La invasión rusa a Ucrania repercutirá de manera inevitable sobre la compleja realidad venezolana porque, gracias a Hugo Chávez, Rusia se consolidó como el principal aliado político y militar de su gobierno y del que hoy conduce su heredero Nicolás Maduro. Y porque esta guerra ha convertido a Vladimir Putin en la más grave amenaza para la paz del mundo y para la seguridad de Occidente.
Cuba, Nicaragua y Venezuela son regímenes de naturaleza similar que respaldan la invasión basados en la narrativa del Kremlin, según la cual se trata de detener las amenazas de Estados Unidos y de la OTAN contra la seguridad de Rusia.
Repitiendo ese discurso en Naciones Unidas el embajador cubano, Pedro Pedroso Cuesta, afirmó que la situación en Ucrania se debe a los planes de los Estados Unidos y la Unión Europea de avanzar sobre las fronteras rusas.
Daniel Ortega, quien respaldó sin vacilaciones la toma por parte de Rusia de Donestk y Lugansk, y la anexión de Crimea, afirmó en ocasión de la visita a Nicaragua del viceprimer ministro ruso Yuri Boricov que el conflicto con Ucrania es “una lucha del pueblo ruso por la paz”.
Mientras que Nicolás Maduro expresó, en llamada telefónica a Putin una semana después de la invasión, su apoyo a las acciones militares, considerándolas una respuesta a “la ofensiva desestabilizadora de Estados Unidos y la OTAN”.
Estas tres declaraciones forman parte de la escasa lista de apoyos incondicionales a la guerra de exterminio que se ha desatado contra la población ucraniana, aplicando la táctica militar de la tierra arrasada.
En esa guerra se destruyen ciudades y se matan a sus habitantes utilizando misiles hipersónicos que viajan a una velocidad cinco veces superior al sonido, y que llegan con perfecta precisión a edificios residenciales, centros comerciales, iglesias, escuelas, hospitales o cualquier otro lugar de concurrencia pública, previamente escogido por la maléfica dictadura moscovita.
Además, con la retoma del control por parte de Ucraniade la región de Kiev se han puesto en evidencia los procedimientos criminales del ejército ruso en más de 30 poblaciones que permanecieron sometidas a su ocupación durante varias semanas.
En la ciudad de Bucha se descubrieron centenares de cadáveres de civiles maniatados y dejados en las calles con señales de torturas, y de ajusticiamientos con disparos en la nuca.
Algunos habitantes de esa población que lograron sobrevivir declararon a los medios internacionales que los soldados rusos entraban a las viviendas asesinando a niños, ancianos, hombres y mujeres para luego abandonar la zona.
De todo ese desastre han quedado las pruebas difundidas al mundo por los medios de comunicación.
Ante la ostensible gravedad del conflicto el fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan ha anunciado una investigación, reconociendo que: “hay bases razonables para creer que tanto crímenes de guerra, como crímenes de lesa humanidad, presuntamente, han sido cometidos en Ucrania”. Y la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó con 141 votos de los países miembros una enérgica resolución que deplora la invasión, reafirma la independencia y la soberanía territorial de Ucrania, pide al país invasor revertir el reconocimiento de la independencia de Luhansk y Donestk, y solicita el retiro incondicional del territorio ucraniano.
Estos hechos han convertido la invasión a Ucrania en un motivo de indignación y rechazo universal contra el presidente ruso y su íntimo entorno civil y militar. Y ha producido un prudente distanciamiento de China comunista, su aliado más próximo y país con el que Putín acaba de firmar un ambicioso tratado para crear un nuevo orden mundial que sustituya la preeminencia y los valores de Occidente.
Y al intentar analizar el efecto que producirá sobre nuestro país esta crisis internacional que es considerada como una de las más delicadas y peligrosas ocurridas desde la terminación de la segunda guerra mundial, es necesario destacar dos aspectos que deben ser tomados en consideración.
En primer lugar, recordemos el auspicioso pronunciamiento de los Estados Unidos y 19 países de la Unión Europea emitido en febrero pasado pidiendo la reanudación de los diálogos de México con el fin de lograr una exitosa salida democrática para nuestro país. En aquella oportunidad se consideraba a Rusia como país acompañante del proceso, a instancias de la parte oficialista venezolana.
Ahora cabe preguntarse si luego de la invasión a Ucrania el gobierno de Estados Unidos y los del amenazado viejo continente considerarán legítima la presencia de los rusos en un diálogo que pretende solventar pacíficamente la prolongada crisis venezolana, o si el régimen de Maduro tolerará la exclusión de su socio principal en las próximas reuniones.
Y finalmente, de qué manera se cumplirá la doble tarea que le espera al fiscal Karim Khan, abocado a investigar y acusar ante la Corte Penal Internacional a los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela, y en Ucrania a los responsables de crímenes de guerra ejecutados por las fuerzas militares de la Federación Rusa, bajo el mando supremo del presidente Putin.
Al retomar sus empleos los pensionados pueden mejorar sus miserables ingresos
La fuga masiva de cubanos se empieza a reflejar en la cantidad de puestos de trabajo por cubrir en Cuba, hasta el punto de que la prensa oficial ya habla de la recontratación de jubilados. «Actualmente muchas personas solicitan la jubilación con el propósito de volver a recontratarse para aumentar sus ingresos y así enfrentar el alto costo de la vida hoy», plantea el diario provincial de Sancti Spíritus, Escambray, en un artículo destinado a aclarar si es posible reincorporarse a un puesto que se abandonó.
El texto explica que algunos jubilados desean volver a trabajar, aunque no ofrece datos que lo sustenten, no solo para complementar sus ingresos en un contexto en que las pensiones alcanzan menos que nunca por lo desbocado de la inflación, sino también para «aportar sus experiencias y saberes en un momento «marcado por el envejecimiento poblacional y la falta de fuerza joven».
«La entidad laboral no está obligada a recontratar a la persona que se jubila, esto funciona como un acuerdo entre las partes, depende de si la necesita o no. Es una decisión empresarial. No en todas partes quieren volver a contratar a los mismos trabajadores, pero los jubilados pueden ser empleados en sus mismas entidades o en otros lugares donde se gestionen un empleo y allí también pueden aportar sus conocimientos y experiencias», explica José Adriano Abreu, director del Instituto Nacional de Seguridad Social en Sancti Spíritus.
El funcionario recuerda que en 2020 se aprobó una norma que permite a las empresas valorar si necesitan y quieren volver a contratar a un jubilado «porque también hay jóvenes esperando por esos puestos de trabajo que los jubilados dejan». La afirmación choca al propio redactor de la información, que escribe: «Pero, no aceptar de vuelta a los jubilados parece un poco contradictorio de cara al envejecimiento poblacional que ya vive el territorio».
Abreu sostiene que, en el caso de la Educación, Sancti Spíritus retiró a los trabajadores en edad de jubilarse porque «ya contaba con la fuerza disponible de los maestros nuevos que se acabaron de formar», un caso llamativo, ya que el propio ministerio alerta, año tras año del déficit de maestros.
En 2021, la ministra Ena Elsa Velázquez Cobiella indicó que faltaban docentes en 14 provincias cubanas. Un año antes, se anunció la contratación de más de 5.000 maestros, la mayoría jubilados, para completar las necesidades de la Isla. En 2018 faltaban 10.000 maestros y un año antes 16.000.
Abreu, pese a mencionar en Escambray que hay jóvenes que necesitan trabajar, acaba recordando a los cubanos que «no es obligatorio jubilarse, las personas se retiran cuando lo deciden y, si lo desean, después de la edad establecida —60 años en la mujer y 65 en los hombres—, pueden seguir trabajando por más tiempo en sus puestos de labor habituales».
El pasado año, el Ministerio de Trabajo cifró en 4.708.800 los trabajadores en Cuba, de los que 3.105.400 están en el sector estatal y 1.603.400 en el no estatal. En 2012 se realizó el último censo de población en Cuba, un estudio que se hace cada diez años. En aquella ocasión había 11.167.325 de habitantes, frente a los 11.177.743 contabilizados en 2002.
En los próximos meses se actualizará este dato, que pondrá en evidencia lo que todo el mundo sabe, el vaciado de la Isla, que, además del drama humano, pone en riesgo su ya dañado sistema de pensiones, sanitario y, por ende, la economía por completo.
Por Luis Manuel Aguana
Dice un viejo dicho jurídico que la buena fe se presume y la mala hay que probarla. Bajo esa misma premisa comienzo llamando la atención sobre la reunión sostenida por varios factores de la sociedad civil con el usurpador de Miraflores, Nicolás Maduro Moros, pertenecientes al movimiento Foro Cívico, quienes se definen como “un movimiento de articulación y coordinación que desde 2021 ha desarrollado mecanismos de interlocución con todos los sectores sociales y políticos con el objeto de revalorizar las capacidades de exigencia y negociación de la sociedad frente al poder, enfatizando la recuperación de los derechos civiles y de los derechos humanos como fundamento de su acción” (ver Diversos sectores sociales, del Foro Cívico, presentaron en Miraflores la agenda de demandas urgentes de los ciudadanos, en https://cepaz.org/documentos_informes/diversos-sectores-sociales-del-foro-civico-presentaron-en-miraflores-la-agenda-de-demandas-urgentes-de-los-ciudadanos/).
Que conozcamos los venezolanos, la primera acción importante de este grupo de organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el nombre de Foro Cívico se realizó en ocasión a la designación de los Rectores del CNE, convocados por la Asamblea Nacional ilegítima del régimen electa el 6D-2020, como “sociedad civil”, intentando dar ahora los pasos necesarios para participar en la designación de los nuevos Magistrados del TSJ después de la modificación de la Ley Orgánica del TSJ en enero de 2022: “Así como en 2021 organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el Foro Cívico llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que, como lo hizo, ofreciera alguna confianza en que podía desarrollarse un proceso electoral bajo mejores condiciones institucionales y políticas. En 2022, estas mismas organizaciones, se han activado para continuar ejerciendo ese papel en otros ámbitos. El proceso de reforma judicial es uno de ellos” (resaltado nuestro).
En resumen, ¿qué es lo que los venezolanos estamos contemplando aquí? ¿Es que acaso una parte de aquellos que nos llamamos sociedad civil estamos comenzando a claudicar a la tragedia que nos sucede, y ahora tratamos de “convivir” para sobrevivir a esta tragedia? ¿O tal vez el régimen, en su infinita capacidad para comprar voluntades, está “convenciendo” factores de esa sociedad civil para dar la percepción de que ya los venezolanos estamos obstinados de tanta controversia y queremos a gritos una normalidad que no existe? Lo que contemplamos aquí puede ser una parte o una mezcla de todo eso, o simplemente ninguna de ellas. Y eso amerita un poco de atención por parte de todos los que de alguna manera nos atañe el tema de la sociedad civil, al preguntarnos si existe una sociedad civil alacrán.
Lo cierto es que la sociedad civil en cualquier parte del mundo no es homogénea. Pueden existir factores de ella que por una u otra razón estén abiertamente a favor del régimen –y eso sería perfectamente válido- pero también pueden existir organizaciones y personas respetables que, aún estando en desacuerdo con el régimen, creen de buena fe que intentando convivir con esos delincuentes pueden ser mejoradas algunas de las condiciones del secuestro donde vivimos para que existan algunos derechos humanos para los venezolanos. La percepción que los venezolanos tengan de ese fenómeno es crucial. Veamos eso último con más detalle.
Si efectivamente hay personas que de buena fe –que siempre se presume- están dispuestas a reunirse con Maduro con ese fin, la pregunta correcta allí sería, ¿es válido todavía pensar que eso sea posible después de todo lo que hemos vivido? A mi juicio dejó de ser posible cuando el régimen decidió criminalizar a la oposición y perseguir, torturar y asesinar personas, al margen de nuestros Derechos Humanos y el Estado de Derecho. Y eso no lo digo yo, sino Informes fundamentados de organizaciones de Derechos Humanos alrededor del mundo y un proceso abierto a los principales responsables, comenzando por Maduro, por crímenes de Lesa Humanidad en la Corte Penal Internacional.
Ahora bien, de la Declaración de Principios del movimiento Foro Cívico, leemos: “Es en nuestra condición de ciudadanos que exigimos a quienes detentan el poder la atención urgente de los males que nos afectan como nación, siempre en el estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano. Es en ese marco que planteamos el desarrollo de los canales de comunicación necesarios para rediseñar un mecanismo de negociación que encamine al país hacia un porvenir de paz, bienestar y progreso para todos. Y como decía el maestro Pedro Nikken: la negociación no es el mejor camino, es el único camino.” (resaltado nuestro). Si eso realmente es así, están cayendo abiertamente en una contradicción.
No existe desde hace mucho tiempo en Venezuela “estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano”, como ya se ha comprobado, por lo que en consecuencia son imposibles, si nos atenemos a esa Declaración, los canales de comunicación “para encaminar al país hacia un porvenir de paz y progreso para todos”. Entonces mal podría ese grupo de ciudadanos reunirse de buena fe con los principales protagonistas del régimen y esperar de ellos el cumplimiento cabal de la Constitución y los Derechos Humanos, sin estar conscientes que el régimen los está usando, con su consentimiento o no, para sus propósitos, cualquiera que estos sean. En inferencia lógica existirían serias dudas que estén obrando de buena fe de cara a los venezolanos.
Eso no quiere decir que Pedro Nikken no haya tenido razón. Pero hay diferentes formas de interpretar la declaración de este recordado jurista venezolano. Uno negocia con los delincuentes que tienen secuestrada a una nación, no para que permanezcan indefinidamente en el secuestro, sino para terminar definitivamente con él (ver Negociación de un país secuestrado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/10/la-negociacion-de-un-pais-secuestrado.html).
En el medio de esa contradicción, estos integrantes del llamado Foro Cívico se presentan como una cara de la sociedad civil comprometida con el bienestar de los ciudadanos, cuando en realidad están en la práctica siendo usados, deliberadamente o no, como catalizadores de las políticas que requiere el régimen para perpetuarse en el poder. Si esto lo hacen de una manera inconsciente, quedará para el juicio que la posteridad haga de cada uno de ellos, la gravedad de su participación para la perpetuación del régimen. Pero el fenómeno sigue estando allí, distorsionando la percepción de la realidad.
De la carta dirigida por estos ciudadanos a Nicolás Maduro Moros (ver Carta de personalidades del Foro Cívico a Nicolás Maduro Moros, en https://twitter.com/Dale_Letra/status/1511521775208837126), donde destacan que como ya “…llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos, de la oposición y del gobierno, para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que ofreciera, como lo hizo, alguna confianza de que podía desarrollarse un proceso electoral…”, ahora el Foro Cívico nominó a “11 candidatos que modelan las características que querríamos ver en todos los magistrados”, rematando que “con el realismo radical que nos inspira, nos preocupan que no fuesen las calificaciones de los candidatos las que decidan la selección, pero no creemos que sea posible pedir rendición de cuentas y de gestión si no se participa y se sigue de cerca el proceso de nominación, haciendo oír la voz de la institucionalidad y el espíritu de la Constitución”.
El solo hecho de haber contribuido con una Asamblea Nacional espuria, declarada ilegítima, no solo por la Comunidad Internacional sino por el mandato del pueblo venezolano en la Consulta Popular celebrada del 7 al 12 de diciembre de 2020, para la selección de los Rectores del CNE y ahora para la selección de los nuevos Magistrados del TSJ, pone de manifiesto su reconocimiento abierto al régimen como poder legítimo de la República, a contra vía del mandato expresado en dos consultas populares por el pueblo venezolano. ¿Qué derecho tienen estos ciudadanos para ignorar abiertamente eso? Y esto es un hecho, no una especulación nuestra.
Ese “realismo radical” que mencionan para justificar la participación en el proceso de designación de los nuevos Magistrados fue el mismo que utilizó Henrique Capriles para justificar la participación de la oposición oficial en las elecciones regionales del 21 noviembre de 2021 (ver Capriles “Falta una dosis de realismo radical” en la oposición, en https://www.lavozdefalcon.info.ve/capriles-falta-una-dosis-de-realismo-radical-en-la-oposicion/). En ambos casos, el mensaje de un realismo que acepta convivir con un régimen que ignora la voluntad popular ha sido rechazado por los venezolanos en dos consultas populares.
No podríamos conocer las “características” que el Foro Cívico querría ver para los nuevos Magistrados, pero sería impensable pretender en una situación de secuestro de todos los poderes públicos, que esa agrupación aspire poder pedir cuentas posteriores a la tiranía de Nicolás Maduro Moros, tanto por las actuaciones de los Rectores del CNE, como por la de los Magistrados que termine negociando el régimen para el TSJ en una Asamblea Nacional ilegítima, solo por participar en ese sainete que les están proporcionando. La experiencia con el régimen ha demostrado que desprecian abiertamente cualquier aporte de la sociedad civil, y menos aún la de aquellos que provengan, de manera deliberada o no, a favor de los fines del régimen.
Entonces, a la pregunta del título, ¿existe una sociedad civil alacrán? Lamentablemente debemos aceptar que si existen organizaciones y personalidades que están haciéndole el juego perverso al régimen coadyuvando para su continuidad. Es una existencia que debemos admitir como se admite que existen en el país la corrupción de los partidos, los alacranes de “la mesita” y la desaparición del Estado de Derecho en Venezuela. Pero así como esa realidad es palpable a los venezolanos también lo es la existencia de alacranes disfrazados de sociedad civil que el régimen utiliza para sus fines, pero que afortunadamente se pueden detectar por esas contradicciones, y que no es algo que no pueda ser percibido como el resto de nuestros males, solo que este es más perverso porque se esconde bajo el manto de “ayudarnos” a tolerar la permanencia de la tiranía cuando la realidad demuestra todo lo contrario.
Por más argumentos que esgriman quienes trabajen, se reúnan o firmen a favor de colaborar con los secuestradores para supuestamente “mejorar” las condiciones de los secuestrados y sometidos por la fuerza de las armas, no podrán eludir el juicio de la historia, que ha confirmado una y otra vez que quienes toman ese camino terminan siendo notoria y socialmente despreciados a consecuencia de los acontecimientos futuros. Finalmente, terminan entendiendo por las malas que el camino no es colaborar con los secuestradores, sino hacerles la resistencia civil correspondiente hasta lograr expulsarlos del poder.
Este régimen castrador de nuestras libertades indefectiblemente caerá más temprano que tarde, y aquellos que los ayudaron directa o indirectamente, ingenua o deliberadamente, serán sometidos al escrutinio y juicio público de la población. La historia de Venezuela y del mundo tiene muchos ejemplos de eso. No serán recordados porque intentaron “apaciguar el sufrimiento” sino porque colaboraron para la permanencia de quienes nos pisotearon. Ese será un triste, pero muy merecido final para quienes malinterpretan el rol de la sociedad civil en la grandeza de sus naciones.
El bullicioso centro de Moscú, que una vez estuvo lleno de compradores y turistas, está más tranquilo y vacío desde la invasión rusa de Ucrania.
En el centro comercial de élite GUM en la Plaza Roja, los puntos de venta de marcas de diseñadores occidentales como Fendi y Louis Vuitton han cerrado debido a la oposición corporativa a la guerra. Todavía se pueden ver ropa, joyas y otros artículos dentro de las tiendas cerradas. Pero los corredores casi vacíos del centro comercial todavía están brillantemente iluminados y con música a todo volumen.
Cincuenta días después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania, las calles comerciales como Stoleshnikov Lane también están inquietantemente tranquilas, con casi todas sus tiendas de marcas famosas cerradas y pocos peatones.
“En los primeros días de la guerra, iba mucho al centro de la ciudad [de Moscú]”, dijo Alina, una joven de Moscú que pidió el anonimato. “Noté que casi nadie en el metro sonreía. Había una atmósfera tensa y deprimente. Todos estaban en una especie de shock”.
Tienda minorista de Louis Vuitton, cerrada temporalmente. Calle Stoleshnikov, Moscú.
Unas 500 empresas extranjeras han abandonado Rusia desde el comienzo de la invasión, y esa lista crece casi a diario.
Todavía hay más vacío en los supermercados y tiendas de comestibles.
El azúcar desapareció de los estantes de las tiendas de comestibles rusas en las semanas posteriores a la invasión y hubo escasez de algunos alimentos, como el trigo sarraceno y productos de higiene femenina. Si bien el azúcar ahora está disponible nuevamente en su mayoría, aunque a un precio más alto, artículos como productos de higiene femenina y verduras todavía están ausentes o parcialmente ausentes de los estantes.
Temiendo el aumento de los precios y las prohibiciones de importación, muchos rusos también comenzaron a comprar productos electrónicos, eliminando televisores de muchas tiendas.
La última vez que las tiendas de electrónica rusas experimentaron una demanda sin precedentes fue en 2014 , cuando el país se vio afectado por las sanciones occidentales y la moneda colapsó tras la anexión de Crimea por parte de Moscú y el apoyo a los rebeldes en el este de Ucrania.
Otro cambio visible en las ciudades y pueblos rusos ha sido el surgimiento de la llamada “cultura Z”. La letra Z, vista por primera vez pintada en los vehículos militares rusos que participan en la invasión, se ha convertido en un símbolo de apoyo a las tropas rusas en Ucrania.
Estantes vacíos en un supermercado en Moscú.
Una de las pantallas Z más grandes del centro de Moscú se puede encontrar en el Teatro Oleg Tabakov, cerca de la estación de metro Chistye Prudy. Los tres pisos de la fachada del edificio están cubiertos por una pancarta Z, que es de color naranja y negro después de la cinta de San Jorge, un símbolo militar popular. El director del teatro, el destacado actor Vladimir Mashkov, es un antiguo partidario del presidente ruso Vladimir Putin.
“No tengo ningún deseo de ir al centro de la ciudad”, dijo Karina, residente de Moscú, a The Moscow Times. “No quiero ver la Z gigante en la pared del teatro”.
Los infames Z también se muestran en los sistemas de metro de Moscú y San Petersburgo, donde los anuncios que se ven con frecuencia dicen: “Z. No dejamos atrás a nuestra gente”. También aparecen en automóviles, camiones y camionetas, así como en las ventanas de los apartamentos.
La letra Z con «No dejamos atrás a nuestra gente». Estación de metro Ploshchad Vosstaniya, San Petersburgo.
“Me sorprendió que los vehículos con la marca Z resultaran ser camiones. Eso significa que es probable que sea un esfuerzo organizado de algunas empresas”, dijo la moscovita Alina.
El apoyo a la invasión es aún más evidente en los pueblos pequeños. En una visita reciente a Kronstadt, la ciudad natal de la Armada rusa en las afueras de San Petersburgo, había banderas rusas colgadas en casi todos los pasos de peatones y las señales Z eran mucho más comunes que en Moscú. En un jardín de infancia local, todas las demás ventanas estaban cubiertas con una gran Z.
Inmediatamente después de la invasión, las protestas contra la guerra fueron un lugar común en las principales ciudades de Rusia.
Una cinta verde atada a una valla cerca de la Catedral de Kazan en San Petersburgo.
Unas 5000 personas fueron detenidas en toda Rusia durante las protestas contra la guerra el 6 de marzo, el mayor número de detenciones en un solo día desde el colapso de la Unión Soviética. En total, 15.428 rusos han sido arrestados en manifestaciones contra la guerra desde el comienzo de la invasión, según el grupo de seguimiento de protestas OVD-Info.
“Cuando había marchas por la paz, al menos podía marchar con una pancarta”, dijo la activista Yelena Osipova, de 76 años, a The Moscow Times, refiriéndose a las manifestaciones contra la guerra de 2014. “[Pero] todo el mundo tiene miedo ahora, nada se está permitiendo”.
La palabra «Ucrania» escrita en una pared. Nevsky Prospect, San Petersburgo.
En medio de una creciente represión policial, las expresiones públicas de oposición a la guerra se han reducido a un goteo: singulares actos de desafío en medio de un silencio más amplio.
La palabra BUCHA escrita en un paso de peatones. Isla Vasilevskiy, San Petersburgo.
En San Petersburgo, el signo más evidente de disidencia ha sido la proliferación de cintas verdes, símbolos de oposición a la guerra en Ucrania, que están atadas a faroles, vallas, estatuas y edificios. El graffiti de protesta también es común.
Cuando surgieron pruebas de las atrocidades aparentemente cometidas por el ejército ruso en la ciudad ucraniana de Bucha, un activista ruso se tumbó boca abajo en las calles más famosas de Moscú con las manos atadas, haciéndose eco de las imágenes de civiles ucranianos que se cree que fueron asesinados en ejecuciones sumarias.
La Plaza Roja, la principal atracción turística de Rusia, estaba inusualmente vacía en una noche reciente. Al comienzo de la invasión, los manifestantes que gritaban “No a la guerra” jugaron al gato y al ratón con los policías que se encontraban cerca. Pero a medida que la guerra avanza hacia su tercer mes, tanto los manifestantes como la policía han desaparecido de la plaza.
Se cumplen 51 días de guerra en la antigua república soviética. Las tropas ucranianas siguen a la espera de la ofensiva final de las fuerzas rusas en el Dombás. El Ejército de Vladímir Putin sufrió ayer un duro golpe moral: el hundimiento del ‘Moskva’, el buque insignia de su flota
Este viernes se cumplen 51 días desde que Vladímir Putin decidió invadir Ucrania. La moral de las tropas rusas sufrió ayer un duro revés: el hundimiento en el Mar Negro del ‘Moskva’, el buque insignia de la flota rusa.
Según el Ministerio de Defensa, el hundimiento se produjo cuando remolcaba el buque, dañado tras un incendio provocado por la detonación de munición. Sin embargo, las autoridades de Odesa aseguran que los graves daños se deben a un ataque ucraniano con misiles.
Mientras tanto, Ucrania aún está a la espera de la ofensiva final de las tropas rusas en el Donbás, donde siguen los intentos de capturar Mariupol y donde las autoridades admitieron que algunos soldados se rindieron, pero no más de mil como asegura Rusia.
Según los militares ucranianos, los rusos «continúan lanzando sistemáticamente ataques con misiles y bombas contra infraestructura militar y civil en las regiones de Járkov, Donetsk y Zapariya».
Mientras tanto, continúan las amenazas nucleares por parte de Rusia. Ayer, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, amenazó con el despliegue de armas nucleares en el Báltico si Suecia y Finlandiaingresan en la OTAN.
En las últimas horas, Rusia ha cumplido su amenaza de atacar de nuevo Kyiv tras acusar a Ucrania de agredir una localidad rusa cercana a la frontera, algo que niegan los ucranianos. Así, las explosiones se han vuelto a escuchar esta noche en la capital.
El viceministro de Políticas Antibloqueo del régimen de Nicolás Maduro, William Castillo, felicitó este jueves al grupo de 25 economistas, periodistas y activistas que suscribió una carta pública dirigida al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la que abogan por el retiro de las sanciones económicas impuestas contra la dictadura de Nicolás Maduro
“Me alegro que 25 destacados opositores que avalaron y justificaron las criminales sanciones contra Venezuela que han producido devastación económica, muerte y dolor, hoy le escriban a Biden pidiendo reconsiderar las medidas coercitivas unilaterales. Alegría rara, pero alegría. Todo lo que ayude bienvenido“, expresó el funcionario chavista.
En la carta, los firmantes argumentan al mandatario estadounidense que “las sanciones económicas y la política de máxima presión no lograron sus objetivos“, y aseguran que “el 75% de los venezolanos rechaza contundentemente las sanciones sectoriales y apenas el 10% quiere que se mantengan. Es claro que este tipo de sanciones no han beneficiado al pueblo venezolano”.
El comunicado lo suscriben: Alejandro Sucre, Alfredo Padilla, Andrés Rojas, Blanca Vera Azaf, Feliciano Reyna, Francisco Rodríguez, Jorge Botti, Jorge Makriniotis, José Guerra, José Antonio Gil Yepes, José Manuel Puente, Juan Ernesto Aguilera, Luis Vicente León, Leida Marcela León, Luis Oliveros, Manuel Sutherland, Marianela Herrera, Mariela Ramírez, Michael Penfold, Pablo Zambrano, Rafael Quiroz, Reinaldo Quintero, Ricardo Cusanno, Tamara Herrera y Víctor Álvarez.
Los firmantes exhortaron a “llegar a acuerdos que permitan el regreso de las empresas petroleras occidentales y otras empresas privadas para rejuvenecer el sector petrolero venezolano”, con lo cual consideran se generará empleo y promoverá la producción local.
“El gobierno venezolano debe permitir que estas empresas administren los proyectos petroleros, sus contratistas y los ingresos por exportaciones al tiempo que recibirá la regalía y los impuestos correspondientes. Las empresas aportarán tecnología y capital al sector”, añaden.
Me alegro q 25 destacados opositores q avalaron y justificaron las criminales sanciones contra Venezuela que han producido devastación económica, muerte y dolor, hoy le escriban a Biden pidiendo reconsiderar las MCU. Alegría rara, pero alegría. Todo lo que ayude bienvenido 🤐 https://t.co/xadhYSHiwl
Cuando las imágenes de la agresión y de los crímenes de guerra rusos en Ucrania siguen dominando los medios en Europa y en todo el mundo, Alemania ha prometido recortar sus importaciones de gas ruso en dos tercios para 2023. Inclusive en el más corto plazo, Robert Habeck, vice canciller y ministro de Asuntos Económicos y Acción Climática de Alemania, ahora dice que el país va a reducir sus importaciones de gas ruso a la mitad en junio.
Pero recortar las importaciones de gas natural ruso llevará más tiempo. La Unión Europea recientemente creó una nueva agencia para comprar gas en nombre de los 27 estados miembro. Su primera compra conjunta, de unos 15.000 millones de metros cúbicos este año, provendrá de Estados Unidos en forma de gas natural licuado. Pero eso es sólo un punto de partida.
Europa no puede prescindir rápidamente del gas ruso, particularmente en el sector industrial. La guerra del presidente ruso, Vladimir Putin, contra Ucrania acelerará los esfuerzos intensificados por desarrollar más granjas eólicas e instalaciones solares en toda la UE. Pero la energía renovable requiere mejoras específicas en infraestructura, cuya financiación y puesta en marcha llevará tiempo. Hasta que la tecnología de baterías permita que se almacene energía en volúmenes sustanciales, Europa necesitará plantas alimentadas a gas para un suministro de energía de respaldo en los días sin viento y sin sol.
Inclusive con los 15.000 millones de metros cúbicos de GNL de Estados Unidos, Europa seguirá necesitando otros 140.000 millones de metros cúbicos para reemplazar sus importaciones de gas de Rusia por completo. Esos suministros tendrán que venir de un mercado global que ya estaba colapsado antes de que Rusia invadiera Ucrania. Y la demanda europea de gas natural no ruso incrementará la presión sobre los precios para los países que dependen de las importaciones –sobre todo China, el mayor importador de gas del mundo.
Si bien no hay una escasez de gas en el suelo, desarrollar estos recursos y llevarlos al mercado puede demorar entre 3 y 5 años –o más si es necesario instalar infraestructura de GNL más compleja-. La guerra de Putin impulsará el desarrollo de nuevos campos de gas, especialmente en Oriente Medio y el Mediterráneo. Pero, por el momento, existe una sola fuente disponible de suministros adicionales sustanciales: Estados Unidos.
Sin embargo, todavía no está nada claro si Estados Unidos quiere ser el proveedor de gas natural de último recurso del mundo –la Arabia Saudita del mercado de gas global-. Para la industria del petróleo y del gas y algunos políticos de Estados Unidos, las exportaciones de gas son una respuesta racional a las necesidades globales, y una bienvenida nueva fuente de ingresos y empleos después de varios años de vacas flacas. Piensan que un nuevo auge del esquisto resulta atractivo, porque gran parte de las potenciales exportaciones de gas de Estados Unidos serán una consecuencia de los desarrollos de petróleo de esquisto.
Para otros, en cambio, la promoción del gas para exportación representa un resurgimiento no deseado de la economía basada en hidrocarburos. El gas exportado de Estados Unidos en forma de GNL generará emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que se sumaría a un total global que ya ha regresado a los niveles pre-pandemia y está todavía en alza.
Luego están aquellos que destacan el riesgo de que las mayores exportaciones dejen a Estados Unidos sin suministros de gas, y probablemente también de petróleo, justo cuando los precios a los consumidores para todas las formas de energía están aumentando aceleradamente. Estados Unidos ha llegado a disfrutar del autoabastecimiento de petróleo y gas gracias al esquisto, y no está claro si convertirse en el principal exportador de gas del mundo tiene algún atractivo de relevancia.
Al presidente norteamericano, Joe Biden, le resultará difícil reconciliar estos diferentes puntos de vista. Las principales iniciativas legislativas de su administración para limitar las emisiones de GEI y promover la energía limpia se han estancado en el Congreso, o han sido reducidas en escala y probablemente impacto. El lobby ambientalista, una parte importante de la base de votantes del Partido Demócrata, ya está expresando su desilusión ante la falta de progreso, en medio de temores de que los demócratas puedan perder el control del Congreso en las elecciones de mediano término.
Por otro lado, una escasez importante y creciente de gas natural en Europa, donde ya se habla de racionamiento, podría minar el respaldo público a las sanciones contra Rusia. La tentación de que Alemania y otros lleven al gobierno ucraniano a aceptar un acuerdo de paz poco satisfactorio con Rusia no hará más que aumentar si el impacto de la escasez de gas en la economía europea aumenta.
La guerra de Putin contra Ucrania ha vuelto a poner la seguridad energética en la cima de la agenda política a ambos lados del Atlántico. Las opciones que hoy enfrentan los líderes de Estados Unidos y Europa tal vez sean incómodas, pero también son urgentes e inevitables.
Nick Butler, profesor invitado en King’s College London, es presidente fundador del Kings Policy Institute y presidente de Promus Associates.
Los árabes tienden a apoyar a los líderes que se oponen a la dominación occidental.
Muchos árabes tienen poderosas razones para sentir desagrado por el presidente ruso, Vladimir Putin. Los sunitas estaban consternados por el papel decisivo que jugó Rusia en la guerra de Siria, evitando el colapso del régimen de Bashar Assad, matando indiscriminadamente a un número incalculable de civiles y destruyendo escuelas y hospitales. Incluso las milicias chiítas que lucharon contra los rebeldes antigubernamentales en alianza con los rusos saben que los estrechos lazos de Putin con Israel permitieron a la fuerza aérea israelí bombardear los activos de las milicias iraníes y chiítas en Siria con impunidad. Aún así, Putin es sorprendentemente popular entre muchos árabes de todo el espectro político, incluidos republicanos y jefes de estado monárquicos por igual.
En busca de un héroe
Los árabes están en constante búsqueda de nuevos héroes, con la esperanza de encontrar otro salvador como Saladino, el líder musulmán que derrotó a los cruzados en la batalla de Hattin y reconquistó Jerusalén en 1187. En la década de 1950, pensaron que habían encontrado a su héroe en el presidente egipcio Gamal Abdel. Nasser, quien prometió unir a los árabes y destruir a Israel. Pero la derrota masiva de su ejército en la Guerra de los Seis Días de 1967 destruyó su confianza en los ejércitos árabes convencionales, cambiándolos en cambio a los movimientos guerrilleros palestinos que se comprometieron a luchar contra Israel. En 1982, Israel invadió Líbano, desplazó a Túnez a la Organización para la Liberación de Palestina, obligó a su jefe, Yasser Arafat, a buscar la paz con Israel y empañaron la imagen de Arafat como líder de un movimiento revolucionario.
En 1988, Irak obtuvo una victoria pírrica contra Irán después de una guerra de ocho años, presentando el resultado como una victoria contra el expansionismo persa. Saddam Hussein persiguió ambiciosas actividades de armas de destrucción masiva que incluían un programa nuclear no civil. Aludiendo a la destrucción por parte de Israel del reactor nuclear de Osirak cerca de Bagdad en 1981, Hussein amenazó en 1990 con destruir la mitad de Israel si intentaba desmantelar nuevamente las instalaciones nucleares de Irak. Menos de cuatro meses después, invadió Kuwait, declarándola la decimonovena provincia de Irak y ganando la apasionada aprobación de las masas árabes para iniciar la unificación árabe. Pero la asombrosa derrota del ejército iraquí a manos de la coalición liderada por Estados Unidos cambió rápidamente la percepción del líder iraquí de un héroe árabe largamente esperado a un dictador irracional.
Después de que su búsqueda de un salvador nativo resultó ilusoria, las masas árabes recurrieron a líderes no árabes. El desafío del presidente turco Recep Tayyip Erdogan a Occidente y la retórica antiisraelí lo presentaron como un modelo a seguir creíble para los árabes. Pero su vacilación y sus repentinos cambios de política hicieron que muchos árabes cambiaran de opinión.
Mientras tanto, Putin dio la impresión de que podía ser un héroe para los árabes, aunque no lo consideraban un amigo. Además de poseer una capacidad nuclear impresionante, Putin modernizó el ejército ruso después de convertirse en presidente en 2000. Lanzó una guerra exitosa contra Georgia en 2008 y anexó Crimea en 2014. Desafió a Occidente y a la OTAN y se comprometió a evitar que Ucrania se convirtiera en un punto de partida. almohadilla contra la Federación Rusa. Cuestionó la hegemonía estadounidense en la política internacional y buscó reemplazarla con un sistema multipolar.
El presidente ruso se presenta como una figura masculina. Es un experto en artes marciales. Monta a caballo, nada en agua fría y caza animales salvajes. Estas son cualidades masculinas que los árabes no encuentran en sus propios líderes. Los árabes generalmente ven a Putin como un líder fuerte que no cede ante la presión y quiere recuperar la gloria pasada de Rusia. De hecho, Rusia emergió como una potencia global bajo Putin, quien fue nombrado por la revista Forbes como la persona más influyente del mundo cuatro años seguidos entre 2013 y 2016.
También maneja a su población de manera similar a la mayoría de la élite gobernante de la región árabe, utilizando la fuerza bruta para obligar a su pueblo a someterse. Cuanto más poderío y resolución muestra Putin en la guerra de Ucrania, más admirado se vuelve. A diferencia de los gobernantes árabes inseguros y tensos, Putin irradia calma y confianza, proyectando una imagen de determinación y fortaleza.
En Siria, a menudo demostró el poderío militar de Rusia de forma extravagante e innecesaria, por ejemplo, lanzando misiles balísticos contra rebeldes pobremente armados desde buques de guerra en el Mar Negro y el Mar Caspio. Los árabes chiítas a menudo se refieren a Putin, que aparece en carteles en todas partes en las áreas controladas por el gobierno, junto a Assad y el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, como Hajj Abu Ali, o el levantador de la injusticia contra los oprimidos, por su papel en aplastar el levantamiento sunita del país. . Los árabes ven a Putin como el líder de una nación vasta y poderosa que se mantiene firme frente a Estados Unidos, que no está dispuesto a enfrentarlo de frente porque Rusia es una potencia nuclear.
Legado soviético persistente
Los árabes tratan a Rusia como heredera de la antigua Unión Soviética. Cuando juzgan las acciones de Putin hoy, todavía se basan en la política exterior del Kremlin durante la era comunista y su apoyo a las causas árabes, principalmente la cuestión palestina. La mayoría de los árabes tienen un complejo antioccidental que se ha convertido en un componente integral de su conciencia colectiva. Dado el firme apoyo de Estados Unidos a Israel, los árabes tienden a ponerse del lado de cualquier país que se oponga a la política exterior de Washington, independientemente de cómo se sientan personalmente al respecto.
Los temas del colonialismo y el imperialismo siguen preocupando al pueblo árabe, que recuerda el apoyo de la Unión Soviética a los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo. Todavía mantienen esta mentalidad, viendo a Putin en consecuencia, aunque sea erróneamente. Los árabes considerarían la victoria de Putin en Ucrania como suya, aunque no se beneficien de ella. Les resultaría gratificante ver al presidente judío de Ucrania apoyado por Occidente, un firme amigo de Israel, perder ante Rusia. En este caso, la conveniencia, no las creencias basadas en principios, da forma a las actitudes árabes.
Los países árabes también comparten lazos históricos con Rusia. Putin no oculta el lugar integral del islam en la historia rusa y, a menudo, ha enfatizado la necesidad de fortalecer la calidad de las escuelas islámicas en Rusia. El Islam se introdujo en la región rusa del Volga y el Cáucaso en el siglo VII, dos siglos antes que el cristianismo. La Iglesia Ortodoxa Rusa forjó estrechos vínculos con el Patriarcado de Antioquía (anteriormente parte de Siria). El Islam es la segunda religión más grande de Rusia, con 20 millones de musulmanes que comprenden casi el 14 por ciento de la población. Estos lazos se arraigaron permanentemente en la sociedad rusa en 1788, cuando la emperatriz rusa Catalina la Grande estableció la Asamblea de Oremburgo y alentó la enseñanza del idioma árabe en universidades y escuelas específicas. Aunque existe discriminación contra los musulmanes en Rusia, es diferente de la islamofobia en Occidente. En Rusia, la discriminación toma la forma de una jerarquía étnica que favorece la etnia rusa.
Afinidad de los líderes árabes con Putin
Para los gobernantes árabes, la comunicación con Rusia es mucho más fácil que con Occidente porque Moscú no interfiere en sus asuntos internos. Cuando los levantamientos árabes se extendieron por la región, Rusia los condenó como una conspiración estadounidense contra los regímenes existentes. Putin lanzó un salvavidas a los déspotas árabes al aplastar la revuelta siria, que podría haber alterado los contornos políticos de Medio Oriente si hubiera tenido éxito. En 2018, cuando el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman asistió a la cumbre del G-20 poco después del brutal asesinato del disidente saudí Jamal Khashoggi en Estambul, la mayoría de los participantes lo trataron como un paria. El presidente estadounidense, Donald Trump, lo ignoró, y el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera ministra británica, Theresa May, lo interrogaron sobre el asesinato de Khashoggi. Putin, sin embargo, lo saludó calurosamente, le chocó los cinco,
Putin se acerca a los gobernantes árabes y forja cálidas relaciones con ellos. Cuando les da la bienvenida en Moscú, se sienta junto a ellos, en lugar de en una mesa enorme como lo hace cuando se reúne con líderes occidentales. Putin está interesado en fortalecer las relaciones rusas con los países árabes, especialmente durante la guerra de Ucrania, que podría obligar a Rusia a un aislamiento internacional durante meses, si no años.
Rusia es también una importante fuente de armamento para varios países árabes. Desde la independencia en 1962, Argelia ha sido un importador constante de armas de Rusia, superando el 80 por ciento de su adquisición militar. Egipto, el tercer receptor más grande de equipo militar estadounidense, volvió al mercado de armas ruso después de los levantamientos árabes, y actualmente importa más del 40 por ciento de sus necesidades militares del país. Incluso los Emiratos Árabes Unidos, tradicionalmente dependientes de las armas occidentales, ahora están comprando equipos militares rusos, por un total del 6 por ciento de sus importaciones militares. Putin también ofreció vender el sistema de misiles antiaéreos S-400 a Arabia Saudita.
Mientras tanto, Washington se ha sentido decepcionado por la falta de condena de los líderes árabes a la guerra de Rusia contra Ucrania. La semana pasada, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, visitó la región para obtener el apoyo árabe para ayudar a poner fin al conflicto. Sin embargo, las naciones árabes no están en condiciones de presionar a Putin para que renuncie a sus objetivos estratégicos en Ucrania. Además, no están dispuestos a cambiar su enfoque hacia Rusia, creyendo que permanecer cerca de Putin moderará las críticas estadounidenses a sus políticas nacionales, especialmente en materia de derechos humanos y democratización.
La proximidad geográfica, la superposición cultural y religiosa, y la falta de interés colonial de la Rusia imperial en la región árabe facilitaron la intrusión de la Unión Soviética en el área con la bendición árabe antioccidental. Putin quiere promover a Rusia como un santuario del dominio político occidental y un escudo de seguridad en caso de que Estados Unidos decida retirarse por completo de la región. Es poco probable que el resultado de la guerra en Ucrania afecte negativamente estos lazos.
Hilal Khashan es profesor de ciencias políticas en la Universidad Americana de Beirut. Es un autor respetado y analista de asuntos del Medio Oriente. Es autor de seis libros, incluido Hizbullah: A Mission to Nowhere. (Lanham, MD: Lexington Books, 2019.)
Hace siete décadas, Mao Zedong abrazó la autosuficiencia económica y la militancia en política exterior, lo que convirtió a China en un estado paria empobrecido. Esta historia debería ser una dura advertencia para el presidente Xi Jinping: si permite que Rusia divida al mundo con su guerra contra Ucrania, es China la que pagará el precio más alto
La guerra no provocada de Rusia contra Ucrania ha acelerado la división del mundo en dos bloques, uno que comprende las democracias del mundo y el otro sus autocracias. Esto, a su vez, ha expuesto los riesgos inherentes a la interdependencia económica entre países con ideologías e intereses de seguridad enfrentados. Y aunque el próximo proceso de desglobalización dejará a todos en peores condiciones, China es la que más perderá.
Por supuesto, China se dirigía hacia al menos una disociación parcial de Estados Unidos mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania. Y ha estado tratando de garantizar que este proceso ocurra en sus términos, al reducir su dependencia de los mercados y la tecnología de EE. UU. Con ese fin, en 2020 China dio a conocer su llamada estrategia de doble circulación , que tiene como objetivo fomentar la demanda interna y la autosuficiencia tecnológica.
Y, sin embargo, el año pasado, China seguía siendo el exportador más grande del mundo, enviando $ 3,3 billones en bienes al resto del mundo, con EE. UU. como su principal mercado de exportación . De hecho, el comercio general con EE. UU. creció más del 20 % en 2021, ya que el comercio chino total alcanzó un nuevo máximo . El comercio con la Unión Europea también creció, alcanzando los $ 828 mil millones , incluso cuando los desacuerdos sobre los derechos humanos torpedearon un controvertido acuerdo de inversión entre la UE y China.
Ese acuerdo había nacido de la creencia de que Europa mantendría la neutralidad estratégica en la guerra fría chino-estadounidense, para cosechar los beneficios económicos del compromiso con China. Pero si las preocupaciones por los derechos humanos fueran suficientes para convencer al Parlamento Europeo de no ratificar el acuerdo, la guerra de Rusia contra Ucrania, que China ha apoyado tácitamente y que ha acercado a EE. UU. y la UE, parece probable que lleve a la UE hacia una desvinculación económica más amplia de China.
No se puede culpar a las democracias occidentales oa sus adversarios autocráticos por priorizar la seguridad sobre el bienestar económico. Pero deben prepararse para las consecuencias económicas. Y una autocracia de ingresos medios como China asumirá un costo mucho mayor que las democracias ricas como Estados Unidos y sus aliados europeos.
Para empezar, China sufrirá un acceso reducido a los principales mercados occidentales. En 2021, las exportaciones de mercancías chinas a EE. UU., la UE y Japón (que representan el 38 % de las exportaciones totales) ascendieron a casi 1,3 billones de dólares. Si el acceso de China a estos tres mercados se reduce a la mitad durante la próxima década, un escenario probable, el país necesitará otros mercados para absorber aproximadamente el 20% de sus exportaciones, por un valor de unos $ 600 mil millones (según datos comerciales de 2021).
Aquí, China parece no tener buenas opciones. La estrategia de doble circulación de China indica que ni siquiera sus líderes esperan que otros mercados externos recuperen el relevo dejado por EE. UU. y sus aliados. Pero la aparente creencia de China de que la demanda interna puede compensar esta pérdida también parece descabellada.
El alto endeudamiento, el rápido envejecimiento de la población y la implosión del sector inmobiliario seguirán obstaculizando el crecimiento del PIB, mientras que la marcada desigualdad de ingresos, el aumento de los costos de la vivienda y las protecciones sociales inadecuadas limitarán la demanda de los consumidores. El cierre de fábricas que producen bienes para la exportación y las pérdidas de puestos de trabajo asociadas exacerbarán aún más estos desafíos. Una parte significativa de la infraestructura de China, especialmente las redes de energía y transporte, se infrautilizará o incluso se volverá redundante.
Además de enfrentarse a la reducción de los mercados de exportación, China perderá el acceso a las tecnologías que necesita para construir una economía del conocimiento. Las sanciones estadounidenses ya han paralizado al gigante de las telecomunicaciones Huawei y han impedido que SMIC, un fabricante de semiconductores, tenga en sus manos las tecnologías más avanzadas. Si EE. UU. persuade a la UE y a Japón para que revivan el Comité Coordinador de Controles Multilaterales de Exportación (CoCom) para cortar los flujos de tecnología hacia China, una perspectiva que la guerra de Ucrania hace más probable, China tendrá pocas posibilidades de ganar la carrera tecnológica con el A NOSOTROS.
El tercer costo clave de la desglobalización para China es más difícil de medir, pero bien puede resultar ser el más alto: la pérdida de ganancias en eficiencia de la competencia dinámica. Los productos fabricados y vendidos en China son de una calidad mucho mayor hoy que hace dos décadas, en gran parte porque las empresas chinas deben competir con sus rivales occidentales. Pero si están aislados de tal presión, no enfrentarán la presión de producir productos de mayor calidad a menor costo. Esto obstaculizará la innovación y perjudicará a los consumidores.
Todos estos costos podrían ser soportables si el desacoplamiento económico realmente hiciera que China fuera más segura. Y, al principio, podría parecer que está haciendo precisamente eso, con China reduciendo su vulnerabilidad a los tipos de armas económicas y financieras que Occidente ha desplegado contra Rusia. Pero a medida que decae el poderío económico de China, también lo hará su posición en el escenario mundial y el estatus del Partido Comunista en casa.
Hace siete décadas, Mao Zedong abrazó la autosuficiencia económica y la militancia en política exterior, lo que convirtió a China en un estado paria empobrecido. Esta historia debería ser una dura advertencia para el presidente Xi Jinping: si permite que Rusia, el socio estratégico “sin límites” de China, divida al mundo con su guerra contra Ucrania, será China la que pagará el precio más alto.
Minxin Pei, es profesor de Gobierno en Claremont McKenna College, e investigador sénior no residente del German Marshall Fund de los Estados Unidos.
Venezuela es tierra de tradiciones, y no todas son políticas. De malos hábitos, como el petróleo y exceso de confianza en él. Creernos acaudalados por siempre. De costumbres acomodaticias, irnos a la playa en Semana Santa o atiborrarnos de cerveza los viernes, -por cierto, tradición eliminada por el chavismo y sus errores económicos. Pero de una inmensa conducta religiosa como pedirle milagros al Nazareno de San Pablo. «¡Que nos traiga sanación a Venezuela!», «¡Pidamos de corazón, que nos dé salud!», «¡Tenemos hambre, queremos comida!», retribuyéndole, vistiéndonos de morado y visitándolo una vez al año el Miércoles Santo. “Tengo años pagando una promesa, es un deber moral y religioso honrar la palabra empeñada.”
El Nazareno, la imagen de Jesús purpúrea cargando su cruz, poco tiene que ver con San Pablo excepto que originalmente fue guardada en la Ermita de San Pablo, sacado en procesión durante la epidemia de escorbuto y dice el gran poeta Andrés Eloy Blanco que, con la punta de la cruz, tumbó unos limones, interpretado por los fieles como señal; y empezaron a comer limones, beber su jugo, terminando con la peste. El fervor popular le atribuye al Nazareno de San Pablo milagros durante una epidemia que se esparció en el país en el siglo XVII y fue conocida como la «peste del vómito negro». Fue en la pequeña Caracas de pocas calles, techos rojos y mandato español; desde entonces ha mantenido su fama de milagroso, en especial, los caraqueños, lo veneran con su piel oscura -dicen que por el humo e intensidad de velas a lo largo de la historia- y su expresión de consternación, sufrimiento, dolor.
La ermita de San Pablo ya no existe, fue derribada durante el Gobierno de Guzmán Blanco para construir el parisino y majestuoso Teatro Municipal -¿existe?- El fervor chavista invade el Teatro Teresa Carreño que dejó de ser lugar para la cultura. No obstante, el ateo, vanidoso y petulante dictador, aterrado y temeroso de las iras del cielo, construyó al lado la iglesia de Santa Ana y Santa Teresa -su esposa se llamaba Ana Teresa- donde el Nazareno de San Pablo encontró residencia permanente y cada miércoles de Semana Santa se amontonan deudos, devotos y creyentes para sacarlo en procesión.
Práctica y fe que la propia Patrona de Venezuela, la Virgen de Coromoto, no ha podido disminuir y sólo compite, en intensidad de certidumbre y asistencia popular masiva, con tres acepciones de la Virgen María. La Chiquinquirá en el Zulia, la Divina Pastora en Lara y la Virgen del Valle que pescadores de Oriente sacan a navegar cada año.
El catolicismo venezolano, incluso en la Venezuela castrista, para quienes no son practicantes ni asisten a misa los domingos, es profundo, hondo y de arraigada tradición a pesar de los esfuerzos de impíos, escépticos, santeros, evangélicos, creyentes de brujerías e idólatras, idiotas paganos del socialismo bolivariano. Es un país en el cual se puede desconfiar de los sacerdotes, curas e Iglesia católica, pero confesarse al mismo tiempo “católico, apostólico y romano”; y no ir nunca a un templo, sin embrago, asumir opiniones de los obispos reunidos en la Conferencia Apostólica como dogma de fe.
Un país en el cual las religiones tienen derecho constitucional de existir y ejercerse libremente, pero donde las tradiciones son católicas, a contravía de la pretensión esforzada de cohabitadores que restringen libertades, persistiendo en la vagabundería e ilegalidad.