Morfema Press

Es lo que es

Cardenal supremo anuncia ciberataque celestial y el papa que iba a ser no fue

Comparte en

En una Plaza de San Pedro abarrotada, el humo blanco nunca llegó. Las campanas no sonaron. Los cardenales, encerrados en un cónclave que prometía ser histórico, esperaban en vano mientras un rumor corría como pólvora: ¡Elvis Amoroso, el hombre de las actas invisibles, había aterrizado en el Vaticano!

MFM y la IA

Sí, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, conocido por proclamar victorias sin mostrar boletas, se había autoproclamado «cardenal supremo» para elegir al nuevo Papa. Y, como era de esperarse, el mundo se quedó con la boca abierta.

Todo comenzó cuando, en un giro digno de una telenovela caraqueña, Amoroso apareció en la balconada papal con una tablet en la mano y un micrófono que parecía sacado de un karaoke en Petare. «Hermanos y hermanas, el Espíritu Santo ha hablado… ¡a través de un servidor!», gritó, mientras los peregrinos se miraban confundidos. «¿Y el cónclave?», preguntaban los fieles. «Eso es un formalismo burgués», respondió él, ajustándose la gorra del PSUV que, por algún motivo, llevaba bajo una mitra improvisada.

Según fuentes extraoficiales (porque las oficiales están «en revisión por un ciberataque celestial»), Amoroso no consultó a los cardenales, no contó votos ni respetó la tradición milenaria. En cambio, señaló a dedo al «Papa Electo»: un desconocido arzobispo de una diócesis remota, famoso por su devoción a la arepa con queso llanero y su lealtad inquebrantable a cierto régimen caribeño. «Es la voluntad divina, certificada por el CNE vaticano», afirmó Amoroso, mientras esquivaba tomates lanzados por los romanos más ortodoxos, que, obviamente, resultaron presos dentro del caracol de concreto.

La oposición vaticana, liderada por un grupo de cardenales, presentó actas que demostraban que otro candidato —un teólogo pacifista con aire de influencer comempanadas— había ganado con el 70% de los votos. Pero Amoroso, fiel a su estilo, declaró que las actas eran «falsas» y acusó a los cardenales disidentes de ser «agentes del imperialismo romano». Para rematar, anunció que el nuevo Papa gobernaría «hasta el 2031, renovable por decisión popular»… o sea, suya.

El escándalo no tardó en estallar. En las redes sociales, el hashtag #PapaPorDedazo se volvió tendencia, con memes que mostraban a Amoroso recontando hostias en lugar de votos. La Unión Europea amenazó con sanciones, pero luego las levantó «para no entorpecer el diálogo ecuménico». Estados Unidos, por su parte, congeló las cuentas del «cardenal» en el Banco del Vaticano, aunque nadie sabe si tenía algo más que un par de euros para el café.

Mientras tanto, en la Plaza de San Pedro, los fieles seguían esperando una explicación. «¿Dónde están las actas?», gritaban. Amoroso, imperturbable, respondió desde su balcón: «El pueblo sabe quién es su Papa. No necesitamos papeles para demostrar la verdad». Y, con una sonrisa que mezclaba picardía y desafío, se despidió con un «Viva la fe soberana», dejando al mundo preguntándose si esto era un golpe de Estado divino o simplemente otro día en la vida de Elvis Amoroso.

Por ahora, el «Papa Electo» ya está ensayando su primera homilía, que incluirá un llamado a la «unidad continental» y un cover de reguetón dedicado a San Pedro. Y mientras Roma arde en protestas, una cosa es segura: con Amoroso al mando, ni el Vaticano se salva de las elecciones a la venezolana.

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll to Top
Scroll to Top