Por José Ignacio Gerbasi
Venezuela está en la cuerda floja, lo sabemos. Cada día nos enfrentamos a desafíos que parecen interminables, y la tentación de rendirse se cierne sobre nosotros. Hemos perdido mucho: familiares, amigos, oportunidades. Pero en este preciso momento, en medio de la adversidad, también tenemos algo que puede cambiarlo todo: nuestra voluntad de seguir luchando.
Este país ha vivido más que suficiente para saber que el verdadero progreso no viene de la noche a la mañana, ni de promesas vacías, ni de aquellos que se presentan como salvadores. El verdadero cambio se construye con perseverancia, paciencia estratégica y una visión clara. Como lo demuestra la ciencia del grit, lo que necesitamos no es un líder que hable de milagros, sino uno que esté dispuesto a caminar junto a nosotros en el largo y arduo camino hacia la libertad.
En tiempos de desesperanza, lo fácil es sucumbir al agotamiento. La tentación de rendirse está siempre al alcance de la mano, pero la verdadera fuerza está en mantener el rumbo, en seguir luchando con paciencia estratégica. Lo que sabemos, gracias a los estudios de Angela Duckworth, es que el talento no lo es todo. Las personas que logran lo que parece imposible no son las más inteligentes ni las más rápidas, son las que se mantienen firmes, las que no se rinden cuando las cosas se complican. Son aquellas que tienen un propósito claro, y que no dejan que los obstáculos apagan su pasión.
En un estudio con los cadetes de la Academia Militar de West Point, aquellos que tenían más grit – es decir, más perseverancia y pasión por su objetivo – tenían un 69% más de probabilidades de completar el exigente curso de entrenamiento, a pesar de las dificultades físicas y emocionales. Lo que esta cifra nos dice es simple: en momentos difíciles, no es el talento lo que te mantiene de pie, sino tu capacidad para persistir, tu voluntad para seguir adelante.
Venezuela necesita exactamente eso: no rendirnos, no caer en el desencanto, sino persistir con toda nuestra fuerza, aunque los días sean oscuros, aunque el futuro sea incierto.
No sigas a quienes te venden soluciones rápidas, ni a aquellos cuyo discurso se desvanece en el aire. La verdadera transformación no llega por magia, sino por el trabajo constante de aquellos que nunca se apartan de sus principios. Venezuela no necesita más promesas vacías, ni líderes que flaquean cuando las cosas se complican.
Lo que necesitamos son líderes que tengan coherencia. Líderes que demuestren con sus acciones lo que prometen. Seguir a aquellos que no han sido coherentes, que vacilan en sus principios o que buscan su propio beneficio, es un gran error. La historia está llena de líderes que, con discursos grandilocuentes, han arrastrado a los pueblos a la decepción. Venezuela no puede permitirse este lujo. Debemos apoyarnos en aquellos que han demostrado, a través de su compromiso y su historia, que el camino hacia la libertad no es fácil, pero es el único que vale la pena recorrer.
María Corina Machado, entre otros, ha mostrado una y otra vez que su liderazgo está basado en la integridad. Su visión no ha flaqueado, no ha negociado principios, incluso cuando la presión era más fuerte. Y por eso debemos seguir confiando en ella y en los liderazgos que nos demuestran con hechos que son fieles a sus valores. Su coherencia es un faro en medio de la tormenta. No sigas a quienes se pierden en el viento de la popularidad, sigue a aquellos que te guían con firmeza hacia la luz de la libertad.
La perseverancia tiene base científica. Un estudio realizado con estudiantes de secundaria demostró que aquellos con más grit no solo obtenían mejores resultados académicos, sino que su éxito se mantenía a largo plazo. El estudio de Duckworth concluyó que los estudiantes con mayores niveles de grit tenían un desempeño académico un 37% superior a sus compañeros, incluso si no eran los más inteligentes. La pasión y la perseverancia son lo que marcan la diferencia, mucho más que cualquier talento innato.
Esto no es solo teoría. Esto es lo que necesitamos para Venezuela: una persistencia imparable, una voluntad férrea de no rendirnos. Cada pequeño esfuerzo cuenta. Cada día que seguimos luchando, que seguimos resistiendo, nos acerca más al cambio real. No se trata de esperar en la inacción, sino de avanzar cada día con la certeza de que el futuro que soñamos se está construyendo, aunque no siempre lo veamos de inmediato.
La libertad y el éxito de Venezuela no se lograrán con palabras vacías ni con atajos. Necesitamos grit: esa fuerza que nos empuja a seguir, día tras día, a pesar de todo. Necesitamos creer que cada paso, por pequeño que sea, nos acerca más a la victoria. No importa lo difícil que se vea el camino, lo que importa es que estamos en el camino correcto.
Este es el momento de fortalecer nuestra esperanza, de entender que el cambio que tanto anhelamos es posible si seguimos luchando con la misma pasión y perseverancia que nos ha traído hasta aquí. No podemos rendirnos, no debemos dejar que la desesperación nos venza. Seguimos, avanzamos, y estamos más cerca que nunca de lograrlo. El futuro de Venezuela está en nuestras manos. ¡Sigamos adelante, con paciencia estratégica, con grit, y con un liderazgo que nunca pierde su rumbo!
Vamos por más…
@jgerbasi