Morfema Press

Es lo que es

Proyecto REMO: refugios para la lectura y la educación de niños en zonas pobres de Venezuela

Comparte en

La venezolana Darmelys Morillo, profesora de educación inicial en una zona pobre de Caracas conocida como Filas de Mariche, tiene la seguridad de que en esta área donde son frecuentes las fallas de servicios públicos “la principal carencia es la educación”.

Por: Nicole Kolster – La Voz de América

Sin embargo -explica- hace siete meses un proyecto llamado REMO, que impulsa la Fundación ProPetare, está haciendo la diferencia con la instalación de pequeñas bibliotecas ubicadas en los sectores de Caracas, Carabobo, Aragua y Miranda.

“Tenemos hasta mamás que no sabían leer, niños que tampoco saben leer y están en sexto grado”, expresó la educadora, que no ocultó su preocupación durante una entrevista con la Voz de América.

Morillo habla desde su experiencia de ocho años impartiendo clases a niños y jóvenes en zonas vulnerables.

“Antes era una tradición que llegaras a primer grado y tenías que saber leer, ahorita no”, lamenta. A la vez cuestionó “por qué los niños llegan a sexto grado (de 10 a 12 años) sin saber leer”.

“Por la situación que estamos viviendo en los colegios públicos, donde estamos impartiendo clase solo dos veces a la semana, de 7:30 a 10:30 de la mañana, entonces a veces no puedes dar el contenido completo”, afirmó.

Se trata de un horario mosaico o de emergencia que asumieron muchos directores y docentes de centros educativos públicos de Venezuela, ante la crisis salarial que los golpea. Los profesores venezolanos son considerados los peores pagados de América Latina.

Morillo, por ejemplo, gana 4,5 dólares cada 15 días. “Eso no alcanza para nada”, dice.

En realidad, 4,5 dólares alcanzan hoy para comprar dos kilos de cebollas en el mercado.

“A veces le echamos la culpa al docente, pero ¿quién se pone en el zapato de nosotros para poder, con el sueldo que tenemos, asistir a diario (a dar clases)? ¿Y el pan de cada día, cómo vas a dar clase si no te alimentas bien? Y el niño que tiene necesidades y no se alimenta bien tampoco va a asistir a clases”, cuestiona.

De cualquier forma, este método u horario reducido afecta el proceso de aprendizaje de los alumnos.

En marzo, la Red de Observadores Escolares de La Asociación Civil Con La Escuela publicó un informe donde destaca que 13,08 % de los niños de tercer grado (entre 8 y 9 años) no pueden leer “ni una sola palabra” y el 24,09 % apenas alcanza hasta 14 palabras por minuto”.

“Estos resultados reflejan una realidad educativa que invita a la reflexión. La falta de clases en muchas instituciones, exacerbada por la alta inasistencia estudiantil a las escuelas y el impacto negativo de la situación socioeconómica en los docentes, ha influido desfavorablemente en el aprendizaje de los estudiantes”, indica el informe.

En todo caso, Morillo quiere contribuir y promover la lectura en estos niños. Se apoyó entonces en la Fundación ProPetare y juntos impulsaron la creación de una pequeñísima biblioteca en su comunidad donde viven unas 63 familias.

Es un pequeño cajón de madera en forma de casa que está sujeto en una columna que quedó de una vivienda derrumbada en la zona. Tiene una puerta, que unos niños abren para tomar libros y cuentos.

¿Quién sabe leer?, preguntó…

Silencio…

Al rato, un niño se anima a leer. Tiene en sus manos La Dama y el Vagabundo.

“A veces hacemos una lectura entre todos y eso da pie a que el niño también se entusiasme a hacer lo que tanto se ha perdido”, sigue Morillo.

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll to Top
Scroll to Top