corina, en el régimen temieron que se repitiera el Bogotazo de Gaitán en Caracas y Venezuela. La fe de vida que exigieron que filmara, era para consumo interno del grupo del régimen, para asegurarse que no había sido asesinada. Como mínimo la situación expresó temor de parte del régimen y fue una muestra de algún grado de quiebre.   

Qué nos espera en el futuro

Por supuesto, nunca hay dos situaciones idénticas, pero la experiencia histórica indica que los regímenes que se ilegitiman tras ser derrotados en una elección enfrentan momentos muy difíciles y pueden terminar desplomándose. Creo que han aumentado las condiciones para un eventual quiebre definitivo. La iniciativa está del lado de la oposición y María Corina continuará “volviéndolos locos” desde la clandestinidad, con Edmundo trabajando los apoyos internacionales. Si faltaba alguna prueba del coraje de María Corina, el 9E se demostró. La Venezuela que veo es la siguiente:

  • Un país muy diferente – La Venezuela post-10E será muy diferente. La gente sabe que vive en una dictadura y con las claras posibilidades de empeorar su nivel de vida y con una alta probabilidad de verse obligado a emigrar. Las probables sanciones harán al país mucho más pobre. Es ahora un sistema cuyo único sustento es el mantenimiento e incremento de la represión. Se han preparado para ello, con todos los vehículos y motos y uniforme nuevos. Mantener ese nivel de represión exige un enorme esfuerzo y habrá que ver si lo logran.
  • Un régimen con sus temores – La liberación de María Corina demostró claramente el temor del régimen a un levantamiento popular y ella indica que cuando las circunstancias lo requieran María Corina podrá llamar a gente a la calle y su llamado será respondido. El llamado ocurrirá en una Venezuela mucho más pobre y con la gente más desesperada y con el régimen bajo ostracismo internacional.
  • Relaciones internacionales muy limitadas – Increíblemente, solo dos mandatarios (Cuba y Nicaragua) asistieron a la juramentación de Maduro. El régimen venezolano se ha caracterizado por romper relaciones diplomáticas con los países frente a cualquier circunstancia, incluso banal. Su posición internacional es tan débil, que ni siquiera ha amenazado a la Comunidad Europea, después que esta ignoró totalmente el acto de nombramiento de Maduro.
  • Sanciones y limitaciones internacionales – Es muy difícil que ocurra una intervención militar internacional en Venezuela apoyada por la ONU, como la solicitada por Álvaro Uribe. Seguramente Rusia y/o China bloquearían la aprobación. Lo que si continuará en crescendo son las sanciones extendidas y las limitaciones naturales que le ocurren a un país que se convierte en una dictadura.
  • Intervenciones internacionales no formales – El hecho que ya no sea un gobierno legítimo, abre posibilidades antes no consideradas. Es difícil determinar cuan serias pudieran ser las intervenciones internacionales no formales. Lo que si es un hecho es que ataques limitados con drones o secuestros planificados de personas ocurren constantemente en todo el mundo. Además, existen ahora recompensas importantes, que pueden ser un aliciente inesperado y se estima que estas subirán a US$100 millones.
  • Efecto Trump – Por lo poco predecible de Trump, su llegada a la presidencia de Estados Unidos puede abrir un mundo de posibilidades no previstas anteriormente. En todo caso, hay una buena posibilidad que las sanciones petroleras se vuelvan a aplicar después de casi 3 años.

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Por Mariano de Alba en Grand Continent

Tras la toma de posesión de Nicolás Maduro este 10 de enero, un nuevo capítulo se abre en Venezuela —para el régimen como para la oposición—.

on la toma de posesión de Nicolás Maduro este 10 de enero de 2025, Venezuela se adentra en uno de los capítulos más oscuros e inciertos de su historia reciente. Un gobierno profundamente impopular, incapaz de probar su supuesta victoria en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, consigue mantenerse en el poder gracias a su control institucional y el apoyo de las fuerzas de seguridad, las fuerzas armadas y una élite que quiere proteger sus beneficios políticos y económicos. Por su parte, la mayoría de la sociedad venezolana, producto en buena parte de la brutal represión 1 desplegada por el gobierno luego de las elecciones, queda cercada entre el miedo, la necesidad de resolver sus necesidades básicas y la falta de claridad sobre qué más puede hacer para lograr un cambio.

La toma de posesión de Maduro implica la consolidación, al menos momentánea, de una dictadura. Al mismo tiempo, condena al país a enfrentar obstáculos formidables para lograr una recuperación económica capaz de superar la precaria situación humanitaria 2 que enfrentan una mayoría de los venezolanos. Venezuela probablemente seguirá siendo una economía de mínimos, inhábil para levantar vuelo y que sólo favorece ampliamente a algunos grupos. Los espacios para el disenso y una alternativa política serán más limitados y lamentablemente, en buena medida, clandestinos. El número exorbitante de detenciones arbitrarias y presos políticos 3 en los últimos seis meses así lo confirman.

La oposición, liderada por María Corina Machado, logró demostrar ante la opinión pública que Edmundo González Urrutia ganó contundentemente la elección, pero ha centrado su estrategia posterior en la atención y presión internacional, la cual, si bien es relevante, tiene importantes limitaciones. 

Aunque la situación en Venezuela continúa siendo muy frágil, la investidura fraudulenta de Nicolás Maduro plantea la necesidad de repensar cómo la sociedad venezolana puede construir las condiciones necesarias para restituir la democracia. La consolidación del régimen complica muchísimo esa tarea, pero no lo hace imposible. Este momento tan complicado demanda mayor organización de la sociedad para poder adelantar acciones colectivas 4 de resistencia cívica que sigan demostrando tangiblemente la voluntad democratizadora expresada el 28 de julio, y contribuyan a convencer a parte de la élite que sigue sosteniendo a Maduro en el poder sobre la necesidad de una transición.

La comunidad internacional occidental, que en los últimos seis meses ha condenado el fraude y desplegado algunas medidas de presión internacional, no sólo debe mantener la atención sobre el devenir de Venezuela, sino que también tiene el reto de considerar qué medidas tangibles puede adoptar para ayudar a los venezolanos y hacer más probable la restitución de la democracia y una eventual recuperación económica. Es crucial tener en cuenta que los mecanismos de la diplomacia tradicional 5, aunque no deben abandonarse, se han vuelto ineficaces.

Los límites de la presión internacional

La historia reciente de Venezuela es un ejemplo concreto de cómo la presión internacional es incapaz de tener un impacto transcendental para sustituir a un régimen que lleva mucho tiempo asumiendo, y en algunos casos incluso fomentando, su aislamiento y las restricciones que enfrenta por parte de Occidente. No es casualidad que luego del 28 de julio, el gobierno de Maduro haya desplegado un mayor esfuerzo 6 en tratar de fortalecer sus vínculos con países no occidentales 7, agnósticos de la democracia. Esa estrategia, le ha permitido contrarrestar la presión internacional occidental, aunque al mismo tiempo no ha sido capaz de darle suficientes réditos para impulsar la recuperación económica que ha prometido y le reclaman diversos sectores que siguen apoyando su estadía en el poder.

Luego del fraude electoral, y ante la represión, la estrategia de la oposición venezolana se enfocó principalmente en la presión internacional. Edmundo González Urrutia, que optó por el exilio ante la arbitraria persecución en su contra, se dedicó desde Madrid a tratar de fortalecer más el apoyo que ya existía de los gobiernos de Europa 8. A inicios de 2025, y coincidiendo con la fecha en que debería haber podido juramentarse como presidente, también desplegó una gira por varios países de América Latina 9 y Estados Unidos 10 todo con el objetivo de generar un moméntum que coincidiera con las protestas 11 convocadas por María Corina Machado.

Pero más allá del previsible apoyo diplomático que ha recibido la causa democrática venezolana durante los últimos seis meses, son muy limitadas las consecuencias tangibles que han surgido de esa presión internacional. 

En los últimos días, hemos visto una nueva ronda de sanciones en contra de funcionarios del régimen por parte de Estados Unidos 12la Unión Europea 13, Canadá 14 y el Reino Unido 15. Aunque todavía podría ser pronto para medir plenamente su impacto, lo más probable es que terminen siendo medidas simbólicas contra funcionarios que ya dan por sentado su aislamiento de Occidente y en la mayoría de los casos asumen que no pueden viajar o tener directamente bienes en esos países. Para que cualquier régimen sancionatorio tenga un impacto tangible requiere de una estrategia detallada que al día de hoy no parece existir. En consecuencia, es lógico que muchos venezolanos se pregunten por qué la política de sanciones no es ampliada a testaferros de esos funcionarios, que son los que en última instancia mueven o disfrutan de los fondos ilícitos.

Es evidente que todavía hace falta un mayor esfuerzo para restringir el movimiento internacional del dinero vinculado al enriquecimiento ilícito de las élites del gobierno. Para ello, Occidente tendría que desplegar una coordinación amplia de información financiera para rastrear fondos ilícitos, y confiscar cuentas bancarias y activos en el extranjero que son producto de la corrupción o disfrutados por funcionarios involucrados en violaciones a los derechos humanos.

El gobierno estadounidense también ha optado por aumentar 16 las recompensas por información que lleve al arresto de altos funcionarios del régimen, y que fueron inicialmente instituidas en el año 2020. Al mismo tiempo mantiene vigentes 17 las licencias que benefician al sector petrolero y que generan ingresos que financian, en parte, la represión y otras actividades ilegales. Las acciones finales de la administración Biden, aunque entendibles por la necesidad de generar consecuencias alrededor de la consolidación del fraude, denotan una falta de claridad estratégica sobre cómo apoyar tangiblemente a las aspiraciones democráticas de los venezolanos.

Por su parte, Donald Trump asumirá en pocos días nuevamente la presidencia y tampoco hay señales claras sobre cuál será la dirección de la política exterior sobre Venezuela. Por un lado, la designación de diversos funcionarios, como Mike Waltz como Asesor de Seguridad Nacional y la nominación de Marco Rubio como Secretario de Estado, implican un probable regreso de una política de máxima presión, en donde la solicitud principal de la oposición venezolana es la revocación de las licencias petroleras otorgadas por Biden. 

Trump finalmente se pronunció 18 sobre Venezuela hace pocos días, pidiendo que se respete la integridad física de los líderes opositores y refiriéndose a González Urrutia como presidente-electo. Sin embargo, también hay señales que apuntan a la posibilidad de una política transaccional con respecto a Maduro, aunque no parece ser lo más probable en el corto plazo. Las recientes declaraciones del congresista Bernie Moreno 19, cercano a Trump, la designación de Richard Grenell 20 como enviado especial presidencial para Venezuela, los vínculos entre el magnate Harry Sergeant 21 y el nuevo presidente estadounidense y el hecho de que a pesar de múltiples esfuerzos, Trump y Rubio no se reunieron con Edmundo González en su reciente visita a Estados Unidos, no permiten descartar esa posibilidad.

Los retos pendientes de la Unión Europea

Las herramientas de la diplomacia tradicional deben continuar siendo utilizadas, pero debe haber mayor conciencia sobre su falta de efectividad y tendencia al simbolismo. La comunidad internacional occidental, incluyendo la Unión Europea, debe tratar de frenar la tendencia de los últimos seis meses de la oposición venezolana a centrarse en la presión internacional como el ámbito central para construir una transición democrática.

Habrá que tener precaución con los esfuerzos e iniciativas que tratarán de llevar a los actores internacionales occidentales a re-transitar una estrategia de reconocimiento internacional de la oposición, considerar la posibilidad de una intervención militar o apoyar operaciones lideradas por mercenarios para tratar de deponer al régimen de Nicolás Maduro.

El énfasis, más bien, debe estar en diseñar mecanismos que permitan apoyar más a la sociedad civil organizada en Venezuela y desplegar un esfuerzo diplomático que tenga como objetivo revertir el descomunal nivel de represión para que se abran espacios políticos y civiles que permitan a los venezolanos presionar internamente al régimen y sus distintas élites. La Unión Europea debe también estudiar cómo puede ayudar a promover una negociación genuina entre la oposición y la sociedad venezolana y al menos algunos factores del régimen, que al final es la única vía para una transición estable que permita una recuperación económica.

Las limitaciones actuales del ámbito de influencia de Europa ante la consolidación del fraude son una razón adicional para redoblar esfuerzos que le permitan construir canales de comunicación sólidos con todos los actores relevantes de Venezuela. Es el momento de implementar medidas tangibles que puedan frenar la deriva autoritaria, y, sobre todo, ayudar a crear espacios para que la sociedad venezolana pueda operar.

Notas al pie

  1. Informe «Venezuela: graves violaciones a los derechos humanos en el contexto electoral
  2. Extension of the humanitarian response plan 2024-2025 : Venezuela, UN. Office for the Coordination of Humanitarian Affairs, 2023.
  3. Venezuela: El Alto Comisionado de Derechos Humanos pide la liberación de los detenidos arbitrariamente | Noticias ONU
  4. Maryhen Jiménez y Verónica Zubillaga, «¿Quién democratiza a quién? La sociedad organizada y la lucha silenciosa por el cambio en Venezuela«, El País, 8 de enero de 2025.
  5. G7 Denounces the Lack of Democratic Legitimacy of Today’s Presidential Inauguration in Venezuela – United States Department of State.
  6. «Delcy Rodríguez se reunió con el presidente de Vietnam: Buscan fortalecer los vínculos de inversión y trabajo«, EFE, 29 de octubre de 2024.
  7.  Venezuela to explore new oil and gas partnerships with IndiaBloomberg, 25 de octubre de 2024.
  8. «Edmundo González Urrutia afirmó que cuenta con el respaldo de la Unión Europea para restaurar la democracia en Venezuela«, Infobae, 14 de noviembre de 2024.
  9. Roberto Macedonio Vega, Edmundo González visita Argentina y se reúne con Milei a seis días de la investidura en VenezuelaEuronews, 4 de enero de 2025.
  10. María Luisa Paúl, «He vowed to be Venezuela’s president — and he’s seeking U.S. support«, The Washington Post, 8 de enero de 2025.
  11. «Oposición de Venezuela protesta contra investidura de Maduro«, Deutsche Welle, 9 de enero de 2025.
  12. Treasury Sanctions Venezuelan Officials Supporting Nicolas Maduro’s Repression and Illegitimate Claim to Power, Departamento del Tesoro de Estados Unidos, 10 de enero de 2025.
  13. Venezuela: Council renews restrictive measures and lists a further 15 individuals in view of the situation in the country, Consejo de la Unión Europea, 10 de enero de 2025.
  14. Backgrounder: Canada imposes sanctions against Venezuelan officials involved in human rights violations, Gobierno de Canadá, 10 de enero de 2025.
  15. UK imposes sanctions on Venezuelan officials as Maduro sworn in as president, Reuters, 10 de enero de 2025.
  16. Mauricio Maldonado, «U.S. reward for Venezuela’s Maduro increased to $25 million in effort to capture him«, CBS News, 10 de enero de 2025.
  17. Kate Winston, US maintains Venezuelan oil licenses despite ‘illegitimate’ Maduro inauguration, S&P Global, 10 de enero de 2025.
  18. Mauricio Maldonado, Trump warns Maduro not to harm Venezuelan opposition leaders after Machado’s detention, CBS Miami, 9 de enero de 2025.
  19. Republican senator: Trump will work with Maduro because he is the one who will take office, Latin America News, 4 de enero de 2025.
  20.  Trump picks Richard Grenell as envoy for special missions, Reuters, 15 de diciembre de 2024.
  21. Nicolle Yapur, Oil Tycoon Gets License to Continue Buying Asphalt from Venezuela, Bloomberg, 27 de mayo de 2024.

Por Luis Alberto Perozo Padua

La devoción a la Divina Pastora en Barquisimeto es una herencia de la orden capuchina. Los misioneros trajeron de Sevilla, España la imagen a comienzos del siglo XVIII, para evangelizar a los indígenas de las llanuras de Caracas y particularmente, a los indios gayones alzados en las sabanas y montañas de Barquisimeto, El Tocuyo, Quíbor y Carora.

Esta imagen mariana fue determinante para pacificarlos y someterlos en un pueblo de misión denominado: Santa Rosa del Cerrito. Cuentan las crónicas que, en el templo de aquel pueblo, una imagen de María Santísima bajo la advocación de Divina Pastora fue despertando una devoción insospechable, que creció luego que el sacerdote Bernal efectuara solemne bendición, colocándola en el altar de una de las naves laterales de la iglesia de Santa Rosa.

Las investigadoras María Matilde Suárez y Carmen Bethencourt, demostraron con válidos argumentos que la imagen llegó a Santa Rosa entre 1715 y 1724, “Desde entonces se esforzó (el padre Bernal) en inculcar la devoción a la Divina Pastora entre todos sus feligreses, en su mayoría indios”, afirma Silva Uzcátegui y agrega: “Desde que cesó como por encanto la epidemia del cólera en Barquisimeto al llevar en procesión a la Divina Pastora de Santa Rosa, se le profesa allí una devoción tal, que es difícil expresarla en una manera exacta”.

Sin embargo, historiadores y cronistas difieren de Silva Uzcátegui con razonables argumentos exponiendo que en agosto de 1856 todavía se registraban defunciones a causa del cólera, enfermedad que en Lara produjo un total de 837 víctimas: 633 en Barquisimeto; 51 en Duaca; 26 en Las Veritas; 17 en Bobare; 63 en Santa Rosa; 1 en Algaride y 46 en Cerritos Blancos, asienta Ramón Querales, desaparecido cronista de Barquisimeto.

A primera hora del día

A partir de aquel 14 de enero de 1856, Eliseo Soteldo añade: “A las cinco de la mañana sale de Barquisimeto una peregrinación, a pie, hasta Santa Rosa, para traer en la tarde a su querida imagen de la Divina Pastora”.

“Ese día la ciudad se engalana para recibirla. En las calles por donde ha de pasar, se levantan arcos triunfales con palmas, flores y cintas celestes. Muchas personas colocan candiles y briseras con cebo en las ventanas de sus casas para alumbrar, así como platillos en donde quemaban incienso al pasar la Virgen. Los frentes de las casas eran decorados con banderines blancos y azules, y muchas palmas”, asienta en sus crónicas Soteldo.

Coinciden quienes han recogido las crónicas de la procesión de la Divina Pastora que, desde la víspera, se escuchaban repiques de campanas en todos los templos para expresar la alegría de la población por tan digna visita. 

“La sagrada imagen de la divina pastora era cargada por 12 hombres con rodetes de tela en la cabeza”

No era nutrida

Silva Uzcátegui reseña que, durante las primeras procesiones, trasportaban la imagen en un pesado mesón, por lo que era necesario emplear 12 hombres, cada uno con tres rodetes de trapo sobre la cabeza para poder soportar el peso, agregando que en dicha caminata “solamente acompañaban la imagen un grupo de personas, y en el trayecto se le iban sumando creyentes”, lo que demuestra que, durante los primeros años, la procesión no era nutrida. 

Delante iban dos hombres más levantando el paño que cubría el mesón, a fin de que pudieran ver el camino los cargadores y les entrara aire fresco. Siempre va un sacerdote a buscar la imagen a Santa Rosa, “y desde que fue designado cura de Altagracia hasta su muerte, lo hacía todos los años el presbítero Juan Falcón, quien reunía a la feligresía en la madrugada de cada 14 de enero y ya a la cinco se iban caminando hasta Santa Rosa. A mediodía salían de regreso con la sagrada imagen para estar a las cuatro de la tarde en la entrada de Barquisimeto, que entonces era una plazuela frente a la casa del señor Casimiro Casamayor, muy devoto de la Virgen”; el referido sitio es hoy la Plaza Macario Yépez.

Anota el cronista, que hasta ese sitio traían la imagen tapada con “un cubre polvo” para protegerla de la tierra del camino, y allí, en ese lugar, le colocaban al Niño Jesús en los brazos. 

“Al descubrirla, el sacerdote entonaba una Salve que acompañaban en coro un grupo de cantantes ensayados por él”, acota. Luego continuaba la procesión hasta la Catedral (hoy templo de San Francisco) en donde recibían la imagen con intensos repiques de campanas y toda la solemnidad y majestuosidad que requiere un acto religioso.

Retornaba a Santa Rosa

Pasado los años, y ya entrado el siglo XX, cada domingo, sacaban la imagen en procesión, paseándola por las calles para llevarla a las diferentes iglesias de manera que las personas pudieran en cada parroquia expresarle su devoción y acercarse a ella.

Procesión de la Divina Pastora en Barquisimeto, año 1952

Se acostumbraba a regresarla al pueblo de Santa Rosa una vez concluido el recorrido, antes del domingo de carnaval, para evitar el juego callejero que usualmente tenía lugar en estas fiestas. 

A su regreso, pasaba de nuevo por el monumento a la Cruz Salvadora y paraba en saca de Casimiro Casamayor, para cubrirla con el camarín que la protegería.

Quién llevó la imagen a Barquisimeto

Ramón Querales escribe que, en 1919 el cólera una vez más comenzó a diezmar a la población de Barquisimeto, por lo que resonó con más ímpetu el nombre de la Divina Pastora.

Fue entonces cuando dos piadosa mujeres -subraya el cronista-, que se enrolaron como voluntarias para combatir el mal; llamadas Candelaria y María de los Ángeles Peraza, recordaron que quien hizo las gestiones ante las autoridades civiles para traer a la Divina Pastora a Barquisimeto en 1856, fue el señor Antonio J. Peraza, padre de la primera y abuelo de la segunda.

Prosigue Querales detallando que la información en cuestión fue publicada por el periódico Notas, que dirigía Juan Guillermo Mendoza.

Foto: Fototeca de Barquisimeto

Fuente: Eliseo Soteldo. Crónicas de Barquisimeto 1801–1854. Ediciones de la Casa Lara de Caracas 1952

Rafael Domingo Silva Uzcátegui. Barquisimeto, Historia Privada. Caracas 1959

Ramón Querales. Re-Visión apuntes para la historia del municipio Iribarren. Tipografía Horizonte C. A. 1995

Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Polar. Tomo A‑D  

Por Víctor Salmerón en Gerentesis

Se dibuja un escenario en el que sigue cerrada la puerta de los multilaterales y del crédito internacional en medio del riesgo a que un endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos agrave la crisis cambiaria.

En un intento por minimizar la gravedad de los señalamientos de fraude, el mayor aislamiento internacional y el impacto que tendrá para el país un presidente ilegítimo, acusado de gobernar desafiando la voluntad de los venezolanos, Nicolás Maduro prometió que su nuevo mandato inaugura el “periodo de la paz, la prosperidad y la nueva democracia”.

Las celebraciones políticas dan el inicio a algo nuevo, pero la continuidad de Maduro se asemeja más a una promesa desgastada. Todo apunta a que seguirá cerrada la puerta de los multilaterales y del crédito internacional mientras que el país se expone a embargos por no poder restructurar la deuda externa.

Además, estará latente el riesgo de que un endurecimiento de las sanciones agrave la crisis cambiaria y acelere la inflación.

Nicolás Maduro fue declarado vencedor en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio por un Consejo Nacional Electoral que no mostró prueba alguna del escrutinio, mientras que las actas en poder de la oposición, verificadas por el Centro Carter, reflejan la victoria de Edmundo González, hoy en el exilio.

Estados Unidos, la Unión Europea e incluso gobiernos de izquierda como el de Brasil, Chile y Colombia se han negado a reconocer a Maduro a pesar de que el 10 de enero se haya enfundado la banda presidencial.

El escenario no es nuevo. Tras la muerte de Hugo Chávez en 2013 Maduro obtuvo una cerrada victoria y en 2018 se reeligió mediante elecciones cuestionadas por la Unión Europea, la mayoría de los gobiernos de América Latina y Estados Unidos, que además aplicó sanciones.

Cómo impactaría si Trump endurece las sanciones

Las sanciones de 2018 agravaron la crisis que ya había desplomado la producción petrolera, un sector clave porque aporta nueve de cada diez dólares que ingresan al país.

En noviembre de 2022 la administración de Joe Biden ablandó las sanciones y permitió a Chevron producir y exportar petróleo desde Venezuela mediante una licencia especial. Luego, emitió licencias similares a Repsol, ENI y Maurel & Prom.

Gracias a este giro, principalmente a la actividad de Chevron, la producción que había seguido cayendo hasta medio millón de barriles al día comenzó a crecer y al cierre de noviembre de este año, de acuerdo a las fuentes secundarias que utiliza la OPEP, se ubicó en 876 mil barriles diarios, un nivel similar al de 1945.

Donald Trump iniciará su nuevo período en la Casa Blanca el próximo 20 de enero y esta semana se refirió a Edmundo González como “el presidente electo” de Venezuela.

Si Washington toma medidas drásticas podría prohibir a Chevron que exporte Petróleo desde Venezuela y los 200 mil barriles diarios que está produciendo, asociada con Pdvsa en distintos proyectos, tendrían que venderse con descuento a través de intermediarios y en un mercado distinto al de Estados Unidos.

Barclays advierte en un informe enviado a sus clientes que el descuento supondría una pérdida de 1.500 millones de dólares en 2025 para el gobierno de Maduro, que podría ser mayor en caso de que no encuentre mercado para los barriles y Pdvsa tenga que disminuir la producción.

Un detalle clave es que el monto que dejaría de entrar a la caja del gobierno equivale a un tercio de la oferta de dólares que alimenta el mercado cambiario, por lo tanto de ocurrir este escenario la cotización del dólar en el mercado oficial escalaría con mayor velocidad en 2025.

Daniel Cadenas, director de Oikos Research, escribe en un análisis que “el tipo de cambio y la tasa de inflación podrían volverse aún más inestables y volátiles, ante una aumentada restricción externa, que merme aún más el flujo de efectivo externo de Pdvsa y la oferta de dólares en el mercado cambiario, proveniente de las empresas transnacionales”.

Añade que de eliminarse las licencias, su proyección es que la economía entraría en recesión y el PIB sufriría una contracción de entre 2% y 4%.

Una crisis cambiaria en proceso

A comienzos de octubre el Banco Central de Venezuela tenía razones para sentirse satisfecho. Durante doce meses el tipo de cambio oficial prácticamente no había variado y la inflación mostraba una evidente pérdida de empuje; pero la fragilidad emergió en el último trimestre de la mano de una crisis cambiaria que luce lejos del final.

Las cifras muestran el desajuste. En las últimas trece semanas la cotización del dólar en el mercado oficial acumula un alza de 46% y en el mercado paralelo se disparó con mayor fuerza creándose una brecha de 26% entre las dos tasas que distorsiona la economía.

El desequilibrio obedece a que el gobierno inyectó más bolívares a la economía y el alza de la liquidez derivó en una demanda de dólares que supera a la oferta. En caso de que Trump endurezca las sanciones y se reduzca la oferta de divisas, Barclays estima que el tipo de cambio, que actualmente es de 68 bolívares por dólar en el mercado paralelo, podría dispararse hasta 100 bolívares por dólar en el primer trimestre de este año.

El alza del dólar encarece las importaciones y agrava el malestar bimonetario: como las empresas y los comercios utilizan al billete verde para fijar los precios, un dólar más costoso rápidamente se traduce en más bolívares a pagar por cada producto.

El Banco Central oculta las estadísticas pero el Observatorio Venezolano de Finanzas indica que en diciembre la inflación registró un salto de 14,8%, el más elevado en los últimos 22 meses.

Sin financiamiento en dólares

Tras la virulenta crisis que redujo el tamaño de la economía a la cuarta parte, Venezuela tocó fondo y comenzó una recuperación en cámara lenta que para ganar vitalidad necesita financiamiento; pero hay un problema: la gigantesca deuda, que no paga desde 2017 y que no ha podido reestructurar, le impide el acceso al crédito internacional.

El informe Saldar la deuda, salvar Venezuela elaborado por un grupo de profesionales venezolanos de distintas disciplinas, explica que al tomar en cuenta fuentes oficiales, reportes de organismos multilaterales, demandas por incumplimiento y centros de arbitraje, al cierre de 2023 la deuda total era de 161 mil millones de dólares.

Cuando los países no están en capacidad de pagar la deuda inician un proceso de negociación con los acreedores, que tiene como meta una reestructuración de largo alcance que suele incluir una rebaja en el monto adeudado, plazos más largos, nuevo financiamiento, un período de gracia en el que no hay que realizar amortizaciones y tasas de interés más favorables.

Como un paso previo a la reestructuración, los acreedores suelen exigir que el país diseñe un programa de recuperación, estabilización y reformas con apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resto de los organismos multilaterales.

De cumplir con estos pasos Venezuela obtendría créditos para solventar las fallas de electricidad y combustible que frenan la recuperación de la economía, para aumentar las reservas del Banco Central a fin de estabilizar la moneda y para mejorar áreas en estado crítico como la red de hospitales públicos.

Pero en un entorno de no reconocimiento e ilegitimidad a la administración de Nicolás Maduro le será muy difícil reestructurar la deuda externa y obtener financiamiento de los multilaterales.

Gustavo García, quien se desempeñó como jefe del área fiscal en el Banco Interamericano de Desarrollo, afirmó en un foro del Observatorio Venezolano de Finanzas que “Venezuela necesita un gobierno con legitimidad y apoyo de los multilaterales, de lo contrario va a tener un crecimiento bajo y se va a quedar como un país pobre. Actualmente el PIB per cápita es similar al de Honduras, que es el cuarto país más pobre de la región”.

Peligro de embargos

La deuda en bonos, emitidos en su gran mayoría por Pdvsa, la empresa petrolera del Estado, y el gobierno suma al cierre del pasado 16 de diciembre 99 mil 594 millones de dólares y la consultora Síntesis Financiera indica que el monto en atraso, por capital e intereses, es de 67 mil millones de dólares.

Grupos de inversionistas que no reciben pago por los bonos venezolanos desde 2017 han acudido a tribunales en Nueva York y estarían en condiciones de intentar embargar activos de la nación.

“El sector público venezolano se expone a un aislamiento comercial y financiero producto de las demandas. Acreedores ya tienen órdenes de embargo y van a actuar sobre activos como el oro que tiene el país en el Banco de Inglaterra, buques de Pdvsa o buques comerciales con petróleo, aviones de Conviasa (la línea aérea del Estado) y cualquier pago que el país coloque en el sistema financiero internacional”, dijo Gustavo García.

Además de la deuda en bonos, el país tiene deuda con empresas que fueron expropiadas sin pago alguno durante el gobierno de Hugo Chávez. Una lista de empresas como la minera canadiense Crystallex y ConocoPhillips obtuvieron decisiones favorables en cortes de arbitraje y han avanzado de manera decidida en el intento de cobrar a través de una subasta de acciones de Citgo ordenada por la Corte de Delaware, en Estados Unidos.

Por Salud Hernández-Mora

Valiente, visionaria, inteligente, desprendida, honesta, coherente, capaz de unir a su pueblo y sortear tempestades.

Gracias, María Corina, muchas gracias. Volviste a devolvernos la esperanza. En este mundo sombrío, en el que cada día crece la desconfianza hacia los dirigentes y las instituciones, contamos con una estadista valiente, visionaria, inteligente, desprendida, honesta, coherente, capaz de unir a su pueblo y sortear tempestades para guiarlo a buen puerto.

No se avizora otra personalidad de su misma estatura moral en el universo político.Después de una dilatada carrera en la esfera pública, en la que recibió más críticas, desprecios y golpes físicos y morales que reconocimientos y alabanzas, María Corina ha despertado la ilusión por un futuro en libertad que estaba sepultada.

En poco tiempo, obró el milagro de conquistar corazones, aunar voluntades y encadenar unos pasos que parecían imposibles: celebrar las primarias contra viento y marea; que votaran 2,4 millones tanto en el país como en el exterior; barrer con el 92,3 por ciento de los sufragios.

Fueron “unas primarias llenas de obstáculos, de retos y desafíos”, dijo María Corina entonces, y anticipó lo que sería su vida de luchadora incansable: “Mientras más grandes nos pongan el obstáculo, más grande nos hacen (…) Todos los obstáculos los vamos a superar”.

Después, cuando los criminales de Miraflores la inhabilitaron, aterrados de su rotundo triunfo sin vallas publicitarias ni una aparición televisiva, dio un ejemplo de generosidad y amor a la democracia y a su país, y cedió el cetro. Primero a Corina Yoris y, luego, cuando impidieron registrar a la respetada intelectual, a Edmundo González, la única opción digna que quedaba.

La tiranía, incapaz de adivinar el repudio que sus compatriotas sentían por una dictadura que solo les ofrece represión, inseguridad y miseria, convocó los comicios para la fecha del nacimiento del dictador Hugo Chávez, el germen de la tragedia de Venezuela.

Nunca fuimos testigos en América Latina ni en ningún país democrático de una campaña electoral que generara tanto entusiasmo, que aunara derecha, izquierda, centro, gentes sin ideología, sumados a antichavistas recalcitrantes y chavistas arrepentidos. Una campaña inusual, en la que el aspirante no fue la figura central, sino la mujer que le cedió el puesto. Y transcurrió en un clima de hostilidad, sabotaje y amedrentamiento tan atosigante que María Corina, ingeniera industrial, la transformó en una cruzada casi que espiritual para recobrar la libertad arrebatada.

Hay que recordar que nunca mintió a los millones de seguidores, jamás prometió una salida rápida y sencilla. Insistió en que sería una lucha larga y dura, y que ella llegaría hasta el final, nada de medias tintas, de escapar al exilio dorado. Y ha cumplido.

Posee un arrojo desmedido, una valentía a prueba de la despiadada tiranía chavista, valores que no puede traspasar a Edmundo, de carácter más diplomático que frentero. Es lo que había y lo admirable de María Corina es su disposición de ponerse a sus órdenes y ayudarlo a crecer.

Aunque Juan Guaidó cumplió una encomiable tarea en su día, no es comparable a González. Uno fue presidente interino, designado por la Asamblea Nacional, y el otro es presidente elegido por una mayoría aplastante. De haber sido María Corina la candidata, su votación habría sobrepasado el 85 por ciento, incluso con las mismas condiciones rastreras y tiránicas que impuso la mafia de Miraflores.

Si alguien dudara de la heroicidad de la mujer de hierro, no hay más que recordar su arrojo al soportar meses de clandestinidad, la separación de años de sus hijos, y aparecer entre la multitud sin chaleco antibalas ni guardaespaldas rodeándola, a sabiendas del riesgo que corría, como su secuestro y agresión demostraría.

A mí, que sigo con la fe intacta en que este año cae la satrapía, el desenlace de todo, sea el que sea, no disminuirá ni un ápice mi admiración y profundo respeto por una mujer inigualable.

Asistí a la primera audiencia en Caracas del juicio que el déspota Hugo Chávez se inventó en su contra en 2005. Era entonces la joven directora de una ONG de nombre Súmate que ya advertía de la deriva autoritaria del chavismo. Un juez grosero, abusivo, maltrató a su impecable abogado, que nunca perdió la serenidad. Los asistentes no dábamos crédito al escuchar a un cafre, disfrazado de magistrado con toga, vociferar un torrente de disparates. Era apenas el principio de una vida soportando incontables atropellos.

Pero que nadie dude de que mientras más pisotean sus derechos, más engrandecen su figura. Y más quedan en evidencia los mediocres mandatarios que sufrimos, como el nuestro.

Gustavo Petro representa la otra cara de la moneda, el gobernante autoritario de miras estrechas, cargado de dobleces y complejos, resentido, sinuoso, diseminador de odios y divisiones, preso de una ideología apolillada y violenta, aliada de dictadores zurdos. Pero es el presidente que eligieron los colombianos y un verdadero demócrata, no los falsarios de izquierda, acatará siempre la decisión de las urnas. Punto.

Por Humberto García Larralde

El 10 de enero por la mañana Maduro y sus cómplices, con el amparo funesto de la cúpula militar traidora comandada por López Padrino, terminaron de consumar su anunciado golpe contra la República. El bochornoso acto de “investir” a un usurpador como presidente tuvo su momento más grotesco al juramentar Maduro su defensa de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (¡¡!!). Y peor todavía, sin percatarse –o no afectarle— que cinismo tan vergonzoso lo degrada aún más ante los venezolanos, anunció su intención de reformar la constitución, ¡como si a semejante bribón y los “jueces” abyectos que le validan sus desmanes desde el tsj, respetasen lo contenido en un ordenamiento legal! Con la presencia de los déspotas Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel, la franquicia comprada de diputados alacranes, la bancada fascista y algunos ministros, un hemiciclo originalmente previsto para alojar debates de una representación popular democráticamente electa, fue vilmente mancillado. Ninguno de los presentes de tan despreciable aglomeración de individuos ignoraba que Maduro fue derrotado por una abrumadora mayoría de venezolanos que eligió presidente a Edmundo González Urrutia. Sin moral ni principios, convalidaron el fraude para continuar con sus expolios a la nación. Y ese resultado, público y notorio, es inobjetable, recogido en la casi totalidad de actas oficiales que pudieron recogerse. EE.UU., Europa, Canadá, Japón y la mayoría de los países de la región así lo reconocen.

Escaldado por derrota política tan contundente, Maduro decidió imponerse por la fuerza. Los millones que votaron por su salida están desarmados. Fracasado su intento por convencer a los venezolanos, de llegar a sus corazones y alimentar sus sueños, abandona la política como escenario de lucha. Opta por la imposición militar, aprovechándose de los oficiales y funcionarios corruptos que ha colocado al mando de la FAN y al frente de las instituciones del Estado. Abdicó de toda posibilidad de legitimarse, no sólo en el plano político e institucional, sino también en el plano económico, social, moral, con relación a los valores patrios y con respecto a las normas de convivencia democrática y pacífica con que aspira regirse el mundo. Su aparente supremacía, fundada en la fuerza, oculta una enorme debilidad. Su ilegitimidad profundiza el estado de anomia, con graves implicaciones para sus intentos de perpetuarse en el poder:

1) Plantea un insuperable problema de gobernanza por la pérdida de toda credibilidad. Se le esfumó su capacidad para el control social;
2) Destruye la confianza de potenciales inversionistas, tan necesitados para reactivar la economía, ante la ausencia del Estado de derecho, con sus garantías procesales y de respeto a la propiedad;
3) Estimula, eso sí, las acciones especulativas y las corruptelas que desangran a la nación. Éstas pululan ante la discrecionalidad decisoria de un marco institucional corroído;
4) Anula toda eventualidad de reestructurar la deuda externa y, con ello, de reincorporarse a los mercados financieros internacionales para acceder a créditos;
5) Atenta contra las posibilidades de atraer las cuantiosas inversiones requeridas para recuperar la producción petrolera, estimadas en unos USD 100 mil millones para la próxima década;
6) Propicia la suspensión de las licencias que habilitan la producción petrolera en Venezuela de las empresas Chevron, Eni, Repsol y Maurel & Prom;
7) Impide el usufructo de los USD 5 mil millones en DEGs que el FMI tiene retenidos a Venezuela, así como de las 31 toneladas de oro de la nación depositadas en el Bank of England;
8) Hace al Estado venezolano aún más vulnerable a embargos de activos externos (fletes de petróleo, CITGO, otros) por parte de acreedores buscando recompensar sus pérdidas por confiscación;
9) Aísla al país de la obtención de préstamos de los multilaterales para coadyuvar con la estabilización macroeconómica y las reformas estructurales requeridas para la recuperación económica;
10) Genera condiciones muy poco propicias para reemprender el crecimiento económico y la generación de empleo productivo. En una economía cuyo tamaño se ha reducido en más de un 70% desde que Maduro está en el poder, condena irremediablemente a la población a subsistir en la pobreza;
11) Alienta una mayor migración de venezolanos, descapitalizando al país de talentos y fuerza de trabajo productivo, en particular, al sector público, por los sueldos miserables devengados;
12) La salida de empleados agravará aún más el deplorable estado de los servicios públicos, de la salud, la educación, la seguridad, la cultura y el bienestar ambiental;
13) Dificulta la gestión pública, limitando sus ingresos. Los gastos mínimos imprescindibles que requiere la maquinaria del Estado habrán de perpetuar la brecha (déficit) fiscal;
14) Lo anterior obligará el financiamiento monetario del gasto público, aumentando la inestabilidad de precios y del tipo de cambio, como muestra el salto del dólar paralelo en estos días;
15) Destruye las posibilidades de derrotar las presiones inflacionarias con el marco actual de políticas contractivas. Esfuerzos por reforzar éstas sólo retroalimentarán la contracción económica;
16) Disuade o impide la participación en acuerdos internacionales en prosecución de objetivos comunes con otros países y descalifica a Venezuela para participar en acuerdos de cooperación con ellos, así como con la banca multilateral y/o las agencias de desarrollo;
17) Invita a mayores sanciones contra los señalados por violar derechos humanos y el tráfico de drogas de parte de EE.UU., la UE y otros países;
18) Hace más imperioso la necesidad de acelerar la imposición de sanciones penales y las órdenes de captura de Maduro y a sus esbirros que puedan resultar de las investigaciones por crímenes de lesa humanidad que realizan la CPI y el CDH de la ONU, con el fin de detener la ola represiva desatada;
19) Coloca a Venezuela en condición de paria y de país forajido, vulnerable a la imposición de todo tipo de puniciones, a la exclusión de avances y a un mayor aislamiento internacional.

La abdicación de toda legitimidad para perpetuarse en el poder, a cuenta de contar con unos generales traidores dispuestos a reprimir a la población, es lo más suicida que se le ha podido ocurrir a la casta fascista que controla al Estado. En una exhibición asombrosa de estulticia, el energúmeno del mazo se empeña en espantar lo que queda de sus antiguos aliados, emplazando al presidente Petro de Colombia por haber reclamado la detención de Enrique Márquez, excandidato presidencial, y de Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público, “terroristas” según él. “Estulticia”, Diosdado, es otra manera de decir estupidez. Tales bravuconadas son silbidos en la oscuridad de quien busca controlar sus miedos. Conscientes de su prontuario y temerosos por la suerte de sus fortunas mal habidas, los integrantes del núcleo fascista que depreda a la nación nunca confiaron, lamentablemente, en que había una disposición auténtica de Edmundo González Urrutia y de su equipo por negociar condiciones que permitiesen una transición pacífica y democrática en cumplimiento de la voluntad popular; su mejor oportunidad de irse. Ahora Maduro y Cabello tendrán que pasar la noche en vela, con un ojo abierto, por temor a que, desde su círculo íntimo, los entreguen a la justicia a cambio de los USD 25 millones ofrecidos por EE.UU. para cada uno. Por Padrino López, los gringos ofrecen USD 10 millones. “Peanuts” en comparación con las inmensas fortunas que buscan conservar los personeros más pesados del régimen, pero no así para la mayoría de los oficiales y funcionarios que les sirven de sustento. Porque, por más que alardeen de la misión de su supuesta “revolución”, socialista, bolivariana y antiimperialista, nadie les cree.

Lejos de haber salido airosos, han creado las peores condiciones para su futuro. Porque el liderazgo de Maduro, en vez de proporcionar una máscara civilizada que encubriese los crímenes y corruptelas de sus allegados, representa, con su golpe de Estado, un fardo insoportable que, más temprano que tarde, habrá de enterrarlos. La pregunta no es si habrán de salir, sino cuándo. Con Maduro no hay futuro.

Paradójicamente, el único capaz de salvarlo, dada su carácter atrabiliario e impredecible, es Donald Trump, quien tan pronto anuncia que “todas las opciones están sobre la mesa” para sacarlo, como se sienta a negociar con él como mejor “nuevo amigo”, desplazando a Kim Jong-Un.

Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela, humgarl@gmail.com

Por Eduardo de Rê en Politize

En nuestra serie sobre regímenes políticos, ya hemos hablado de la dictadura, explicando que este sistema centraliza el poder del Estado en una o pocas manos. El totalitarismo, a su vez, es un tipo de dictadura que, además de centralizar el poder, ejerce un dominio absoluto sobre la administración pública e incluso sobre la vida privada.

¿Te imaginas que el gobierno tenga poder para decidir casi todo en tu vida, persiguiéndote y coaccionándote si piensas o actúas de manera diferente? Bien, este control autoritario es una de las características que definen al totalitarismo, que es lo opuesto a la democracia y se vale de la intimidación para gobernar.

En este texto, ¡Politize! te explicará no solo qué fue, sino también de dónde y cuándo surgieron los sistemas totalitarios y cómo funcionan. ¿Vamos?

¿Cuándo y cómo surgió el totalitarismo?

A diferencia de las dictaduras tradicionales, que tienen orígenes y antecedentes remotos, el totalitarismo es más reciente y surgió como forma de gobierno en el siglo XX. Los regímenes totalitarios tuvieron lugar en Europa, especialmente en el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en las décadas de 1920 y 1930.

Así, un elemento importante que impulsó la aparición de este régimen en ciertos países europeos fue la crisis. Tras la Primera Guerra Mundial, el continente estaba no solo devastado, sino también políticamente, económicamente y socialmente desestabilizado.

Algunos países se vieron más afectados que otros. Alemania, por ejemplo, fue considerada culpable de la guerra y, con la firma del Tratado de Versalles, tuvo que cumplir sanciones que profundizaron la crisis económica. Este escenario de inseguridad e inestabilidad dio lugar a que discursos autoritarios ganaran fuerza y apoyo popular.

Por ello, los historiadores clasifican que el totalitarismo surgió en Italia en la década de 1920 con el fascismo. Luego, en la década de 1930, este régimen también se implementó en Alemania con el nazismo; en Portugal con el salazarismo; y en España con el franquismo.

De esta forma, los sistemas totalitarios surgieron de la insatisfacción de la población, que comenzó a ver los discursos autoritarios y la centralización del poder como una solución viable. Como consecuencia, este régimen se consolidó en Europa en esa época, dando inicio a un período marcado por la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué es el totalitarismo?

El totalitarismo es un régimen político caracterizado por el control absoluto del Estado sobre todos los aspectos de la vida pública y privada. A diferencia de otras formas de dictaduras autoritarias, el totalitarismo busca subyugar a la sociedad en su totalidad.

En este sentido, no hay nada que escape al control del totalitarismo. Como expresó el politólogo Karl Deutsch, el ciudadano de un Estado totalitario no dispone ni de tiempo ni de nada que pueda llamar verdaderamente suyo.

Esto significa que las libertades son completamente violadas y restringidas; solo es posible hacer aquello que esté de acuerdo con la ideología del gobierno. El totalitarismo utiliza mecanismos de propaganda, censura, represión y control ideológico para moldear el comportamiento y las creencias individuales a favor del régimen. En la Alemania nazi, por ejemplo, eran comunes las propagandas estatales contra los judíos.

En este modelo, el poder se concentra en un único liderazgo o partido, y no hay espacio para oposición política ni libertad de expresión. Así, el gobierno totalitario se preocupa por mantener a la sociedad bajo su control para evitar que su poder sea cuestionado. Y, para ello, actúa en todas las esferas de la vida para diseminar y consolidar su ideología.

Principales características del totalitarismo

Es importante destacar que cada gobierno totalitario del siglo XX tuvo sus propias particularidades. Sin embargo, los regímenes totalitarios comparten algunas características fundamentales que los diferencian de otras formas de gobierno autoritario:

  • Control absoluto del Estado: Todas las esferas de la sociedad, incluyendo economía, cultura, medios de comunicación y educación, son controladas por el gobierno. Solo se permite la existencia de un único partido político.
  • Ideología dominante: Una ideología única y abarcadora se promueve como verdad absoluta para justificar las acciones del régimen y legitimar su gobierno ante la sociedad.
  • Culto al líder: Por lo general, existe una especie de culto o adoración al líder gobernante, con una doctrina que lo presenta como un ser infalible, correcto y justo.
  • Represión y uso de la fuerza: Cualquier forma de disidencia u oposición es severamente castigada, utilizando herramientas como policía secreta, prisiones arbitrarias y ejecuciones de opositores.
  • Propaganda masiva: Se controla la narrativa pública, glorificando al líder y deslegitimando enemigos reales o ficticios.
  • Eliminación de la oposición política: Partidos, sindicatos o cualquier organización que desafíe el poder son prohibidos o neutralizados.
  • Censura extrema: La libertad de prensa y expresión es suprimida. Solo se divulgan informaciones que favorezcan al régimen.
  • Uso del terror: El Estado utiliza la intimidación y el miedo para perseguir cualquier grupo considerado una amenaza.
  • Nacionalismo exacerbado: Se transforma el patriotismo en un nacionalismo extremo que discrimina a otros pueblos y etnias.

Ejemplos históricos de regímenes totalitarios

El siglo XX fue escenario de regímenes totalitarios que dejaron profundas marcas en la historia mundial. Veamos algunos de los ejemplos más significativos:

Fascismo en Italia

Considerado el primer movimiento totalitario en Europa, el fascismo fue un movimiento de extrema derecha en Italia durante la década de 1920. Este surgió bajo el liderazgo de Benito Mussolini con la creación del Partido Nacional Fascista (PNF). La ascensión fascista se dio en 1922, con la Marcha sobre Roma, cuando Mussolini fue nombrado primer ministro italiano.

Esta marcha consistió en la manifestación de miles de fascistas y simpatizantes exigiendo al Rey Víctor Manuel III ceder el poder al PNF. Ante la presión, el rey nombró a Mussolini como primer ministro.

Una vez en el poder, los fascistas comenzaron a expandir su control sobre el Estado italiano. En las elecciones de 1924, obtuvieron ⅔ del Congreso Nacional, lo que permitió implementar sus medidas. Se debilitó el Poder Legislativo, los poderes de Mussolini se ampliaron y comenzó la dictadura totalitaria fascista.

Benito Mussolini

El fascismo defendía la violencia y el autoritarismo como instrumentos legítimos para alcanzar objetivos políticos, despreciando los valores democráticos. Promovía un nacionalismo extremo y una narrativa de restauración del pasado glorioso de Roma. Las libertades fueron restringidas, los medios de comunicación cerrados y otros partidos políticos declarados ilegales. Mussolini gobernó hasta 1943, cuando Italia fracasó en la Segunda Guerra Mundial.

Nazismo en Alemania

Inspirado en el movimiento fascista italiano y en un contexto de profunda crisis tras la Primera Guerra Mundial, surge el nazismo en Alemania. La insatisfacción y el revanchismo hicieron que el discurso extremista de Adolf Hitler ganara fuerza en los años 30.

En las elecciones de 1932, el Partido Nazi obtuvo 230 escaños en el Parlamento. Con apoyo popular, presionaron al presidente Paul Von Hindenburg para otorgar más poderes a Hitler, quien fue nombrado canciller en 1933 y luego asumió la presidencia.

El nazismo, una ideología de extrema derecha, promovía la superioridad racial, el militarismo, la violencia y la centralización del poder. Monopolizó el poder político, eliminó la oposición y controló la vida cotidiana.

La propaganda fue un instrumento clave para legitimar persecuciones y promover la supremacía racial, lo que derivó en el Holocausto, el genocidio de millones de judíos y otros grupos minoritarios. El régimen nazi terminó en 1945 con la derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Estalinismo en la Unión Soviética

Existe un debate sobre clasificar al estalinismo como totalitarismo. Teóricos como Hannah Arendt, autora de Los orígenes del totalitarismo, lo consideran un régimen totalitario durante el mando de Josef Stalin entre 1927 y 1953.

El estalinismo, de extrema izquierda, combinó ideología marxista con políticas represivas. El Estado soviético controlaba la economía, perseguía opositores y restringía libertades. Stalin consolidó su poder tras la muerte de Lenin, líder de la Revolución Rusa de 1917, y marcó su gobierno con culto a la personalidad, uso de la fuerza y control estatal.

¿Cómo identificar señales del totalitarismo hoy?

Aunque el totalitarismo se asocia con regímenes históricos del siglo pasado, es importante estar atentos a tendencias totalitarias en la política actual. Identificar estos signos puede prevenir que se repitan los errores del pasado.

Antes de consolidarse, los regímenes totalitarios accedieron al poder a través de elecciones y apoyo popular. Posteriormente, corrompieron el sistema democrático y tomaron control absoluto.

Algunos signos de tendencias totalitarias incluyen:

  • Ataques constantes a la prensa independiente y al poder judicial.
  • Discursos autoritarios que promueven odio o violencia.
  • Propaganda masiva glorificando a un líder político.
  • Narrativas sobre un pasado glorioso que debe ser restaurado.
  • Demonización de opositores políticos e ideologías contrarias.

La importancia de defender valores democráticos

La conciencia política es clave para prevenir el surgimiento o retorno de regímenes totalitarios. Es esencial promover valores democráticos como la libertad de expresión, igualdad, derechos humanos y pluralismo político.

Aunque la democracia no es perfecta, permite correcciones y ajustes dentro del sistema. En dictaduras totalitarias, el poder se concentra y la sociedad solo puede obedecer.

Comprender ejemplos históricos como el nazismo y el fascismo nos ayuda a defender principios que impidan su repetición. Por ello, es fundamental fomentar la participación política plural, elecciones libres y libertad de prensa.

Por Eduardo Antonio Rodríguez Armando

La historia de Venezuela en los últimos 25 años se ha escrito con tinta y con sangre; y actualmente con represión, con gritos que se pierden en las penumbras del Helicoide, con desapariciones, secuestros, y torturas que silencian las gargantas de los valientes y los inocentes; pero también con estrategias.

Hoy, Venezuela se encuentra ante una encrucijada tan insondable como los laberintos de la mente humana, donde la desesperación baila con la esperanza y la lógica se tambalea sobre la fe.

El 10 de enero, María Corina Machado, en un acto que muchos considerarán controvertido, pero que me atrevo a llamar una jugada maestra, declaró que le comunicó a Edmundo González que no viniera todavía al país, aún cuando todas las expectativas de los venezolanos estaban puestas sobre este día a titulo de «Hora Cero».

Entonces, ¿Cómo podemos entender esto?; se trata de ¿Una improvisación? ¿Una muestra de debilidad? En absoluto. Esto es ajedrez político. Machado tomó una decisión polémica e inesperada, pero definitivamente necesaria para evitar un desastre de proporciones irreparables.

El regreso que nunca fue

Durante los últimos días, vimos cómo el régimen de Nicolás Maduro se preparaba para ejecutar una emboscada siniestra. Estaba advertido que Edmundo González, presidente electo por más de 7 millones de venezolanos, sería arrestado al pisar suelo venezolano. No sería un arresto cualquiera, sino una trampa cuidadosamente elaborada para desmoralizar a la ciudadania, exhibiendo entre rejas al Presidente legítimo, como símbolo de la derrota de todo el esfuerzo democrático de un pueblo unido.

Hoy, leo en redes sociales decenas de mensajes llenos de frustración y desesperanza, y me pregunto: ¿Es que acaso no lo ven?

Maduro, como un Napoleón delirante que se aferra a un imperio en ruinas, necesita desesperadamente una victoria simbólica. Está claro que ya no puede gobernar con legitimidad, pero puede hacerlo con represión y miedo.

El Presidente legítimo de los venezolanos, secuestrado, esposado y humillado sería su trofeo más preciado. Mostrarlo privado de libertad y derrotado era el objetivo. No necesitaban arrestar a María Corina Machado, políticamente ella era una jugada muy costosa.

Pero María Corina, como el príncipe Míchkin en El idiota de Dostoievski, ha demostrado que la verdadera sabiduría radica en ver más allá de lo evidente, anticipándose a los movimientos del adversario antes de que este siquiera los haya concebido.

El teatro del absurdo

Imaginen la escena, un teatro del absurdo y macabro. Maduro, sentado en el palco principal, aguardando el momento en que Edmundo aparezca para ser detenido, encerrado, amenazado y humillado. ¡Qué trofeo!

Pero la función no resulta como esperaba. Al saber que Edmundo no vendrá, la trama pierde sentido. El actor principal está ausente, el telón cae antes de tiempo y la sala queda en penumbras. La emboscada fracasa. La jugada del régimen se desmorona, dejando a sus protagonistas expuestos, ridiculizados y reducidos al circo mediático que organizaron como «Toma de Posesión», donde ningún presidente democrático asistió, y Maduro sólo estuvo acompañado por sus colegas, los dictadores de Cuba y Nicaragua.

Desde hace meses, el régimen ha trazado una red de conspiraciones para sofocar cualquier chispa de esperanza. Ha perfeccionado el arte de la represión y el engaño, construyendo escenarios donde cada pieza parece estar bajo control. Pero lo que no anticiparon es que María Corina Machado también tiene su propia partida; y esta vez no se juega sobre un tablero de mármol, sino sobre el terreno fértil de la legitimidad y la estrategia.

La jugada maestra: Proteger la esperanza

Solo una persona como María Corina Machado, quien se ha enfrentado frontalmente al régimen durante décadas, y ha vivido el hostigamiento, censura, represión y violencia política de género puede comprender el peso de cada decisión tomada en este contexto.

¿Es cobardía evitar que el Presidente legítimo de Venezuela sea devorado por las fauces de un régimen que lo quiere humillado, destruido y silenciado para desacreditar la lucha democrática de los venezolanos? ¿O es, por el contrario, una muestra de estrategia y sabiduría, de una visión que trasciende lo inmediato?

Esta es la jugada maestra que el régimen no anticipó. Al negarle a Maduro su trofeo, María Corina Machado le arrebató el arma con la que pretendía desgastar al movimiento democrático. Le quitó su espectáculo, su estocada final.

Ahora el régimen tambalea. Sin Edmundo González como prisionero, Maduro pierde su narrativa, basada en el control generado mediante el miedo y la represión.

Y es en ese vacío, donde crece algo que Maduro teme más que a las armas: La esperanza de cambio, representada en un Presidente electo legítimamente, de un pueblo que quiere cobrar su victoria democrática, respaldada por más de 7,3 millones de actas electorales.

¿Qué viene ahora?

Desde el momento en que Maduro se juramentó el 10 de Enero, materializó un Golpe de Estado y usurpa las funciones del Presidente electo de Venezuela, Edmundo González. Por su parte Edmundo González, ya activó los mecanismos de apoyo internacional y cuenta con el reconocimiento y respaldo del mundo democrático.

Maduro está por primera vez acorralado en todos los ámbitos, y lo más probable es que por presión y desgaste cometa muchos errores; apelará probablemente a más represión y hostigamiento. Pero quien pretende gobernar con la desesperación y el miedo de su pueblo olvida que la justicia es ineludible. Las cadenas que hoy sostienen al régimen serán las mismas que un día muy cercano lo asfixiarán y hundirán.

En este momento de incertidumbre, cuando la luz parece más tenue, debemos aferrarnos a una verdad fundamental: El pueblo venezolano no está solo. Esta lucha, aunque larga y dolorosa, traza el camino hacia la libertad.

Por primera vez en 25 años, tenemos un presidente electo legítima y democráticamente, y contamos con las pruebas para demostrarlo.

María Corina Machado tomó una decisión difícil, lo sabe, y el tiempo le dará la razón. Cuando las piezas caigan y el tablero se despeje, veremos que cada movimiento fue calculado con precisión quirúrgica. El jaque mate no llegará de golpe, sino como un desenlace paciente, donde cada pieza jugará su papel.

La libertad está cerca, más de lo que muchos piensan. Pero para alcanzarla, debemos apoyar a quienes, como María Corina Machado, están dispuestos a sacrificar lo inmediato por lo sustentable.

Ánimo, y Gloria al Bravo Pueblo.

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