El actual secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, ofreció este jueves una valoración contundente sobre la tragedia venezolana y el compromiso renovado de la administración Trump para enfrentarla. En declaraciones a Fox Business, Wright evocó la Venezuela próspera de décadas pasadas y contrastó su auge con el devastador colapso institucional y económico que siguió al ascenso del chavismo.
“Venezuela fue una gran historia de éxito en los años 70 y 80, uno de los países más ricos de América Latina, un gran aliado de Estados Unidos”, afirmó Wright. “Tenía un sistema energético enorme y en crecimiento que dependía fuertemente de compañías americanas. Era una gran asociación”.
El secretario no dudó en responsabilizar directamente al chavismo por la caída: “Eligieron dos dictaduras comunistas que quitaron la democracia y la libertad en el país”, dijo, en alusión directa a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. “Han tenido 25 años miserables”.
Wright también describió el enfoque actual de Washington hacia Caracas: “Estados Unidos está tratando de averiguar cómo dirigir a Venezuela de vuelta a una nación civilizada, que no amenace a sus vecinos, que no empobrezca a su gente, que no envíe bandas criminales a Estados Unidos”.
En ese contexto, defendió las medidas de presión impulsadas por el presidente Trump, a diferencia de la pasividad de administraciones anteriores. “En lugar de simplemente dejarlo pasar, se está plantando, tratando de ejercer presión sobre Venezuela para impulsar un cambio allí. Creo que va en la dirección correcta”, señaló.
El secretario cerró con una afirmación que condensa la urgencia y la esperanza: “Sería una victoria para Estados Unidos y, sobre todo, una victoria para Venezuela si podemos lograr un giro en ese país. Si Maduro se va, tal vez las cosas cambien”.
Sus declaraciones llegan en un momento de creciente aislamiento del régimen venezolano, cuyo colapso institucional ha provocado una de las crisis humanitarias y migratorias más graves del hemisferio. Washington, ahora con un discurso más claro y una política más firme, parece decidido a no repetir los errores del pasado.