En medio de una crisis cambiaria en la que el bolívar se desmorona frente al dólar, los venezolanos enfrentan una aceleración de la inflación que no da tregua. En un país donde los ingresos de los trabajadores y pensionados son de los más bajos de la región, el impacto se siente con mayor dureza.
Por: Víctor Salmerón – East Web Side
El Banco Central, controlado por el mandatario Nicolás Maduro, ha estado ocultando las cifras desde octubre, pero el Observatorio Venezolano de Finanzas indica que en enero la inflación fue de 7,9%, una cifra superior al 4,2% de enero de 2024 y bastante elevada para el primer mes del año, cuando por razones estacionales los precios suelen perder potencia.
Con este resultado de enero, el Observatorio precisa que la inflación acumulada en los últimos doce meses es de 91%, una magnitud que apunta a que, si no hay correctivos este año, los precios tendrán un alza de tres cifras.
Principalmente, la inflación obedece a un desequilibrio cambiario que en enero se tradujo en un aumento del 12% en la cotización del dólar en el mercado oficial, lo cual impacta de inmediato el precio de una amplia gama de productos y servicios que dependen de bienes importados, creando un clima de incertidumbre que afecta las expectativas.
Además, influye la dinámica bimonetaria. La mayoría de los precios están en dólares, por lo tanto, un dólar más caro inmediatamente aumenta la cantidad de bolívares a pagar por cada producto o servicio.
“La cifra de inflación mensual se correspondió con la del aumento del precio del dólar durante enero”, dice el reporte del Observatorio Venezolano de Finanzas.
El impacto para los trabajadores y pensionados
El incremento de los precios golpea con dureza a seis millones de pensionados que tras la quiebra del Estado reciben cada mes una pensión simbólica que equivale a dos dólares y un bono complementario equivalente a 45 dólares.
“De no ser por el dinero que me envían mis nietos que están en Colombia no sé qué haría, la pensión y el bono no alcanzan para vivir”, explica Leticia Flores, una pensionada de 80 años.
Macroconsultores mide el precio de nueve alimentos básicos y señala que al cierre de enero el costo de una canasta con harina de maíz, harina de trigo, pasta, aceite, leche en polvo, arroz, atún enlatado, azúcar y granos se ubicó en el equivalente a 32 dólares.
Tomando en cuenta el salario y los bonos, el ingreso mínimo integral para los trabajadores equivale a 130 dólares mensuales. Los bonos, que no tienen efecto en el cálculo de las prestaciones sociales, vacaciones y el resto de los beneficios, prácticamente representan la totalidad del ingreso.
El desequilibrio cambiario en Venezuela
Durante los primeros diez meses de 2024, el Banco Central mantuvo el tipo de cambio oficial anclado con el objetivo de enviar una señal de estabilidad y controlar rápidamente la inflación. Sin embargo, aunque la inflación se desaceleró, no lo hizo a la velocidad ni a los niveles esperados debido a problemas en el crecimiento de la oferta, como las fallas de electricidad que afectan la producción de las empresas.
El dólar, cuyo precio permanecía constante mientras todo lo demás aumentaba, se convirtió en un bien muy barato y la demanda de divisas comenzó a escalar. Para defender al anclaje, el Gobierno limitó la cantidad de bolívares en la economía: sin bolívares no es posible comprar dólares.
La estrategia consistió en reducir el gasto público en partidas muy sensibles como salarios y pensiones. Además, trancó el grifo del crédito obligando a los bancos a engavetar más de dos tercios del dinero que gestionan.
No obstante, tras las controvertidas elecciones de julio de 2024, el Gobierno aumentó el gasto y la inyección de bolívares rápidamente se desplazó a la compra de dólares. En este entorno el Banco Central fue incapaz de satisfacer la demanda y quienes no podían comprar divisas en el mercado oficial se desplazaron al mercado paralelo.
Entonces el dólar comenzó a escalar en el mercado paralelo y surgió una brecha con el tipo de cambio oficial. Frente a este descontrol, el Banco Central admitió la derrota y a finales del año pasado comenzó a permitir el ascenso del dólar en el mercado oficial.
La creación de dinero para cubrir gasto
Un elemento clave en la dinámica de los precios es que la administración de Nicolás Maduro recurre a la emisión de dinero para cubrir la expansión del gasto. Hermes Pérez, profesor de la Universidad Metropolitana y exfuncionario del Banco Central, explica a El Observador USA que “a partir del último trimestre del año pasado aumenta de manera considerable el financiamiento monetario”.
“Muchos bolívares persiguiendo una cantidad limitada de dólares, bienes y servicios es la receta para el alza de los precios”, dice Pérez, y añade que en 2024 la cantidad de dinero que creó el Banco Central para financiar al Gobierno aumentó 152%.
“Mientras esto siga sucediendo es imposible pensar en que va a haber estabilidad de precios, está más que probado que la irresponsabilidad monetaria genera inflación”, agrega.
Solo en los últimos cuatro meses la cotización del dólar acumula un salto de 67% en el mercado oficial y, como el dólar tampoco ha dejado de escalar en el mercado paralelo, se mantiene una brecha entre los dos tipos de cambio de 20%.
Cómo se explica la inflación en dólares
En buena medida el dólar desplazó al bolívar y se emplea para pagar en una porción muy importante de las transacciones, calcular los precios y ahorrar. Los desequilibrios de la economía venezolana también están presentes en esta moneda.
La firma Ecoanalítica indica que en 2024, en promedio, los precios en dólares aumentaron 12%, una variación elevada cuando se mide el costo de vida en divisas.
Luis Arturo Bárcenas, director de Ecoanalítica, explica que este incremento, que los venezolanos suelen llamar “la inflación en dólares” principalmente se explica por sucedido en el mercado cambiario.
Durante los primeros diez meses de 2024, cuando el tipo de cambio oficial estuvo anclado mientras el precio en bolívares de los bienes y servicios seguía escalando, se hizo necesario pagar con más divisas para comprar los mismos productos.
En la segunda parte del año, cuando la cotización del dólar comenzó a elevarse, vino el impacto de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Una porción de las empresas y los comercios usan el tipo de cambio paralelo para establecer sus precios, pero a fin de evitar sanciones por parte del Gobierno, aumentan el precio en dólares al tipo de cambio oficial, a fin de compensar la brecha.
“Al final tienes unos precios en divisas que se van ajustando lentamente a este fenómeno”, dice Bárcenas.
Desde su punto de vista, para corregir el desajuste el Banco Central del chavismo debería permitir una mayor depreciación del tipo de cambio oficial, a fin de cerrar la brecha.
“El Banco Central ha dejado que el diferencial crezca y no ha implementado una devaluación más agresiva de la paridad oficial lo cual vería como una solución práctica en cuanto a que cerrarías la brecha”, explica.