La teoría del apego sugiere que nuestras relaciones tempranas con nuestros cuidadores (en la infancia) sientan las bases para construir relaciones en el futuro (en la edad adulta).
El comportamiento de nuestros cuidadores es el primer ejemplo de interacciones sociales que se nos presenta. Por lo tanto, nos da información sobre cómo funcionan las relaciones.
¿Me van a cuidar otras personas? ¿Puedo confiar en ellos? ¿Puedo sentirme seguro con en ellos?
Te adelanto que, al criar a un bebé en un entorno seguro y siguiendo los principios básicos de la crianza con apego, donde los cuidadores están emocionalmente disponibles y responden a las necesidades del bebé, las respuestas a estas preguntas (subconscientes) probablemente serán sí. Esto es lo que llamamos un apego seguro.
La forma en que el padre y la madre (o los cuidadores principales) interactúan con su bebé durante los primeros meses de vida de éste, determina en gran medida el tipo de apego que formará con ellos. La relación entre el cuidador principal y el bebé puede crear un estilo de apego seguro, ansioso, desorganizado o evitativo que formará un modelo para las relaciones a lo largo de la vida del bebé. Es decir, muy posiblemente, ese estilo de apego se mantendrá en la edad adulta.
Cuando la madre y el padre están emocionalmente disponibles y responden a las necesidades del bebé, es probable que éste desarrolle un apego seguro. El apego seguro a uno de los progenitores o al cuidador principal otorga a los niños numerosos beneficios que, por lo general, duran toda la vida. Los niños con apego seguro son más capaces de regular sus emociones, se sienten más seguros al explorar su entorno y tienden a ser más empáticos y cariñosos que aquellos que tienen un apego inseguro.
“Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico que una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.John Bowlby
Por el contrario, cuando la madre o el padre no están emocionalmente disponibles y no responden a las necesidades del bebé, causan a sus hijos una angustia considerable. Los niños se adaptan a este entorno de rechazo mediante la construcción de estrategias de apego defensivas en un intento por sentirse seguros, modular o atenuar estados emocionales intensos y aliviar la frustración y el dolor. Forman uno de los tres tipos de apego inseguro hacia sus padres (evitativo, ansioso o desorganizado).
La verdad es que, en la mayoría de los casos, esta no es una elección consciente. La forma en que formamos relaciones como adultos tiene mucho que ver con la forma en que formamos nuestros primeros vínculos sociales de niños con nuestros cuidadores.
¿Qué es el apego evitativo?
El apego evitativo es un estilo de apego que se desarrolla durante la primera infancia. Las personas con apego evitativo no buscan apoyo en otras personas. No toleran la intimidad emocional y es posible que no puedan construir relaciones profundas y duraderas.
Tiende a ocurrir en niños que no experimentan respuestas sensibles a sus necesidades. Los progenitores de niños con un vínculo de evitación tienden a no estar emocionalmente disponibles o no responder a ellos la mayor parte del tiempo. Ignoran las necesidades de sus hijos y pueden rechazarlo especialmente cuando su hijo está herido o enfermo. Estos padres también rechazan el llanto del bebé y fomentan la independencia prematura en sus hijos.
En respuesta, el niño aprende temprano en la vida a reprimir el deseo natural de buscar a un padre o madre para que lo consuele cuando está asustado, angustiado o con dolor.
Estos niños aprenden que reconocer y mostrar angustia conduce al rechazo o al castigo. Al no llorar o expresar abiertamente sus sentimientos, a menudo pueden satisfacer parcialmente al menos una de sus necesidades de apego, la de permanecer físicamente cerca de sus cuidadores.
Desarrollar un estilo de apego evitativo en la niñez puede llevar a dificultades para formar relaciones cercanas en la adultez. Los niños con un estilo de apego evitativo de adultos pueden volverse muy independientes, tanto física como emocionalmente. Y pueden desarrollar miedo al compromiso.
Es más, en el lugar de trabajo, a menudo se les ve como el «lobo solitario independiente«. Sin embargo, es posible que estas personas cambien y desarrollen un estilo de apego seguro. Es posible que la persona aprenda a establecer otro tipo de vínculos más sanos.
Causas del apego evitativo
Tal y como decíamos antes, el apego por evitación se desarrolla cuando un bebé o un niño pequeño tiene un padre, madre o cuidador que constantemente no está disponible emocionalmente o no responde a sus necesidades. Los bebés con un estilo de apego evitativo también pueden haber enfrentado el desánimo repetido de llorar o expresar emociones externas, sin ser atendidos.
Cuando el niño percibe que no se satisfacen sus necesidades básicas y emocionales, le costará confiar en las personas. Los niños pueden percibir los lazos sociales como inseguros. Así es como un niño acaba formando un vínculo inseguro.
Cabe destacar que el padre y/o la madre no descuidan necesariamente al niño en general, están presentes. Sin embargo, tienden a evitar la demostración de emoción e intimidad y, a menudo, no sintonizan con las necesidades emocionales del niño. Estos cuidadores son reservados y parecen retroceder cuando el niño busca apoyo, consuelo y afecto.
Es probable que los cuidadores se vuelvan más distantes a medida que la situación se vuelve más densa emocionalmente. Pueden sentirse abrumados y querer escapar de esa situación. Aquí es cuando su falta de disponibilidad emocional sería más evidente.
El niño expresa una necesidad de cercanía, pero en lugar de recibirla, percibe que la puerta está cerrada. Los padres cuyos hijos se vuelven evitativos no solo evitan expresar sus propias emociones, también pueden desaprobar y no tolerar cualquier manifestación notable de emociones en otras personas.
El padre/madre o cuidador de un niño que tiene un apego por evitación puede:
- Carecer de conocimientos sobre cómo apoyar a su hijo
- Tener falta de empatía
- Enfadarse o separarse físicamente de un niño cuando muestra signos de miedo o angustia
- Sentirse abrumado por las responsabilidades de la paternidad/maternidad
- No haber desarrollado un sentido de compromiso
- Tener un estilo de apego evitativo ellos mismos (que fue transmitido por sus cuidadores hacia ellos, y que ahora, ellos sin querer transmiten a su hijo)
- Negarse habitualmente a reconocer los llantos de su hijo u otras muestras de angustia o miedo
- Suprime activamente las manifestaciones emocionales de sus hijos diciéndoles que dejen de llorar
Los niños con apego evitativo también pueden desconectarse de sus propias necesidades y sentimientos. Estos niños pueden aprender a calmarse a sí mismos y sentir que solo pueden confiar en sí mismos. Como resultado, tienen poca motivación o confianza para buscar ayuda o apoyo de otros. ¿Lógico verdad?
Piensa en esa persona que conoces, que es autosuficiente y que no depende de los demás. Si nos basamos en la teoría del apego, categorizaríamos su estilo de apego como un estilo de apego inseguro. Más específicamente, como evitativo. ¿Ahora comprendes mejor el porqué de las reacciones de una persona con apego evitativo? Si lo pensamos, estos niños desarrollan estrategias que les permiten sobrevivir de la mejor manera posible. Sin embargo, siguen utilizando las mismas estrategias cuando como adultos interactúan con otras personas. Todo parte de un apego evitativo.
¿Cómo reconocer el apego evitativo?
Un niño con un estilo de apego evitativo puede no mostrar ninguna muestra externa de deseo de cercanía, afecto o amor.
Estos niños también pueden querer estar cerca de su cuidador principal pero no interactuar con ellos. También pueden rechazar el contacto físico con su cuidador.
Los estilos de apego y sus comportamientos asociados pueden (y suelen) durar hasta la edad adulta. Como adulto, una persona con un estilo de apego evitativo puede experimentar lo siguiente:
- Evita la cercanía emocional en las relaciones
- Sienten que sus parejas son empalagosas cuando simplemente quieren acercarse emocionalmente
- Se retrae y afronta situaciones difíciles solo
- Reprime las emociones
- Evita quejarse, prefiriendo enfurruñarse o insinuar lo que le ha molestado
- Teme el rechazo
- Tiene un fuerte sentido de independencia
Es importante señalar que las personas con apego evitativo pueden ser muy sociables, tranquilas y divertidas. Además, estas personas pueden tener muchos amigos y/o parejas sexuales. En general, no están solos. La dificultad la tienen en establecer lazos más íntimos y duraderos.
Los adultos con apego evitativo tienden a ser independientes y no dependen de los demás para tranquilizarse o recibir apoyo emocional.
Cuando se enfrentan a separaciones o pérdidas, muchos hombres y mujeres con apego evitativo, suelen centrar su atención en otros problemas y objetivos. Otros tienden a desaparecer e intentar hacer frente a la amenaza por sí mismos. Niegan su vulnerabilidad y utilizan la represión para manejar las emociones que se despiertan en situaciones que activan sus necesidades de apego. Cuando buscan el apoyo de un compañero durante una crisis, es probable que utilicen estrategias indirectas como insinuar, quejarse y enfurruñarse, en lugar de expresar abiertamente su necesidad.
¿Cómo afecta el apego evitativo a la pareja?
Para los adultos evitativos, las interacciones sociales y los lazos permanecen en la superficie. A menudo, buscan relaciones y disfrutan de pasar tiempo con su pareja, pero pueden sentirse incómodos cuando las relaciones se vuelven demasiado íntimas. Pueden percibir que sus parejas quieren demasiado.
Digamos que te permiten estar cerca de ellos, pero no te dejan entrar. Cuando las cosas se ponen serias, es probable que las personas con apego evitativo se cierren en sí mismas.
En este punto, esas personas podrían intentar encontrar una razón para terminar una relación. Es posible que se sientan muy molestos por el comportamiento, el hábito o incluso la apariencia física de su pareja. En consecuencia, comienzan a distanciarse de la pareja.
Las personas con este tipo de estilo de apego tienden a estar demasiado concentradas en sí mismas y en sus propias comodidades, y en gran medida ignoran las emociones e intereses de otras personas. También les resulta difícil revelar sus pensamientos y sentimientos a su pareja. Su respuesta típica a una discusión, conflicto y otra situación estresante es volverse distante.
Recordemos que este es un resultado directo de su educación. Sus cuidadores les demostraron que no se puede confiar en las personas. Siempre que buscaron apoyo emocional en el pasado, no se les proporcionó. Simplemente dejan de buscarlo o esperarlo de los demás.
Visto desde fuera, un adulto con un estilo de apego evitativo puede parecer seguro y fuerte. Sin embargo, esto no significa que esta persona no esté sufriendo.
De cualquier manera, no poder construir una relación profunda, significativa y duradera puede ser doloroso para las personas con este estilo de apego. También puede ser desgarrador para quienes los aman.
¿Cómo tratar a un adulto con apego evitativo?
Lo primero es admitir y darse cuenta de que ese interruptor de la intimidad emocional está apagado. Esto puede ser un desafío y requerir mucho esfuerzo. Además, suele ser necesario acudir a terapia y ser guiado por un psicólogo.
Es importante que un adulto con apego evitativo preste atención a las sensaciones emocionales y físicas que surgen en torno a la intimidad emocional. La autorreflexión puede ayudar a comprender y analizar los patrones existentes.
Otro paso importante es explorar, comprender y, finalmente, expresar las necesidades emocionales. Quizás, al principio necesite explicarlo a través de una carta, antes de atreverse a hacerlo en persona. Cada cual tiene su ritmo y es importante respetarlo.
En algún momento, el adulto evitativo podría comenzar a trabajar en la construcción de relaciones más estrechas con las personas. Obviamente, trabajar con un terapeuta sería la forma más beneficiosa de avanzar y conseguir establecer relaciones basadas en un apego seguro.
Tratamiento para sanar el apego evitativo
Afortunadamente, no tenemos que quedarnos atrapados dentro de los límites de las estrategias de apego defensivo que desarrollamos en nuestra infancia.
La terapia psicológica suele ser muy beneficiosa tanto para un niño con un estilo de apego evitativo, como para sus padres o cuidadores. De igual modo, es necesaria para aquellos adultos que tienen un estilo de apego evitativo.
Un terapeuta puede ayudar a los progenitores o al cuidador a comprender cómo su comportamiento puede estar afectando a su hijo y guiarlos hacia nuevas formas de interactuar con el niño y responder a sus necesidades. Un psicólogo también puede trabajar con el niño para ayudarlo a formar un vínculo más saludable con su padre, madre o cuidador.
Un adulto con apego evitativo también puede beneficiarse de la ayuda psicológica. El psicólogo puede ayudar a la persona a comprender cómo sus progenitores respondieron a sus necesidades durante la infancia y cómo esto puede estar moldeando sus emociones y comportamiento actuales.
Iratxe López es doctora cum laude en Psicología por la Universidad de Deusto y Psicóloga Clínica