Según una disposición del Servicio de Aduanas difundida el viernes por la noche, estas exenciones se aplican en particular a los dispositivos electrónicos importados desde China, cuyos productos enfrentan gravámenes de un 145% a su entrada en Estados Unidos.
Los semiconductores también estarán libres del impuesto aduanero del 10% que la primera potencia económica aplica a la mayoría de bienes independientemente del país de procedencia.
Sin embargo, pueden ser gravados más adelante con un arancel específico para esta industria. Sobre el tema, Trump dijo el sábado que dará una respuesta «muy específica» el lunes.
La exención de aranceles a la tecnología beneficiará, principalmente, a gigantes como Apple, empresa deslocalizada que fabrica su iPhone y otros productos estrella en China, así como a Dell o Nvidia.
Los productos favorecidos representan más del 20% de las importaciones procedentes del gigante asiático, según datos de las aduanas estadounidenses transmitidos por Gerard DiPippo, del centro de investigación RAND sobre China. Este cambio de rumbo de Estados Unidos es «la mejor noticia posible para los inversores del sector tecnológico», consideró por su parte Daniel Ives, analista financiero de Wedbush Securities.
Sin estas exenciones, «la industria tecnológica estadounidense habría retrocedido diez años y la revolución de la inteligencia artificial se habría ralentizado considerablemente», explicó.
Tras el anuncio, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, insistió en que las empresas en cuestión estaban, no obstante, «trabajando» para trasladar su producción a Estados Unidos lo antes posible, el principal argumento de Trump para justificar su política aduanera.
RFI