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Es lo que es

DBuford

Por redacción de Petroguía

A tres años de las sanciones comerciales que impuso el gobierno de los Estados Unidos a Petróleos de Venezuela (PDVSA), el balance en materia política es que no se ha cumplido el objetivo de propiciar la salida de Nicolás Maduro del poder y lo económico la empresa estatal ha optado por vías alternas para frenar la caída de la producción y mantener cierto nivel de las exportaciones hacia el continente asiático.

El crudo se ha enviado a Malasia y para nadie es un secreto que PDVSA ha tenido que hacer cambios en el tipo de embarcación para llevar el crudo hacia su destino final que es China”, señala el abogado César Mata García, experto en materia de hidrocarburos. “Para China es más barato adquirir el crudo que venezolanos en Malasia que hacer inversiones en Venezuela por dos razones: en primer lugar, por seguridad jurídica; y segundo, financiero porque no tiene garantía del retorno de la inversión”, agrega.

Recuerda que las sanciones contra la administración de Maduro se iniciaron en el gobierno de Barack Obama en el año 2015 con la Orden Ejecutiva 13.692, y posteriromentese fueron intensificando durante los cuatro años de gestión de Donald Trump: con las órdenes o decretos 13.808 de agosto de 2017, 13.827 de marzo de 2018, 13.835 de mayo de 2018, el 13.850 de noviembre de 2018 y en 2019 con las ordenes 13.857 y 13,884 que prohibieron a PDVSA exportar hacia el mercado estadounidense

Indica que junto a esas órdenes ejecutivos, se agregan licencias generales que se han emitido para otorgar determinados permisos en el marco de las restricciones adoptadas por el gobierno de los Estados Unidos, entre las que se encuentra la otorgada a los tenedores del bono PDV 2020 -con una limitación en la opción de ejecutar la hipoteca que los haría propiestarios de Citgo por el incumplimiento de PDVSA en sus obligaciones y la que se les otorgó a cinco empresas petroleras norteamericanas, comenzando por Chevron.

“Las renovaciones de las Licencia General 5 referida a los bonos PDV 2020 se habían venido dando por períodos de tres a seis meses pero pareciera que la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro) optó por renovarla por un año y acabar con los rumores de que la licencia no se iba a extender y se iba a ejecutar la hipoteca  Citgo”, dijo Mata García.

En cuanto al caso de Chevron, el experto señala que el gobierno de Joe Biden decidió matener el status quo de que la empresa siga en Venezuela pero con lmitaciones que solo le permiten  gastos mínimos para el mantenimiento y las operaciones en detrimento de elevar la producción, hacer perforaciones y exportar crudo o diluyentes.

“Las sanciones no tuvieron la efectividad política que se previó cuando fueron dictadas y que se utilizaron como una herramienta para instaurar la democracia en Venezuela, pero si han tenido impacto económico y financiero porque no solo se ha impedido a las empresas y ciudadanos estadounidenses hacer actividades en Venezuela sino que a las empresas o ciudadanos venezolanos han visto como se le han cerrado cuentas y acceso a la banca americana”, puntualizó.

Un pastel llamado Ley Antibloqueo

Cesar Mata García argumenta que la Ley Antibloqueo utilizada por el gobierno de Maduro para captar inveresiones, incluído en el sector de los hidrocarburos, no ha sido efectiva y no ha generado los cambios que se habían anunciado.

“Cuando hablo de cambios me refiero no solo a la parte económica sino también a la operativa e incluso a la parte regulatoria. Se habló en algún momento de modificar las leyes necesarias para generar la apertura y la inversión y eso no se ha dado”, afirma el abogado.

“Si vemos ese instrumento, que no se si llamarlo jurídico, se utiliza como argumento los derechos humanos y lo que terminó siendo es un gran pastel de ideas y se convirtió más en una ley habilitante disfrazada de una ley que se llama constitucional”, añade.

Hace aproximadamente un año asistí a una reunión del PEN Club , la ocasión era el tricentenario de la Areopagítica de Milton, un panfleto, como se recordará, en defensa de la libertad de prensa. La famosa frase de Milton sobre el pecado de ‘matar’ un libro estaba impresa en los folletos publicitarios del encuentro que habían circulado con anterioridad.

Había cuatro oradores en la plataforma. Uno de ellos pronunció un discurso que sí trató sobre la libertad de prensa, pero sólo en relación con la India; otro dijo, vacilante y en términos muy generales, que la libertad era algo bueno; un tercero lanzó un ataque a las leyes relacionadas con la obscenidad en la literatura. El cuarto dedicó la mayor parte de su discurso a la defensa de las purgas rusas. De los discursos del cuerpo de la sala, algunos volvieron a la cuestión de la obscenidad y las leyes que la tratan, otros fueron simplemente elogios de la Rusia soviética. La libertad moral, la libertad de discutir cuestiones sexuales con franqueza por escrito, parecía ser aprobada en general, pero no se mencionó la libertad política. De esta concurrencia de varios cientos de personas, quizás la mitad de las cuales estaban directamente relacionadas con el oficio de escribir, no hubo uno solo que pudiera señalar que la libertad de prensa, si significa algo, significa la libertad de criticar y oponerse. Significativamente, ningún orador citó el folleto que aparentemente se estaba conmemorando. Tampoco se mencionan los diversos libros que han sido «asesinados» en Inglaterra y Estados Unidos durante la guerra. En su efecto neto, la reunión fue una manifestación a favor de la censura.

No había nada particularmente sorprendente en esto. En nuestra época, la idea de la libertad intelectual está siendo atacada desde dos direcciones. Por un lado están sus enemigos teóricos, los apologistas del totalitarismo, y por el otro sus enemigos prácticos e inmediatos, el monopolio y la burocracia. Cualquier escritor o periodista que quiera conservar su integridad se ve frustrado por la corriente general de la sociedad más que por una persecución activa. El tipo de cosas que están trabajando en su contra son la concentración de la prensa en manos de unos pocos hombres ricos, el dominio del monopolio sobre la radio y las películas, la falta de voluntad del público para gastar dinero en libros, lo que hace necesario que casi cada escritor a ganarse parte de su vida mediante el trabajo manual, la usurpación de organismos oficiales como el Ministerio del Interior y elConsejo Británico, que ayudan al escritor a mantenerse con vida pero también le hacen perder el tiempo y le dictan sus opiniones, y el continuo ambiente bélico de los últimos diez años, de cuyos efectos deformantes nadie ha podido escapar. Todo en nuestra época conspira para convertir al escritor, y también a cualquier otro tipo de artista, en un funcionario menor, que trabaja sobre temas transmitidos desde arriba y nunca dice lo que le parece toda la verdad. Pero al luchar contra este destino no recibe ayuda de su propio lado; es decir, no existe un gran cuerpo de opinión que le asegure que tiene razón. En el pasado, al menos a lo largo de los siglos protestantes, se mezclaron la idea de rebelión y la idea de integridad intelectual. Un hereje —político, moral, religioso o estético— era aquel que se negaba a ultrajar su propia conciencia.

Atrévete a ser un Daniel
Atrévete a estar solo
Atrévete a tener un propósito firme
Atrévete a darlo a conocer

Para actualizar este himno, habría que agregar un ‘No’ al comienzo de cada línea. Porque es una peculiaridad de nuestra época que los rebeldes contra el orden existente, por lo menos los más numerosos y característicos de ellos, también se rebelan contra la idea de integridad individual. ‘Atreverse a estar solo’ es ideológicamente criminal y prácticamente peligroso. La independencia del escritor y del artista es carcomida por vagas fuerzas económicas, y al mismo tiempo socavada por quienes deberían ser sus defensores. Es con el segundo proceso que me concierne aquí.

La libertad de pensamiento y de prensa suelen ser atacadas con argumentos por los que no vale la pena preocuparse. Cualquiera que tenga experiencia en dar conferencias y debatir los conoce al revés. Aquí no estoy tratando de lidiar con la afirmación familiar de que la libertad es una ilusión, o con la afirmación de que hay más libertad en los países totalitarios que en los democráticos, sino con la proposición mucho más defendible y peligrosa de que la libertad es indeseable .y que la honestidad intelectual es una forma de egoísmo antisocial. Aunque otros aspectos de la cuestión suelen estar en primer plano, la controversia sobre la libertad de expresión y de prensa es en el fondo una controversia sobre la conveniencia, o no, de decir mentiras. Lo que realmente está en juego es el derecho a informar sobre los acontecimientos contemporáneos con veracidad, o con tanta veracidad como sea compatible con la ignorancia, el sesgo y el autoengaño que necesariamente sufre todo observador. Al decir esto, puede parecer que estoy diciendo que el «reportaje» directo es la única rama de la literatura que importa: pero intentaré mostrar más adelante que en todos los niveles literarios, y probablemente en cada una de las artes, surge el mismo problema en formas más o menos sutiles. Mientras tanto, es necesario despojarse de las irrelevancias en que suele envolverse esta polémica.

Los enemigos de la libertad intelectual siempre tratan de presentar su caso como un alegato a favor de la disciplina frente al individualismo. La cuestión de la verdad frente a la falsedad se mantiene en un segundo plano en la medida de lo posible. Aunque el punto de énfasis puede variar, el escritor que se niega a vender sus opiniones siempre es tildado de mero egoísta.. Se le acusa, es decir, de querer encerrarse en una torre de marfil, o de hacer una exhibición exhibicionista de su propia personalidad, o de resistir la inevitable corriente de la historia en un intento de aferrarse a un privilegio injustificado. El católico y el comunista se parecen en asumir que un oponente no puede ser a la vez honesto e inteligente. Cada uno de ellos afirma tácitamente que ‘la verdad’ ya ha sido revelada, y que el hereje, si no es simplemente un tonto, es secretamente consciente de ‘la verdad’ y simplemente se resiste a ella por motivos egoístas. En la literatura comunista, el ataque a la libertad intelectual suele estar enmascarado por la oratoria sobre el «individualismo pequeñoburgués», «las ilusiones del liberalismo del siglo XIX», etc., y respaldado por palabras insultantes como «romántico» y «sentimental». , que, al no tener ningún significado consensuado, son difíciles de responder. De esta manera, la controversia se aleja de su verdadero problema. Uno puede aceptar, y la mayoría de la gente ilustrada aceptaría, la tesis comunista de que la libertad pura sólo existirá en una sociedad sin clases, y que uno es casi libre cuando está trabajando para crear tal sociedad. Pero con esto se desliza la afirmación bastante infundada de que el Partido Comunista mismo tiene como objetivo el establecimiento de la sociedad sin clases, y que en la URSS este objetivo está en camino de realizarse. Si se permite que la primera afirmación implique la segunda, casi no hay agresión contra el sentido común y la decencia común que no pueda justificarse. Pero mientras tanto, el punto real ha sido esquivado. La libertad del intelecto significa la libertad de informar lo que uno ha visto, oído y sentido, y no estar obligado a fabricar hechos y sentimientos imaginarios. Las diatribas familiares contra el «escapismo» y el «individualismo», el «romanticismo», etc., son simplemente un recurso forense, cuyo objetivo es hacer que la perversión de la historia parezca respetable.

Hace quince años, cuando se defendía la libertad del intelecto, había que defenderla contra los conservadores, contra los católicos y, en cierta medida —porque no tenían gran importancia en Inglaterra— contra los fascistas. Hoy hay que defenderlo contra los comunistas y los ‘compañeros de viaje’. No se debe exagerar la influencia directa del pequeño Partido Comunista Inglés, pero no puede haber dudas sobre el efecto venenoso del mito ruso en la vida intelectual inglesa. Debido a ello, los hechos conocidos se suprimen y distorsionan hasta el punto de hacer dudoso que se pueda escribir una verdadera historia de nuestro tiempo. Permítanme dar sólo un ejemplo de los cientos que podrían citarse. Cuando Alemania se derrumbó, se descubrió que un gran número de rusos soviéticos —en su mayoría, sin duda, por motivos no políticos, habían cambiado de bando y estaban luchando por los alemanes. Además, una pequeña pero no despreciable parte de los prisioneros y desplazados rusos se negaron a regresar a la URSS, y algunos de ellos, al menos, fueron repatriados en contra de su voluntad. Estos hechos, conocidos por muchos periodistas en el lugar, casi no se mencionaron en la prensa británica, mientras que al mismo tiempo los publicistas rusófilos en Inglaterra continuaron justificando las purgas y deportaciones de 1936-1938 afirmando que la URSS «no tenía mercenarios». La niebla de mentiras y desinformación que rodea a temas como la hambruna en Ucrania, la guerra civil española, la política rusa en Polonia, etc., no se debe enteramente a la deshonestidad consciente, sino a cualquier escritor o periodista que simpatice plenamente con la URSS: comprensivo, es decir, en la forma en que los propios rusos querrían que fuera, tiene que aceptar la falsificación deliberada en cuestiones importantes. Tengo ante mí lo que debe ser un folleto muy raro, escrito porMaxim Litvinoff en 1918 y describiendo los acontecimientos recientes de la Revolución Rusa. No menciona a Stalin , pero da grandes elogios a Trotsky , y también a Zinoviev , Kamenev, y otros. ¿Cuál podría ser la actitud del comunista más intelectualmente escrupuloso hacia un panfleto así? En el mejor de los casos, la actitud oscurantista de decir que es un documento indeseable y mejor suprimido. Y si por alguna razón se decidiera publicar una versión confusa del panfleto, denigrando a Trotsky e insertando referencias a Stalin, ningún comunista que permaneciera fiel a su partido podría protestar. En los últimos años se han cometido falsificaciones casi tan groseras como esta. Pero lo significativo no es que sucedan, sino que, aun cuando se conocen, no provocan ninguna reacción en el conjunto de la intelectualidad de izquierda. El argumento de que decir la verdad sería ‘inoportuno’ o ‘haría el juego’ a alguien u otro se considera incontestable,

La mentira organizada practicada por los estados totalitarios no es, como a veces se afirma, un recurso temporal de la misma naturaleza que el engaño militar. Es algo integral al totalitarismo, algo que aún continuaría incluso si los campos de concentración y las fuerzas policiales secretas hubieran dejado de ser necesarios. Entre los comunistas inteligentes existe una leyenda clandestina según la cual, aunque el gobierno ruso está obligado ahora a lidiar con propaganda mentirosa, juicios amañados, etc., está registrando en secreto los hechos verdaderos y los publicará en algún momento futuro. Creo que podemos estar bastante seguros de que no es así, porque la mentalidad que implica tal acción es la de un historiador liberal que cree que el pasado no puede ser alterado y que un conocimiento correcto de la historia es valioso como cuestión. por supuesto. Desde el punto de vista totalitario, la historia es algo que se crea más que se aprende. Un estado totalitario es, en efecto, una teocracia, y su casta gobernante, para mantener su posición, debe considerarse infalible. Pero como, en la práctica, nadie es infalible, con frecuencia es necesario reorganizar los hechos pasados ​​para demostrar que tal o cual error no se cometió, o que tal o cual triunfo imaginario realmente sucedió. Por otra parte, cada cambio importante en la política exige un cambio correspondiente de doctrina y una revelación de figuras históricas prominentes. Este tipo de cosas sucede en todas partes, pero es claramente más probable que conduzca a una falsificación absoluta en sociedades donde solo se permite una opinión en un momento dado. El totalitarismo exige, de hecho, la continua alteración del pasado, y, a la larga, probablemente exige una incredulidad en la existencia misma de la verdad objetiva. Los amigos del totalitarismo en este país por lo general tienden a argumentar que dado que la verdad absoluta no es alcanzable, una gran mentira no es peor que una pequeña mentira. Se señala que todos los registros históricos son sesgados e inexactos, o por el contrario, que la física moderna ha demostrado que lo que nos parece el mundo real es una ilusión, de modo que creer en la evidencia de los sentidos es simplemente vulgar filisteísmo. . Una sociedad totalitaria que lograra perpetuarse establecería probablemente un sistema de pensamiento esquizofrénico, en el que las leyes del sentido común se mantendrían en la vida cotidiana y en ciertas ciencias exactas, pero podrían ser ignoradas por el político, el historiador y el sociólogo. . Ya hay innumerables personas que considerarían escandaloso falsificar un libro de texto científico, pero no verían nada malo en falsificar un hecho histórico. Es en el punto donde se cruzan la literatura y la política donde el totalitarismo ejerce su mayor presión sobre el intelectual. Las ciencias exactas no están, en esta fecha, amenazadas en la misma medida. Esto explica en parte el hecho de que en todos los países es más fácil para los científicos que para los escritores alinearse detrás de sus respectivos gobiernos.

Para mantener el asunto en perspectiva, permítanme repetir lo que dije al comienzo de este ensayo: que en Inglaterra los enemigos inmediatos de la veracidad, y por ende de la libertad de pensamiento, son los señores de la prensa, los magnates del cine y los burócratas, pero que a largo plazo el debilitamiento del deseo de libertad entre los propios intelectuales es el síntoma más grave de todos. Puede parecer que todo este tiempo he estado hablando de los efectos de la censura, no en la literatura como un todo, sino simplemente en un departamento del periodismo político. Dado que la Rusia soviética constituye una especie de área prohibida en la prensa británica, dado que temas como Polonia, la guerra civil española, el pacto ruso-alemán, etc., están excluidos de una discusión seria, y que si posee información que entra en conflicto con la ortodoxia predominante, se espera que la distorsione o se mantenga en silencio al respecto; dado todo esto, ¿por qué debería verse afectada la literatura en el sentido más amplio? ¿Todo escritor es un político y todo libro es necesariamente una obra de «reportaje» directo? Incluso bajo la dictadura más estricta, ¿no puede el escritor individual permanecer libre dentro de su propia mente y destilar o disfrazar sus ideas poco ortodoxas de tal manera que las autoridades sean demasiado estúpidas para reconocerlas? Y en todo caso, si el propio escritor está de acuerdo con la ortodoxia imperante, ¿por qué habría de tenerle un efecto entorpecedor? ¿No es la literatura, ni ninguna de las artes, es más probable que florezca en sociedades en las que no existen grandes conflictos de opinión ni una clara distinción entre el artista y su público? ¿Hay que suponer que todo escritor es un rebelde, o incluso que un escritor como tal es una persona excepcional?

Cada vez que uno intenta defender la libertad intelectual contra las pretensiones del totalitarismo, uno se encuentra con estos argumentos de una forma u otra. Se basan en una completa incomprensión de lo que es la literatura y de cómo —quizá debería decirse por qué— surge. Suponen que un escritor es un mero animador o un charlatán corrupto que puede cambiar de una línea de propaganda a otra tan fácilmente como un organillero cambia de melodía. Pero, después de todo, ¿cómo es posible que se lleguen a escribir libros? Por encima de un nivel bastante bajo, la literatura es un intento de influir en el punto de vista de los contemporáneos registrando la experiencia. Y en lo que se refiere a la libertad de expresión, no hay mucha diferencia entre un simple periodista y el escritor imaginativo más ‘apolítico’. El periodista no es libre y es consciente de la falta de libertad, cuando se ve obligado a escribir mentiras o suprimir lo que le parecen noticias importantes; el escritor imaginativo no es libre cuando tiene que falsear sus sentimientos subjetivos, que desde su punto de vista son hechos. Puede distorsionar y caricaturizar la realidad para aclarar su significado, pero no puede tergiversar el escenario de su propia mente; no puede decir con ninguna convicción que le gusta lo que le disgusta, o que cree en lo que no cree. Si se ve obligado a hacerlo, el único resultado es que sus facultades creativas se secarán. Tampoco puede resolver el problema alejándose de temas controvertidos. No existe tal cosa como una literatura genuinamente apolítica, y menos en una época como la nuestra, cuando los miedos, los odios y las lealtades de tipo directamente político están cerca de la superficie de la conciencia de todos. Incluso un solo tabú puede tener un efecto paralizante general sobre la mente, porque siempre existe el peligro de que cualquier pensamiento que se siga libremente pueda conducir al pensamiento prohibido. De ello se deduce que la atmósfera de totalitarismo es mortal para cualquier tipo de escritor en prosa, aunque un poeta, al menos un poeta lírico, posiblemente la encuentre respirable. Y en cualquier sociedad totalitaria que sobreviva durante más de un par de generaciones, es probable que la literatura en prosa, como la que ha existido durante los últimos cuatrocientos años, deba llegar a su fin. posiblemente podría encontrarlo transpirable. Y en cualquier sociedad totalitaria que sobreviva durante más de un par de generaciones, es probable que la literatura en prosa, como la que ha existido durante los últimos cuatrocientos años, deba llegar a su fin. posiblemente podría encontrarlo transpirable. Y en cualquier sociedad totalitaria que sobreviva durante más de un par de generaciones, es probable que la literatura en prosa, como la que ha existido durante los últimos cuatrocientos años, deba llegar a su fin.

La literatura ha florecido a veces bajo regímenes despóticos, pero, como se ha señalado a menudo, los despotismos del pasado no fueron totalitarios. Su aparato represivo siempre fue ineficaz, sus clases dominantes solían ser corruptas o apáticas o de mentalidad semiliberal, y las doctrinas religiosas predominantes solían ir en contra del perfeccionismo y la noción de infalibilidad humana. Aun así, es cierto en términos generales que la literatura en prosa ha alcanzado sus niveles más altos en períodos de democracia y libre especulación. Lo que es nuevo en el totalitarismo es que sus doctrinas no solo son incuestionables sino también inestables. Tienen que ser aceptados bajo pena de condenación, pero por otro lado, siempre están sujetos a ser alterados en cualquier momento. Consideremos, por ejemplo, las diversas actitudes, completamente incompatibles entre sí, que un comunista inglés o «compañero de viaje» ha tenido que adoptar hacia la guerra entre Gran Bretaña y Alemania. Durante años antes de septiembre de 1939, se esperaba que estuviera en un guiso continuo sobre ‘los horrores del nazismo’ y que torciera todo lo que escribió en una denuncia de Hitler: después de septiembre de 1939, durante veinte meses, tuvo que creer que Alemania se pecó más contra que pecar, y la palabra ‘nazi’, al menos en lo que se refiere a la impresión, tuvo que desaparecer de su vocabulario. Inmediatamente después de escuchar el boletín de noticias de las 8 de la mañana del 22 de junio de 1941, tuvo que empezar a creer una vez más que el nazismo era el mal más espantoso que el mundo jamás había visto. Ahora bien, para el político es fácil hacer tales cambios: para un escritor el caso es algo diferente. Si va a cambiar su lealtad exactamente en el momento adecuado, debe decir mentiras sobre sus sentimientos subjetivos o suprimirlos por completo. En cualquier caso, ha destruido su dínamo. No sólo las ideas se negarán a venir a él, sino que las mismas palabras que usa parecerán endurecerse bajo su toque. La escritura política de nuestro tiempo consiste casi en su totalidad en frases prefabricadas unidas como las piezas de un juego Meccano de un niño. Es el resultado inevitable de la autocensura. Para escribir en un lenguaje sencillo y vigoroso hay que pensar sin miedo, y si uno piensa sin miedo no puede ser políticamente ortodoxo. Podría ser diferente en una ‘era de la fe’, cuando la ortodoxia predominante se ha establecido hace mucho tiempo y no se toma demasiado en serio. En ese caso, sería posible, o podría ser posible, que grandes áreas de la mente de uno no se vean afectadas por lo que uno cree oficialmente. Aún así, vale la pena notar que la literatura en prosa casi desapareció durante la única edad de fe que ha disfrutado Europa. A lo largo de toda la Edad Media casi no hubo literatura en prosa imaginativa y muy poca en el camino de la escritura histórica; y los líderes intelectuales de la sociedad expresaron sus pensamientos más serios en un lenguaje muerto que cebada alteró durante mil años.

El totalitarismo, sin embargo, no promete tanto una era de fe como una era de esquizofrenia. Una sociedad se vuelve totalitaria cuando su estructura se vuelve flagrantemente artificial: es decir, cuando su clase dominante ha perdido su función pero logra aferrarse al poder por la fuerza o el fraude. Tal sociedad, no importa cuánto tiempo persista, nunca puede darse el lujo de volverse tolerante o intelectualmente estable. Nunca puede permitir ni el registro veraz de los hechos ni la sinceridad emocional que exige la creación literaria. Pero para ser corrompido por el totalitarismo uno no tiene que vivir en un país totalitario. El mero predominio de ciertas ideas puede propagar una especie de veneno que imposibilita un tema tras otro para los fines literarios. Dondequiera que haya una ortodoxia impuesta —o incluso dos ortodoxias, como sucede a menudo— la buena escritura se detiene. Esto quedó bien ilustrado por la guerra civil española. Para muchos intelectuales ingleses, la guerra fue una experiencia profundamente conmovedora, pero no una experiencia sobre la que pudieran escribir con sinceridad. Solo había dos cosas que se te permitía decir, y ambas eran mentiras palpables: como resultado, la guerra produjo toneladas de material impreso, pero casi nada que valiera la pena leer.

No es seguro que los efectos del totalitarismo sobre el verso sean tan letales como sus efectos sobre la prosa. Hay toda una serie de razones convergentes por las que es algo más fácil para un poeta que para un escritor en prosa sentirse a gusto en una sociedad autoritaria. Para empezar, los burócratas y otros hombres «prácticos» suelen despreciar demasiado al poeta como para interesarse demasiado en lo que dice. En segundo lugar, lo que dice el poeta —es decir, lo que «significa» su poema si se traduce a prosa— es relativamente poco importante, incluso para él mismo. El pensamiento contenido en un poema es siempre simple, y no es el propósito principal del poema más que la anécdota es el propósito principal de la imagen. Un poema es una disposición de sonidos y asociaciones, como una pintura es una disposición de pinceladas. Para fragmentos cortos, de hecho, como en el estribillo de una canción, la poesía puede incluso prescindir por completo del significado. Por lo tanto, es bastante fácil para un poeta mantenerse alejado de temas peligrosos y evitar pronunciar herejías; e incluso cuando las pronuncia, pueden pasar desapercibidas. Pero, sobre todo, el buen verso, a diferencia de la buena prosa, no es necesariamente un producto individual. Ciertos tipos de poemas, como baladas o, por otro lado, formas de verso muy artificiales, pueden ser compuestos en forma cooperativa por grupos de personas. Se discute si las antiguas baladas inglesas y escocesas fueron producidas originalmente por individuos o por el pueblo en general; pero en todo caso no son individuales en el sentido de que cambian constantemente al pasar de boca en boca. Incluso en forma impresa, no hay dos versiones de una balada que sean iguales. Muchos pueblos primitivos componen versos en comunidad. Alguien empieza a improvisar,

En prosa, este tipo de colaboración íntima es bastante imposible. La prosa seria, en cualquier caso, debe componerse en soledad, mientras que la emoción de formar parte de un grupo es en realidad una ayuda para ciertos tipos de versificación. El verso —y tal vez el buen verso de su clase, aunque no sería el más elevado— podría sobrevivir incluso bajo el régimen más inquisitivo. Incluso en una sociedad en la que se hayan extinguido la libertad y la individualidad, todavía habría necesidad de canciones patrióticas y baladas heroicas que celebraran las victorias, o de elaborados ejercicios de adulación; y estos son los tipos de poemas que pueden escribirse por encargo, o componerse comunalmente, sin que carezcan necesariamente de valor artístico. La prosa es un asunto diferente, ya que el escritor en prosa no puede reducir el alcance de sus pensamientos sin matar su inventiva. Pero la historia de las sociedades totalitarias, o de grupos de personas que han adoptado la perspectiva totalitaria, sugiere que la pérdida de libertad es enemiga de todas las formas de literatura. La literatura alemana casi desapareció durante el régimen de Hitler, y el caso no fue mucho mejor en Italia. La literatura rusa, por lo que se puede juzgar por las traducciones, se ha deteriorado notablemente desde los primeros días de la revolución, aunque algunos de los versos parecen ser mejores que la prosa. Pocas novelas rusas, si es que hay alguna, que sea posible tomar en serio han sido traducidas durante unos quince años. En Europa occidental y América, grandes sectores de la intelectualidad literaria han pasado por el Partido Comunista o han tenido una calurosa simpatía hacia él, pero todo este movimiento hacia la izquierda ha producido extraordinariamente pocos libros que valga la pena leer. catolicismo ortodoxo, de nuevo, parece tener un efecto aplastante sobre ciertas formas literarias, especialmente la novela. Durante un período de trescientos años, ¿cuántas personas han sido a la vez buenos novelistas y buenos católicos? El hecho es que ciertos temas no se pueden celebrar con palabras, y la tiranía es uno de ellos. Nadie ha escrito nunca un buen libro en elogio de la Inquisición. La poesía podría sobrevivir en una era totalitaria, y ciertas artes o semiartes, como la arquitectura, podrían incluso encontrar beneficiosa la tiranía, pero el escritor en prosa no tendría elección entre el silencio o la muerte. La literatura en prosa tal como la conocemos es producto del racionalismo, de los siglos protestantes, del individuo autónomo. Y la destrucción de la libertad intelectual paraliza al periodista, al escritor sociológico, al historiador, al novelista, al crítico y al poeta, en ese orden. En el futuro es posible que surja un nuevo tipo de literatura, que no involucre el sentimiento individual o la observación veraz, pero tal cosa no es imaginable en la actualidad. Parece mucho más probable que si la cultura liberal en la que vivimos desde el Renacimiento llega a su fin, el arte literario perecerá con ella.

Por supuesto, se seguirá utilizando la imprenta, y es interesante especular qué tipo de material de lectura sobreviviría en una sociedad rígidamente totalitaria. Es de suponer que los periódicos continuarán hasta que la técnica televisiva alcance un nivel superior, pero, aparte de los periódicos, es dudoso incluso ahora que la gran masa de personas de los países industrializados sienta la necesidad de algún tipo de literatura. En cualquier caso, no están dispuestos a gastar en material de lectura tanto como gastan en otras diversiones. Probablemente las novelas y los cuentos serán completamente superados por las producciones cinematográficas y radiofónicas. O tal vez sobreviva algún tipo de ficción sensacionalista de baja calidad, producida por una especie de proceso de cinta transportadora que reduce la iniciativa humana al mínimo.

Probablemente no estaría más allá del ingenio humano escribir libros con maquinaria. Pero ya se puede ver una especie de proceso de mecanización en el cine y la radio, en la publicidad y la propaganda, y en las capas inferiores del periodismo. Las películas de Disney, por ejemplo, son producidas por lo que es esencialmente un proceso de fábrica, el trabajo se hace en parte mecánicamente y en parte por equipos de artistas que tienen que subordinar su estilo individual. Los reportajes radiofónicos suelen estar escritos por gacetilleros cansados ​​a los que se les dicta de antemano el tema y la forma de tratarlos: aun así, lo que escriben es meramente una especie de materia prima a ser troceada por productores y censores. Lo mismo ocurre con los innumerables libros y folletos encargados por los departamentos gubernamentales. Aún más parecido a una máquina es la producción de cuentos, seriales, y poemas para las revistas muy baratas. Papeles como elEscritorabundan los anuncios de las escuelas literarias, todas ellas ofreciéndole tramas preparadas a unos pocos chelines la vez. Algunos, junto con la trama, proporcionan las oraciones iniciales y finales de cada capítulo. Otros te proporcionan una especie de fórmula algebraica mediante la cual puedes construir diagramas por ti mismo. Otros tienen barajas de cartas marcadas con personajes y situaciones, que solo hay que barajar y repartir para que se produzcan ingeniosas historias de forma automática. Probablemente de alguna manera se produciría la literatura de una sociedad totalitaria, si todavía se sintiera que la literatura es necesaria. La imaginación —incluso la conciencia, en la medida de lo posible— sería eliminada del proceso de escritura. Los libros serían planeados en líneas generales por burócratas, y pasarían por tantas manos que, una vez terminados, no serían más un producto individual que un automóvil Ford al final de la línea de montaje. No hace falta decir que cualquier cosa así producida sería basura; pero todo lo que no fuera basura pondría en peligro la estructura del Estado. En cuanto a la literatura sobreviviente del pasado, tendría que ser suprimida o al menos elaboradamente reescrita.

Mientras tanto, el totalitarismo no ha triunfado plenamente en ninguna parte. Nuestra propia sociedad sigue siendo, en términos generales, liberal. Para ejercer tu derecho a la libertad de expresión tienes que luchar contra la presión económica y contra fuertes sectores de la opinión pública, pero no, todavía, contra una fuerza policial secreta. Puedes decir o imprimir casi cualquier cosa siempre que estés dispuesto a hacerlo de forma directa. Pero lo siniestro, como dije al comienzo de este ensayo, es que los enemigos conscientes de la libertad son aquellos para quienes la libertad debería significar más. Al gran público no le importa el asunto de una forma u otra. No están a favor de perseguir al hereje, y no se esforzarán por defenderlo. Son a la vez demasiado cuerdos y demasiado estúpidos para adquirir la perspectiva totalitaria. el directo,

Es posible que la intelectualidad rusófila, si no hubiera sucumbido a ese mito en particular, habría sucumbido a otro del mismo tipo. Pero de todos modos el mito ruso está ahí, y la corrupción que provoca apesta. Cuando uno ve a hombres muy cultos que miran con indiferencia la opresión y la persecución, uno se pregunta a quién despreciar más, su cinismo o su miopía. Muchos científicos, por ejemplo, son admiradores acríticos de la URSS. Parecen pensar que la destrucción de la libertad no tiene importancia mientras su propia línea de trabajo no se vea afectada por el momento. La URSS es un país grande y de rápido desarrollo que tiene una gran necesidad de trabajadores científicos y, en consecuencia, los trata con generosidad. Siempre que se mantengan alejados de temas peligrosos como la psicología, Los científicos son personas privilegiadas. Los escritores, por otro lado, son perseguidos con saña. Es verdad que a las prostitutas literarias les gustaIlya Ehrenburg o Alexei Tolstoy reciben grandes sumas de dinero, pero lo único que tiene algún valor para el escritor como tal, su libertad de expresión, le es arrebatado. Al menos algunos de los científicos ingleses que hablan con tanto entusiasmo de las oportunidades que pueden disfrutar los científicos en Rusia son capaces de comprender esto. Pero su reflejo parece ser: ‘Los escritores son perseguidos en Rusia. ¿Y qué? No soy un escritor.’ No ven que cualquier ataque a la libertad intelectual, y al concepto de verdad objetiva, amenaza a largo plazo todos los departamentos del pensamiento.

Por el momento el estado totalitario tolera al científico porque lo necesita. Incluso en la Alemania nazi, los científicos, además de los judíos, fueron tratados relativamente bien y la comunidad científica alemana, en su conjunto, no ofreció resistencia a Hitler. En esta etapa de la historia, incluso el gobernante más autocrático se ve obligado a tener en cuenta la realidad física, en parte debido a la persistencia de hábitos liberales de pensamiento, en parte debido a la necesidad de prepararse para la guerra. Mientras la realidad física no pueda ser ignorada por completo, mientras dos y dos tengan que ser cuatro cuando, por ejemplo, estés dibujando el plano de un avión, el científico tiene su función, e incluso se le puede permitir cierta libertad. Su despertar vendrá más tarde, cuando el estado totalitario esté firmemente establecido. Mientras tanto, si quiere salvaguardar la integridad de la ciencia,

Pero sea como sea con las ciencias físicas, o con la música, la pintura y la arquitectura, es cierto, como he tratado de mostrar, que la literatura está condenada si perece la libertad de pensamiento. No sólo está condenado en cualquier país que mantenga una estructura totalitaria; pero cualquier escritor que adopte la perspectiva totalitaria, que encuentre excusas para la persecución y la falsificación de la realidad, se destruye a sí mismo como escritor. No hay forma de salir de esto. Ninguna diatriba contra el ‘individualismo’ y la ‘torre de marfil’, ninguna piadosa perogrullada en el sentido de que ‘la verdadera individualidad sólo se logra a través de la identificación con la comunidad’, puede superar el hecho de que una mente comprada es una mente mimada. A menos que la espontaneidad entre en un momento u otro, la creación literaria es imposible y el lenguaje mismo se osifica. En algún momento en el futuro, si la mente humana se convierte en algo totalmente diferente de lo que es ahora, podemos aprender a separar la creación literaria de la honestidad intelectual. Actualmente sólo sabemos que la imaginación, como ciertos animales salvajes, no se reproducirá en cautiverio. Cualquier escritor o periodista que niegue ese hecho —y casi todos los elogios actuales de la Unión Soviética contienen o implican tal negación— está, en efecto, exigiendo su propia destrucción.

Polémica , enero de 1946.


Este artículo fue publicado en Orwell Foundation. Traducción libre del inglés por morfema.press

Por Jon Arroz en CoinTelegraph. Traducción libre del inglés por morfema.press

De acuerdo con una divulgación financiera presentada el viernes 4 de febrero, Cruz compró Bitcoin ( BTC ) por valor de entre USD 15 mil y USD 50 mil el 25 de enero, utilizando al corredor River.

En ese momento, Bitcoin cotizaba entre 36.000 y 37.000 dólares, y en los días siguientes ha subido a un precio actual de alrededor de 41.600 dólares. Suponiendo que no haya vendido sus bitcoins y no haya incurrido en impuestos sobre las ganancias de capital a corto plazo, su ganancia actual en la transacción está en la región de USD 2,000 – USD 6,850.

Fuente: Divulgaciones financieras del Senado de los Estados Unidos

Siguiendo el ejemplo de su colega senadora Cynthia Lummis de Wyoming, Cruz pasó gran parte de la segunda mitad de la carrera alcista de las criptomonedas alineándose con la industria de la cadena de bloques y las criptomonedas, ya que su estado se benefició de la afluencia de empresas mineras de Bitcoin y el interés en el tema se volvió más extendido.

Ha abogado por la aceptación de pagos con criptomonedas en tiendas de regalos y máquinas expendedoras en el complejo del Capitolio de EE. UU., y se opuso a una disposición en el reciente proyecto de ley de infraestructura que, según los críticos, extendería la definición de «corredor» a los mineros, y potencialmente incluso a los validadores y codificadores.

Mineros ayudaron a la infraestructura eléctrica

Durante la ola de frío actual que afecta al estado de Texas, algunos criptomineros redujeron o cesaron sus operaciones para ayudar a proteger la infraestructura de la red de energía del estado, que falló durante una congelación prolongada en 2021. El propio Cruz estuvo notoriamente ausente durante parte de ese tiempo, ya que estaba visitando el balneario mexicano de Cancún.

River Financial tiene licencia en varios estados de EE. UU., pero no menciona una licencia de Texas Money Transmitter en su sitio web. Sin embargo, de acuerdo con la guía del Departamento de Banca de Texas sobre Monedas Virtuales, «no se requiere una licencia de cambio de moneda en Texas para realizar cualquier tipo de transacción que intercambie monedas virtuales con monedas soberanas».

Varios miembros del Congreso, incluidos los demócratas Jake Auchinloss de Massachusetts y Marie Newman de Illinois, y los republicanos Jeff Van Drew de Nueva Jersey y Barry Moore de Alabama, han revelado participaciones en criptomonedas o acciones relacionadas.

En comunicación de fecha 22 de octubre de 1964 dirigida al entonces ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Raúl Roa García, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA le refiere denuncias que violarían lo estipulado en la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, normas que el Estado cubano se comprometió a respetar. Le exhorta a adoptar “medidas progresivas a favor de los derechos humanos y aquellas que sean apropiadas para fomentar la fiel observancia de esos derechos”.

La CIDH reclama al gobierno cubano por la prisión de La Cabaña, “donde habrían llegado a recluirse hasta cien menores, sancionados con penas que oscilan entre 3 y 30 años de cárcel”. La carta hace mención especifica de la reclusión y tratos crueles de un menor de 15 años de edad, cuatro menores de 16 años y uno de 17, y de otros menores acusados de delitos “contrarrevolucionarios” alojados en prisiones para delincuentes adultos.

La comunicación también hace referencia a los casos de Rubén Acosta y Justo García, menores de 16 años juzgados en la provincia de Matanzas bajo la acusación de sabotaje contra plantaciones de caña de azúcar, y que fueron sentenciados a la pena de muerte por fusilamiento el 12 de abril de 1964. Todo lo cual es violatorio del propio Código de Defensa Social de la República de Cuba, señala la carta, el cual contempla circunstancias atenuantes para los menores de dieciocho años y prescribe, cuando más, su reclusión en un reformatorio juvenil.

Dicha metodología represiva, con el consiguiente abuso y vulneración de derechos de menores, continúa. Ello aún después de que, en enero de 1990, Cuba ratificara la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y en vigencia desde el 2 de septiembre de 1990.

Específicamente, el gobierno cubano viola de manera flagrante el artículo 37 de dicha Convención, el cual prohíbe la privación ilegal o arbitraria de la libertad de menores de 18 años, las torturas y tratos crueles, la pena capital y la prisión perpetua, y determina que todo menor privado de libertad debe estar separado de adultos en similar situación y tener contacto directo con su familia, pronto acceso a asistencia jurídica y el derecho a impugnar la legalidad de su detención ante un tribunal. Dispone asimismo que los Estados Partes tienen obligación de velar por el cumplimiento de dicha normativa.

Si acaso alguna vez en estos 63 años de totalitarismo, nada de esto se cumple desde las protestas ciudadanas iniciadas el pasado 11 de julio. Según diversas organizaciones de derechos humanos al menos 45 menores de entre 14 y 17 años están siendo procesados penalmente en Cuba por participar en dichas marchas, y 14 de ellos están privados de libertad a la espera de juicios.

Se debe subrayar “al menos” ya que el número es incierto, pues la información proporcionada por el Estado es imprecisa y contradictoria. De hecho, la Fiscalía también informó que el ministerio público recibió 117 expedientes sobre los hechos “de mayor connotación”, y que 790 personas fueron instruidas por actos vandálicos en las protestas iniciadas el 11 de julio pasado.

Entre ellos se cuentan 55 adolescentes de entre 16 y 18 años, y otros 27 menores de 16 años que supuestamente participaron en las protestas pero no son sujetos del derecho penal. A estos últimos se les aplica el procedimiento legal “de rutina”, un sistema que los ubica en centros de “reeducación” custodiados por oficiales del Ministerio del Interior y que suspende la capacidad de los padres de usar recurso alguno para defender a sus hijos, o sea, derogando en los hechos su Patria Potestad.

Según el Código Penal Cubano la edad de imputabilidad comienza a los 16 años: a todo aquel que haya cumplido 16 años le es aplicable lo establecido en el Código Penal y la Ley de Procedimiento Penal. La incongruencia con lo estipulado por la Convención sobre los Derechos del Niño es flagrante, al igual que el limbo legal en el que se encuentran los menores de 16 años.

En concreto, no existen cifras oficiales de cuántos menores han sido juzgados por la ley o recluidos en penales por la comisión de delitos. La ausencia de garantías procesales es así evidente, rasgo central de las disposiciones legales en todo Estado totalitario, un diseño jurídico que persigue con ello aterrorizar en la población.

Un grupo de senadores estadounidenses de ambos partidos ha pedido por medio de una carta a la recién nombrada directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Catherine Russell, interceder en la protección de estos niños. En noviembre pasado, UNICEF ya se había sumado a otras organizaciones internacionales para pedir a las autoridades cubanas proporcionar información fidedigna sobre estos casos.

Pero allí siguen los “niños presos políticos”. Como se sabe, la niñez siempre ha sido descartable en la Cuba del castrismo. Si, como en el Saturno de Rubens (y el de Goya), toda revolución termina devorándose a sus propios hijos, ello ocurre desde el primer día en esta revolución jinetera.

@hectorschamis

Si Hugo Chávez no hubiera alcanzado el poder el 6 de diciembre de 1998, el 4 de febrero de 1992 hubiera pasado a la historia como un episodio más de los alzamientos militares en Venezuela. Es cierto que fue un alzamiento militar que evidenció una fractura en las Fuerzas Armadas, que luego se confirmó el 27N del mismo año. De allí que el propio presidente Carlos Andrés Pérez inició una política de pacificación militar, dictando sobreseimientos a menos de dos meses de ocurrido el 4F. Una política militar que continuaron los presidentes Velásquez y Caldera. 

El episodio del 4F, que merece un análisis profundo de sus causas, no habría pasado de allí si Chávez no hubiera salido del bajísimo porcentaje en que se encontraba en las encuestas durante los cuatro primeros años desde que recuperó su libertad –no mayor al 4%, certificado por Datanálisis- y lograra la victoria en las elecciones de 1998. Y más aún si no le hubieran dado, con su Constituyente, la posibilidad de destruir la institucionalidad democrática venezolana. 

Es cierto que ha sido por un lado la retórica chavista la que ha intentado convertir al 4F en una fecha de conmemoración, cuando, aparte lo lamentable de las víctimas, el alzamiento militar fracasó y no logró su objetivo. Pero también una campaña de manipulación mediática ha pretendido implantar una sesgada narrativa histórica haciendo creer que nuestra desdicha viene de allí y no de la elección presidencial de 1998.

¿Cómo logró Chávez ascender al poder? Ese es el análisis que debemos hacer para entender los errores que nos llevaron al drama que hoy vivimos. Intentemos hacerlo:

1- La Reforma Constitucional: reclamo del país en ese entonces, especialmente por lo que correspondía a la administración de justicia y a los deseos de mayor participación ciudadana, que estuvo prácticamente aprobada en 1993 por el temor que infundió en la clase política la misma situación militar, fue llevada a su discusión nuevamente desde cero en 1994 y luego engavetada durante todo el quinquenio. Nunca se aprobó ni se sometió al referéndum aprobatorio del pueblo. Esa actitud de la clase política, dio campo abierto a que la principal propuesta de la campaña electoral de Chávez fuera la Constituyente para “refundar la República”.

2- Grupos económicos poderosos del país, que en principio vieron a Irene Sáez como la segura vencedora de esa elección, quien por un largo período encabezó ampliamente las encuestas y aglutinó el sentimiento anti-partido del momento, decidieron a comienzos de 1998 apoyar a Hugo Chávez, pensando que podrían manipularlo para proteger sus propios negocios e intereses. Fueron cuantiosos los recursos económicos que recibió para su campaña electoral, lo que le permitió captar el voto de 3.673.685 venezolanos

3- La dirigencia de los principales partidos del sistema democrático -que en el caso de AD había atacado, previa y muy duramente, a Henrique Salas Romer- decidieron apoyarlo a última hora, pero sus simpatizantes no creyeron en la sinceridad de ese apoyo. Basta con comparar los votos obtenidos por AD y COPEI juntos en las elecciones parlamentarias del 8 de noviembre de 1998 (aproximadamente 1.800.000 votos) y compararlos con los obtenidos con sus tarjetas, menos de un mes después, en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998 en apoyo a Henrique Salas Romer (aproximadamente 700.000 votos) para notar que la diferencia de 1.100.000 votos pudo haber significado la ventaja de 1.060.000 votos que tuvo Chávez sobre Salas Romer.

4- La crisis asiática, sorprendió a todos y provocó un descenso del precio del petróleo a 9 dólares por barril, obligando al gobierno a recortar programas, además de no poder conceder nuevos aumentos de sueldos. Sin duda, esta crisis impactó el año 1998 y deprimió el ambiente optimista que se venía generando desde 1997 con los logros de la Agenda Venezuela.

5– Pero, el mayor error vino con la violación del orden constitucional establecido desde 1961 con la Constituyente de 1999. Si Hugo Chávez hubiera tenido que gobernar con  el Congreso elegido el 8 de noviembre de 1998, en el que estaba en minoría, habría tenido los contrapesos lógicos de toda democracia. Habría tenido que dialogar, negociar, y no habría podido: a) suprimir el Senado y con ello el control sobre los ascensos militares y b) suprimir la norma de la no reelección inmediata, que lo habría obligado a salir de la Presidencia a los cinco años de su mandato.

El mito del 4F es la principal mentira que soporta una supuesta revolución que nunca ocurrió y que habría quedado en el olvido si Hugo Chávez no hubiera logrado la victoria electoral el 6D. Habría quedado como el Carupanazo, el Barcelonazo, y cualquier otro alzamiento frustrado contra el orden constitucional. Lo cierto es que esa victoria fue a costa de engañar a un pueblo ilusionado con cambios dentro del sistema democrático, manipulando sus deseos e implantando un proyecto hegemónico para perpetuarse en el poder.

Por Redacción Revista Semana

El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció que entablará un diálogo con el embajador de Rusia en Colombia, para que se aclare la presencia militar de ese país en Venezuela, al recordar que existe una amenaza en la región por la señalada dictadura de Venezuela de Nicolás Maduro

Así mismo, el mandatario colombiano en una declaración que dio en el Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), luego de que se oficializó la entrega de una donación de un lote de vacunas contra el covid-19 por parte de España, aseguró que existen pruebas que apuntan a qué cabecillas de las disidencias de las Farc se encuentran en territorio venezolano.

Sumado a ello, el presidente Duque recordó que los ex jefes de la extinta guerrilla de las Farc como Jesús Santrich, El Paisa y Romaña murieron en el vecino país, hecho que demuestra según el jefe de Estado la intención que tiene Maduro de proteger ese tipo de criminales

“En estos temas yo creo que lo importante es que sigamos manteniendo el espíritu cooperante, el espíritu franco, y obviamente mantener esto en el nivel diplomático que corresponde, sin lugar a dudas vamos a tener la posibilidad de hablar con la representación diplomática de Rusia en Colombia”, recalcó.

Y explicó el mandatario colombiano el tema puntual que preocupa al país: “Saber cuál es la asistencia militar que se está brindando en Venezuela, por qué la presencia de algunos equipamientos que tienen en ese país”

También dejó claro: “Yo creo que en la medida que las cosas se pongan sobre la mesa y se discutan con franqueza yo creo que eso nos permite tener claridad, nosotros tenemos una preocupación sobre el régimen dictatorial de Venezuela”.

Tenemos que llamar las cosas por su nombre, en Venezuela hay una dictadura y esa dictadura ha protegido grupos terroristas colombianos en ese territorio la prueba fehaciente es el lugar donde cayó Santrich, Romaña, El Paisa, en territorio venezolano, allá está también Pablito, allá está António García, allá está Jhon Mechas y allá está Iván Márquez”, puntualizó el jefe de Estado.

Por otro lado y luego de que el ministro de Defensa, Diego Molano, dijera el jueves que en Venezuela se han movilizado algunos hombres y unidades de la Fuerza Militar Bolivariana “con el apoyo y la asistencia técnica de Rusia e Irán”, desde la embajada rusa en Colombia rechazaron dichas declaraciones.

A través de un comunicado, la Embajada de Rusia indicó que se está “acusando sin fundamento” a ese país europeo de “la presunta injerencia en los asuntos internos de Colombia”.

“Esas declaraciones irresponsables del miembro del Gabinete gubernamental parecen aún más inapropiadas en vista de la reunión del presidente Iván Duque con los jefes de Misiones Diplomáticas acreditadas que fue realizada el mismo día”, añadió el comunicado de la embajada rusa.

A renglón seguido, la Embajada de la Federación de Rusia en la República de Colombia constata con perplejidad los continuos intentos de acusar sin fundamento a la Federación de Rusia de la presunta “injerencia en los asuntos internos de Colombia”. Desgraciadamente, en esto “se destacó” nuevamente el Ministro de Defensa, señor Diego Molano, quien el 3 de febrero del a.c. en su búsqueda incansable de enemigos ficticios, al citar una vez más unos “datos de inteligencia” sin ninguna comprobación, habló de la “intervención extranjera” en la frontera con el estado vecino, que se está realizando supuestamente con el apoyo y asistencia técnica, incluso por parte de Rusia.

La declaración de Molano se dio el mismo día de la reunión del presidente Iván Duque con los jefes de misiones diplomáticas acreditadas, donde el mandatario colombiano se pronunció por el desarrollo de los vínculos amistosos de Bogotá con el mundo exterior y en el correr de una breve conversación con el embajador de Rusia junto con la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, abogó por el desarrollo de la cooperación, inclusive en el contexto de la pronta partida para Moscú al lugar de trabajo del recién nombrado nuevo embajador de Colombia en Rusia.

Por morfema.press

«Mirar el suero génico como si fuera una verdadera vacuna que previene una enfermedad grave es inútil, porque su eficacia para prevenir el contagio es nula, y el Covid no es una enfermedad mortal si se trata a tiempo»

El arzobispo católico Carlo Maria Viganò denuncia la vacuna contra el COVID-19, el estado «profunda» y la agenda de “la élite globalista” en una contundente carta, fechada el 27 de enero de 2022, dirigida a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) y publicada en Church Militant

Viganó, que se ha ganado el respeto de todo el mundo por reprender a los líderes de la Iglesia católica por cuestiones como el abuso de niños, deja claro que rechaza la vacuna por motivos de seguridad y morales.

El arzobispo denunció en su carta cosas como:

«Los múltiples respaldos del Vaticano a la campaña criminal de vacunas masivas confirman la total adhesión de la jerarquía a la vulgata globalista, sin tener ni la más mínima cuenta de las críticas serias a las llamadas vacunas…»

«La Academia Pontificia para la Vida no es una excepción. Se ha convertido en un órgano del neomaltusianismo, hasta el punto de declarar que someterse a la inoculación de la droga experimental es un acto de amor y un deber moral, negando incontrovertiblemente no sólo la evidencia de los hechos sino también la existencia de un plan global que ha provocado deliberadamente esta psicopandemia para provocar una reducción despiadada de la población mundial (especialmente de los ancianos) e imponer formas de control y restricción de los derechos naturales de los ciudadanos»

«Si no sorprende que la Iglesia profunda esté totalmente subordinada al estado profundo, ni que Bergoglio quiera presentarse como candidato a la presidencia de la “religión de la humanidad” que el Nuevo Orden Mundial pretende instaurar, por otro Por otro lado, vemos que la pandemia representa solo un aspecto de la compleja red de complicidad entre la oligarquía globalista, el poder financiero de las compañías farmacéuticas, las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales de todo el mundo»

«Mirar el suero génico como si fuera una vacuna real que previene una enfermedad grave no sirve de nada porque su eficacia para prevenir el contagio es nula, y el COVID no es una enfermedad mortal si se trata a tiempo»

«Pero, para que la verdad triunfe y los culpables sean condenados, es necesario abrir los ojos, reconociendo la crisis de autoridad tanto a nivel político como religioso»

Breve historia

Viganò también se opone firmemente al plan del régimen de Joe Biden de vacunar a niños de tan solo 5 años.

El Vaticano publicó el nombramiento de Viganò en Washington el 19 de octubre de 2011. Durante su cargo dirigió investigaciones sobre abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes católicos. En enero de 2016, el arzobispo Vigano presentó su renuncia cuando cumplió 75 años. El 12 de abril de 2016, el Papa Francisco aceptó la renuncia de Viganò y nombró al arzobispo Christophe Pierre para sucederlo como nuncio en los Estados Unidos.

En 2018, el ya retirado arzobisbo, publicò una carta donde exigía la renuncia de Francisco Bergoglio al papado de la Iglesia católica por » encubrimiento de abuso sexual y de dar consuelo a una “corriente homosexual” en el Vaticano.

La carta completa

A continuación la traducción libre del inglés por morfema.press de la carta del Arzobispo Viganò a la

COMO ERA PREVISIBLE, mi Carta abierta al Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (aquí) sobre la legalidad moral, la eficacia y la naturaleza peligrosa de los sueros genéticos experimentales que son supuestamente vacunas contra Covid no recibió respuesta: esto demuestra que la pregunta que he planteado no es considerada relevante ni por el Episcopado estadounidense ni por el antiguo Santo Oficio; o tal vez que -precisamente por su importancia- se haya decidido ignorarlo, siguiendo la narrativa oficial abrazada por el Vaticano.

Los múltiples avales vaticanos a la criminal campaña masiva de vacunas confirman la plena adhesión de la Jerarquía a la vulgata globalista, sin tomar en cuenta ni la más mínima las serias críticas a las llamadas vacunas, tanto en términos de su producción como de su demostrada eficacia. ineficacia, la debilidad del sistema inmunitario que inducen y, finalmente, los graves efectos secundarios que conllevan.

Prelados que traicionan su mandato, casi siempre tan corruptos en la doctrina como en la moral, han ocupado la Iglesia de Cristo para transformarla en una iglesia estatal, celosa sierva del Nuevo Orden Mundial y apóstata en su fe. . Lo que hasta hace unas décadas era una infiltración se ha transformado en una verdadera y propia invasión en todos los dicasterios romanos y en los órganos periféricos de la Santa Sede. La Academia Pontificia para la Vida no es una excepción. Se ha convertido en un órgano del neomaltusianismo hasta el punto de declarar que someterse a la inoculación de la droga experimental es un acto de amor y un deber moral, negando incontrovertiblemente no sólo la evidencia de los hechos sino también la existencia de un mundo global. plan que ha provocado deliberadamente esta psicopandemia para provocar una reducción despiadada de la población mundial -especialmente de los ancianos- e imponer formas de control y restricción de los derechos naturales de los ciudadanos.

El arzobispo Vincenzo Paglia, después de haber mostrado una mentalidad colectivista digna de las peores dictaduras comunistas (aquí), niega que haya una “conspiración” (aquí) como la “Agenda 2030” de Naciones Unidas, es decir, el “Gran Reinicio” del Foro Económico Mundial – es mencionado explícitamente por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (aquí). El acceso al Vaticano y a las oficinas de la Curia romana ahora está prohibido para los empleados y cualquier persona que no tenga el «pase súper verde»: cardenales y prelados que estén sanos o que se hayan recuperado de Covid no pueden ejercer sus funciones en los dicasterios romanos, y los empleados no vacunados se quedan en casa sin salario. Como ejemplo práctico de inclusión y misericordia, el “pontificado” bergogliano se repudia a sí mismo.

Si no sorprende que la iglesia profunda esté totalmente subordinada al estado profundo, ni que Bergoglio quiera presentarse como candidato a la presidencia de la Religión de la Humanidad que pretende establecer el Nuevo Orden Mundial, por otro lado nosotros vemos que la pandemia representa solo un aspecto de la compleja red de complicidad entre la oligarquía globalista, el poder financiero de las compañías farmacéuticas, las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales de todo el mundo.

Encontramos confirmación de ello en las reuniones confidenciales del argentino con el presidente ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, denunciadas por Edward Pentin en el National Catholic Register (aquí) y por Jules Gomes en Church Militant (aquí), en las que también surge la cuantiosa financiación – por una suma de 1.600 millones de dólares por año desde 2014 – que se dice que la dictadura comunista de Beijing pagó a las desastrosas arcas del Vaticano como pago por el silencio de la Santa Sede sobre la persecución de los católicos de la Iglesia clandestina en China, cuyos mártires han sido traicionados e ignorados despiadadamente por las mismas personas que deberían estar defendiéndolos y denunciando las violaciones de sus derechos humanos.

Estos intereses conjuntos son mucho más amplios e involucran también a otros personajes: el tiempo hará justicia a la complicidad de la iglesia bergogliana con los protagonistas del golpe de Estado global que se está produciendo, y, junto a las máscaras que se han impuesto a la población, el tiempo también hará caer las máscaras de aquellos que se han disfrazado de salvadores de la humanidad cuando en realidad buscaban subyugar a los pueblos del mundo y exterminar a los ciudadanos o convertirlos en enfermos crónicos.

Cualquiera que no esté cegado por prejuicios o desacreditado por conflictos de intereses macroscópicos ha entendido ahora que la evaluación moral del suero genético experimental no puede ni debe limitarse a un análisis de sus elementos individuales, sino que también debe extenderse al panorama general, que solo puede mostrar la relación entre la pandemia de emergencia, la campaña de vacunación, el boicot a los tratamientos disponibles, la imposición del “pase verde” y la destrucción del tejido social y económico de muchas naciones.

Mirar el suero génico como si fuera una verdadera vacuna que previene una enfermedad grave es inútil, porque su eficacia para prevenir el contagio es nula, y el Covid no es una enfermedad mortal si se trata a tiempo. La noticia de la falsificación de datos oficiales sobre muertes a consecuencia del Covid por parte de las instituciones sanitarias viene acompañada de la ineficacia del VAERS (Vaccine Adverse Event Reporting System) en la notificación de casos adversos, a lo que se suma la supervisión pasiva del sistema sanitario europeo , en violación de la normativa vigente para medicamentos experimentales.

Alguien sostuvo que mi intervención sobre este tema fue una especie de “invasión del campo [de la medicina]” por parte de un obispo, sobre todo por los temas científicos que abordé. Y para enseñarme a no entrometerme en temas especializados, la doctora Gwyneth A. Spaeder (aquí) publicó un artículo que pretendía refutar mis argumentos. El asunto estaba tan mal orquestado, con tal sesgo, que terminó sacando a la luz los conflictos de intereses de la Dra. Spaeder.

El Doctor Massimo Citro Della Riva quiso intervenir en mi defensa, respondiendo punto por punto, respaldando sus respuestas con cientos de fuentes fidedignas y pruebas inequívocas (aquí). El segundo artículo de la Dra. Spaeder en respuesta al Dr. Citro (aquí) no presentó ningún elemento válido para refutar siquiera mínimamente las declaraciones del Dr. Citro. Dr. Citro ahora establece una conclusión a la disputa con una nueva carta irreprochable.

Con la cortesía y el refinamiento que siempre lo distinguen, el Dr. Citro ha demostrado la falta de fundamento de lo afirmado por el Dr. Spaeder, en particular al resaltar el conflicto de intereses que involucra a médicos, compañías farmacéuticas, publicaciones científicas, agencias de medicamentos, organismos universitarios y Instituciones públicas. Pero según algunos, señalar la evidencia de una intención maliciosa en el manejo de la pandemia es un indicio de perturbación psiquiátrica o posesión diabólica: lo que dice mucho sobre la profesionalidad de ciertos medios periodísticos y la decadencia de ciertas agencias de noticias (aquí)

Habiendo tomado nota de la escandalosa apostasía de la Jerarquía por un lado y del plan criminal de la oligarquía globalista por el otro, se comprende entonces por qué Bergoglio y su corte son necesariamente partidarios del golpe en curso. La corrupción de la industria farmacéutica, aunque es bien conocida, se ignora deliberadamente, porque BigPharma es uno de los principales aliados de la élite en la búsqueda del Gran Reinicio.

La iglesia bergogliana también es partidaria del Nuevo Orden Mundial, y Berogoglio silencia culpablemente los crímenes cometidos bajo el pretexto de la pandemia porque espera obtener una ventaja política. Este golpe será frustrado, y junto con él la secta de herejes y hombres corruptos que ahora ocupa el Vaticano colapsará inexorablemente.

Carlo Maria Viganò, Arzobispo

27 de enero de 2022
S. Joannis Chrysostomi Episcopi et Confessoris et Ecclesiae Doctoris


Ver la carta original en inglés a continuación

La guerra mediática o el COVID-19. “Guasintón” o “Donaldtrón”. La Sayona, Álvarouribe o el Dron Magnicida. Sin omitir ¡faltaría más! la oposición “terrorista” y el Mossad. En resumen, los culpables de siempre. Improbable, no obstante, que el verdadero autor o autora, del pretendido “atentado” apocalíptico, haya sido alguno de los antes nombrados.

Terrorismo, deriva de terror. Un grupo o persona -la temida “Iguana de Corpoelec”, por ejemplo- que ejecuta alguna acción generadora de pánico colectivo y que de inmediato, la reivindica, públicamente, como propia.

Sartre, alguna vez parafraseado por Bill Clinton, expresó: “El terrorismo, es la bomba atómica del pobre”. Hasta ahora, la paternidad del estallido del pseudoartefacto dinamitero, no ha sido asumida por nadie. Ni pobre, ni rico. Ni venezolano ni extranjero. Ni atómico, ni a garrote limpio. Por consiguiente, a falta de quien la reclame como suya, el cronista se considera libre de señalar al único y exclusivo causante de la suspensión del derecho a voto en las deliberaciones de la ONU ¡Que pague lo que debe el muy desvergonzado usurpador! Que deje de lloriquear peor que una mujerzuela. Sobre todo, que se resigne al papel de convidado de piedra en las deliberaciones de referido ente multilateral. El artículo 19 de la Carta fundacional de este último, es lapidario: el que no pague, no vota. Dura lex, sed lex.

Maulas, llamamos los venezolanos a quienes por pródigos, botarates o zánganos, deshonran sus deudas como patrón de conducta. Si determinado desgobernante declara a su país en bancarrota, por haber depredado el patrimonio público. O peor, porque en decúbito ventral se le ha colocado a cuanto bicho de uña viene del extranjero a enriquecerse a costa de la ruina compatriota ¡Que no pretenda transferir responsabilidades propias a terceros!

Y dicho sea muy de paso ¿Qué culpa, puede atribuírsele a mister, “Donaldtrón”, como lo llama en su coprolalia el causante del default con Naciones Unidas, si el referido expresidente de EE. UU. asumió tal jefatura de Estado el 20 de enero de 2017 y la morosidad que comentamos persiste desde 2016?

Meses atrás, el Comité de Derechos Humanos de la mismísima, ONU, dictaminó que el finado, Hugo Chávez (q.e.p. se achicharre en la quinta paila), so pretexto de la supuesta participación en la intentona, del 11 de abril de 2002 -lamentablemente fracasada- exilió y persiguió con saña a un muy distinguido jurista venezolano. Quiere decir lo anterior, que el Comité, en referencia, se tomó casi 20 años para censurar tamaña arbitrariedad. Justicia tardía no es justicia.

En la orilla opuesta, ese mismo Comité, a la velocidad del rayo, vía express, semanas apenas, a contar de la petición correspondiente, emitió el 24 de junio del año pasado, resolución con el propósito de frustrar la extradición desde Cabo Verde a Florida, EE. UU., de un sedicente embajador que no es más que vulgar testaferro. Destacamos, el trato desigual para un hombre decente y para quien no lo aparenta. Que tomen nota los que, en el futuro, pretendan tutelas similares. Nunca es malo saber cómo se bate el cobre -o el cobro, en el dicho comité. La narcocleptosatrapia, es toda una enciclopedia ambulante, en sobornar y dejarse sobornar, en Venezuela, en la ONU y hasta en el Reino de los Cielos.

Un “votico”, por pequeño que parezca es moneda de intercambio, en las recíprocas impunidades que campean fueros en los entes multilaterales. En estos últimos, los Estados forajidos, son mayoría. Ponerse al día con el honorable, António Guterres, para que pueda pagar las facturas de teléfono, luz y aseo urbano, de sus oficinas en la ONU, puede ser muy lucrativo. Basta con que cualquier desgobierno compinche, se encuentre urgido de algún certificado de buena conducta. En el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, las exigen, de cuando en cuando, para guardar apariencias.

¿No tienen, en estos momentos, ni míseros, 40 millones en moneda dura a causa del nuevo acto terrorista, perpetrado por uno de los identificados al comienzo de la presente crónica?

Urge, una gran colecta, entre los compinches, menos indecentes, del desgobierno maula: “El Koki”, “El Ñoqui”, “El Moki”. “Iván Márquez”, “Romaña”, “Gentil Duarte”, los “Narcojuniors” Guzmán Loera, hijos del legendario “Chapo”.

Hay que reponer la maltrecha virginidad, de la vestal narcocleptosatrapía.

@omarestacio

Por Andrei Kolesnikov en The Moscow Times. Traducción libre del inglés por morfema.press

En lugar de movilizar a la opinión pública antes de las elecciones presidenciales de 2024, una guerra con Ucrania tendría el efecto contrario

En los años posteriores a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, el ruso promedio vio la mayoría de los eventos domésticos, incluidos los problemas sociales y económicos, como parte de la nueva normalidad. Incluso aspectos extraordinarios como las sanciones occidentales se percibían como rutinarios. Ahora algo similar ha sucedido con las percepciones de la guerra. Desde al menos 2014 (y, posiblemente, desde la guerra entre Rusia y Georgia en 2008), la guerra ha sido un telón de fondo distante de la vida cotidiana: Crimea, Donbas, Siria, ejércitos mercenarios, armas hipersónicas y, más recientemente, una misión de mantenimiento de la paz en Kazajstán. 

Nuestra investigación ha demostrado que los rusos no consideran que operaciones militares tan limitadas sean «guerras reales». Estos eventos no guardan relación con la vida cotidiana. Los soldados pueden perder la vida, pero eso se considera parte del riesgo laboral. El ejército ha superado gradualmente la presidencia como la institución rusa más confiable , y el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, ha sido durante mucho tiempo el ministro más popular , solo superado por el presidente Vladimir Putin.

Pero de repente, existe la amenaza de una guerra muy real. Un conflicto con Ucrania sería nada menos que una guerra de poder con Occidente: sobre todo, Estados Unidos y la OTAN. Los rusos consideran que la posibilidad de que estalle una guerra en 2022, según una encuesta de diciembre de 2021, es mucho mayor que el año anterior; y definitivamente caería fuera de los límites de la nueva normalidad.  

Empeora el estado de ánimo

La creciente creencia en la probabilidad de una guerra refleja un empeoramiento del estado de ánimo general en Rusia, que era mucho más sombrío a fines de 2021 que un año antes. Las expectativas de una crisis económica son mucho más altas, al igual que las expectativas de algún tipo de golpe de estado u otra epidemia. Por ejemplo, el 63 % de los encuestados esperaba una crisis económica a fines de 2021, en comparación con el 49 % hace un año; El 37 por ciento anticipó un conflicto con un país vecino (en comparación con el 23 por ciento hace un año) y el 25 por ciento esperaba una guerra con la OTAN o los Estados Unidos (frente al 14 por ciento del año anterior). 

Por supuesto, después de un enero lleno de alarmas, el estado de ánimo puede haber empeorado aún más. En otras palabras, la nueva normalidad posterior a 2014 parece estar al borde de la desintegración: una gran guerra no es normal. Se pueden extraer algunas conclusiones sobre cómo podría evolucionar la opinión pública en caso de guerra extrapolando las tendencias existentes. 

Los mercados financieros y el rublo ya han mostrado lo que piensan sobre incluso la posibilidad de un gran conflicto militar. Incluso antes de la imposición de nuevas sanciones occidentales, una invasión rusa de Ucrania provocaría la caída en picado del rublo y de los mercados bursátiles, así como una nueva edad de hielo para el clima de inversión.

La era «post-heroica»

Parecería que no queda oposición política a la que presionar, pero, en caso de guerra, la maquinaria legislativa que aprueba leyes sobre “agentes extranjeros”, “organizaciones indeseables” y extremistas se superaría a sí misma. Cualquier protesta callejera se volvería imposible, Internet estaría sujeto a controles adicionales y los rusos podrían olvidarse de cualquier derecho o libertad constitucional restante. Sería sorprendente que a la gente todavía se le permitiera cruzar libremente las fronteras de Rusia.   

Por supuesto, el Kremlin podría convencer a la mayoría de la gente de la necesidad de una operación militar, que se presentaría como limitada en tiempo y alcance. Sin embargo, es poco probable que esto conduzca a un mayor apoyo para las autoridades: lo máximo que podríamos esperar sería un golpe fugaz. El aumento del apoyo al presidente y la disposición para ir a luchar estarían muy lejos.  

A pesar de años de propaganda militar, la sociedad moderna y urbanizada de Rusia está en la “era post-heroica” (un término acuñado por el historiador militar británico Michael Howard), y pocos están dispuestos a morir por la madre patria y por Putin. Un breve período inicial de apoyo a las autoridades podría convertirse rápidamente en una abierta insatisfacción, especialmente en el contexto de graves problemas socioeconómicos. El régimen está a punto de perder la confianza de la mayoría de la generación más joven.

Los impactos económicos 

En caso de guerra, los esfuerzos intensivos en recursos como la transición energética y la importante iniciativa de inversión de Putin conocida como Proyectos Nacionales sufrirían, al igual que el PIB de Rusia y los ingresos reales de la gente común, que solo comenzaron a recuperarse tentativamente en 2021. Mientras que el probablemente el gobierno continuaría cumpliendo con sus obligaciones sociales (de lo contrario sería imposible garantizar la lealtad política), no sería sólo una cuestión de dádivas estatales: inevitablemente, el estado de ánimo del consumidor se oscurecería. Habría problemas en el mercado de alimentos y la inflación probablemente se dispararía (a principios de 2022, había pocas presiones deflacionarias, si es que había alguna).

El día a día se vería afectado: por ejemplo, por la exclusión de Rusia del sistema de pago internacional SWIFT. Esto podría causar insatisfacción no solo entre las clases bajas, sino también entre las más sofisticadas, desde el punto de vista del consumidor, la clase media. No es difícil predecir problemas para las pequeñas y medianas empresas.    

El impacto en el ámbito político

Esto podría dar lugar a la rara situación de insatisfacción socioeconómica que se convierte en insatisfacción política, o incluso en protesta política. El ejemplo de la ira generalizada por la decisión de aumentar la edad de jubilación en 2018 no es realmente apropiado aquí, porque en ese entonces, la gente protestaba porque el estado violaba el contrato social paternalista soviético, no por el empeoramiento de la situación económica. Esta vez, podría haber protestas sociopolíticas espontáneas y sin líderes.     

Esto no sería un movimiento de protesta entre círculos liberales, sino entre la parte de la población que las autoridades siempre han considerado su base social: gente de mentalidad paternalista. Son aquellas personas que votaron por el Partido Comunista en las elecciones parlamentarias de 2021, en ausencia de otros instrumentos legales para expresar el descontento. Habiendo dicho esto, las autoridades no se quedarían sentadas y permitirían manifestaciones masivas contra la guerra: cualquier movimiento de protesta sería calificado rápidamente como “extremista” o “terrorista”.

 Combinado con las consecuencias continuas de la pandemia, parece claro que cualquier guerra destruiría el modelo putinista de Estado aún relevante como estable y exitoso. En lugar de movilizar a la opinión pública antes de las elecciones presidenciales de 2024, tendría el efecto contrario. Y es extremadamente improbable que un «consenso de la OTAN» reemplace el «consenso de Crimea» de 2014, que vio cómo se disparaban los índices de aprobación de Putin. 

Independientemente de cómo se sienta el ruso promedio sobre una posible guerra con Ucrania, si estallara, sería difícil convencer a Occidente de que no debe equiparar el régimen político en Rusia con los rusos comunes. Y esta sería la peor consecuencia del rumbo político seguido por el estado ruso durante las últimas dos décadas. 

Por Norbely García en Fedecámaras Radio

Javier Ignacio Mayorca, periodista especializado en criminalística, manifestó que se actualmente en Venezuela se tiene a un Gobierno Nacional que recientemente ha sido señalado de manera internacional como uno de los países más corruptos del mundo, según la última actualización del informe que ofrece Transparencia Internacional.

Mayorca señaló que es esta la percepción que además existe desde el área empresarial.

“Usted no puede hacer un negocio en Venezuela si no le moja la mano a las autoridades que van desde el registro hasta los impuestos municipales, es decir, hay toda una cadena de corrupción que está ahí presente y que en cierta forma también limita la entrada de capitales internos”

Mayorca aseveró que dentro del contexto de señalamiento internacional sobre Venezuela se comienzan a dar las informaciones sobre personas que de repente están acumulando stock de gasolina y otro operativo que señala a unas personas a quienes les fueron incautados kilos de drogas, y esta información es tomada para introducirla dentro de un gran paquete publicitario que se le vende a la gente.

“En el caso del decomiso de drogas que fue reportado en Zulia y Falcón llama mucho la atención que uno de los nombres también aparecía como presunto implicado en un decomiso que se llevó a cabo a finales del año pasado en el estado Vargas, también conocido como La Guaira, era un procedimiento de la Guardia Nacional y aquí hay muchas cuestiones que uno podría especular, la más lógica, como dicen en el argot se dobló, y al doblarse pues cooperó y le dieron una cautelar”

El periodista también aseguró que si el gobierno tiene interés en ponerle foto a actividades de delincuencia organizada debe dirigirse al Arco Minero del Orinoco y empezar a revisar cómo son las redes que manejan treinta y cinco toneladas de oro al año, de acuerdo al último informe de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE).

Escuche esta entrevista completa en el siguiente enlace:

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