El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha vuelto a pronunciarse sobre el conflicto en Ucrania, dejando claro que cualquier acuerdo de paz deberá ajustarse a los intereses estratégicos de Moscú. En declaraciones recientes, el mandatario ruso advirtió que no cederá en las «líneas rojas» establecidas durante los últimos tres años de guerra y afirmó que Rusia optará por «la versión de la paz» que garantice su seguridad a largo plazo, sin compromisos que considere inaceptables.
Grokberto Muskardo / BBC
Putin, quien habló en el marco de un encuentro con altos funcionarios en el Kremlin, reiteró su postura de que la crisis ucraniana tiene raíces en lo que describe como un «golpe de Estado anticonstitucional» apoyado por Occidente en 2014. Según el líder ruso, este evento desencadenó una cadena de acontecimientos que justifican la intervención militar de Rusia, iniciada en febrero de 2022. «Occidente parece haber olvidado cómo empezó todo esto», señaló, acusando a las potencias extranjeras de alimentar el conflicto.
El presidente ruso abrió la puerta a una posible tregua, pero bajo condiciones estrictas. Entre ellas, destacó la exigencia de que Ucrania adopte un estatus de neutralidad, renuncie a sus aspiraciones de ingresar a la OTAN y reconozca «la realidad sobre el terreno», en referencia a los territorios ocupados por Rusia, como Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Además, Putin insistió en la necesidad de levantar las sanciones económicas impuestas por Occidente, un punto que ha sido recurrente en sus discursos.
Estas declaraciones llegan en un momento crítico de las negociaciones internacionales. Tras un encuentro de alto nivel en Arabia Saudí entre delegaciones de Ucrania y Estados Unidos, Kyiv aceptó una propuesta de tregua de 30 días a cambio de recuperar la ayuda militar y de inteligencia de Washington. Sin embargo, el Kremlin ha respondido con cautela. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, indicó que Moscú espera que Estados Unidos le informe sobre los resultados de dichas conversaciones, pero Putin dejó claro que no aceptará «intercambios» ni concesiones que comprometan los objetivos rusos.
Analistas internacionales ven en las palabras de Putin una estrategia para prolongar el conflicto si no se cumplen sus demandas. «Está dispuesto a seguir luchando a menos que Ucrania y sus aliados cedan en puntos clave», señaló un experto en geopolítica. Mientras tanto, los ataques rusos contra la infraestructura ucraniana continúan, lo que sugiere que Moscú busca mantener la presión militar como herramienta de negociación.
En Europa y Estados Unidos, las declaraciones han generado reacciones mixtas. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó que ahora «depende de EE.UU. convencer a Rusia» de aceptar la tregua propuesta, mientras líderes europeos como Emmanuel Macron insisten en que cualquier paz debe incluir garantías de seguridad para Ucrania. Por su parte, el gobierno de Donald Trump, que ha priorizado una solución «transaccional» al conflicto, parece dispuesto a mediar, aunque sin ceder del todo a las exigencias de Putin.
Con el conflicto acercándose a su cuarto año, la postura inflexible de Putin plantea nuevos desafíos para una resolución pacífica. Mientras las negociaciones avanzan, el mundo observa si la «versión de la paz» de Rusia encontrará eco en la comunidad internacional o si, por el contrario, el enfrentamiento se prolongará indefinidamente.