Por Nelson Hernández
La sociedad global continuará su evolución hacia un mundo más sostenible, y lo hará con o sin Estados Unidos.
La Política Energética – Ambiental de Trump
Donald Trump ha dejado claro que su administración no apoyará las políticas de energías verdes. En su discurso de toma de posesión (20-01-25), Trump anunció que Estados Unidos se retirará del Acuerdo de París, calificándolo de «estafa injusta y unilateral». Además, planea duplicar la inversión en combustibles fósiles, aumentar la producción de petróleo y gas, y eliminar regulaciones ambientales que, según él, obstaculizan el crecimiento económico.
También mencionó que su administración frenará la cooperación climática internacional y retirará las ayudas para el desarrollo de vehículos eléctricos y energías limpias. Su enfoque está en maximizar la producción de combustibles fósiles (especialmente petróleo y gas) y reducir los costos energéticos para los consumidores estadounidenses.
Esta postura contrasta fuertemente con los esfuerzos globales para combatir el cambio climático y podría tener implicaciones significativas para la posición de Estados Unidos en la transición energética mundial. En lugar de ayudar al país, esta postura podría poner a EE.UU. en una posición contraria a la tendencia mundial hacia la sostenibilidad y la transición energética. A grandes rasgos, esa negatividad asomada por Trump con respecto al cambio climático y la transición energética, apunta hacia los siguientes impactos:
- Impacto en la Competitividad Global: Mientras países como China que están liderando la adopción de energías renovables y tecnologías limpias, la decisión de Trump de promover los combustibles fósiles y reducir el apoyo a las energías limpias podría hacer que EE.UU. se quede rezagado en la carrera global por la innovación y la sostenibilidad.
- Consecuencias Económicas y Ambientales: El enfoque en combustibles fósiles podría tener consecuencias negativas tanto económicas como ambientales. A corto plazo, podría beneficiar a ciertas industrias tradicionales, pero a largo plazo, podría limitar el crecimiento de sectores emergentes y sostenibles, y aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Desafíos Internacionales: Además, esta postura podría generar tensiones con otros países que están comprometidos con la lucha contra el cambio climático y la adopción de energías renovables. La falta de alineación con los esfuerzos internacionales podría aislar a EE.UU. en el escenario global y dificultar la cooperación en temas ambientales y energéticos.
En resumen, la decisión de Trump de desvincularse de la energía verde podría poner a EE.UU. en una desventaja competitiva y en desacuerdo con la tendencia mundial hacia un futuro más sostenible y limpio. Países como China, India, Rusia y la Unión Europea, sin dejar a un lado el resto de los países, posiblemente redimensionen sus estrategias de transición energética, las cuales puede ser desaceleradas pero no revertidas. De hecho, podría incluso fortalecer la determinación de muchos países de acelerar y consolidar la transición dentro de un ámbito de seguridad energética y mitigación del cambio climático.
China: Entre la Contaminación y la Transición Energética
China, hoy el competidor natural de Estados Unidos merece un análisis especial por su condición de ser el 1er. consumidor de energías fósiles (especialmente carbón) y por ende el 1er emisor de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, China está en una posición única en la lucha contra el cambio climático, liderando la transición energética global con esfuerzos sin precedentes. A continuación aspectos resaltantes de la transición energética de China:
- El Gigante de la Contaminación: Actualmente, China es el país que más contamina a nivel mundial. La rápida industrialización, la expansión urbana y el uso intensivo de combustibles fósiles han llevado a niveles elevados de emisiones de gases de efecto invernadero. Para el 2023, el consumo de energía fue de 171 EJ (ExaJoule) de los cuales el 81.5 % fue de energías emisores de GEI, equivalente al 27.5 % del total de energía consumida. En lo atinente a las emisiones de GEI, totalizaron 12.6 GTCO2, el 31.2 % del total mundial. Sin embargo, esta situación ha impulsado al país a tomar medidas drásticas para reducir su huella de carbono y avanzar hacia un futuro más sostenible.
- Dominio en Energía Eólica y Solar: China ha emergido como el líder indiscutible en el mercado de la energía eólica y solar. El país ha superado significativamente a Estados Unidos, que ocupa el segundo lugar en estas áreas. Según los datos de 2023, China cuenta con una capacidad instalada de energía eólica de 442 GW, equivalente al 43.5 % del total mundial (este % para USA es de 14.5 %). Mientras que en el sector solar, su capacidad es de 610 MW, equivalente al 43.0 % del total global (este valor para USA es de 9.8 %). Estas cifras destacan el compromiso de China con la adopción de fuentes de energía renovable y su papel crucial en la transición energética global.
- Un Gran Consumidor de Petróleo en Transición: Para el 2023, China fue el 2do mayor consumidor de petróleo a nivel mundial con 16.6 MBD, equivalente al 16.6 % del total global. USA es el 1er consumidor, y sus cifras son 19.0 MBD, equivalente al 19 % del global, respectivamente. No obstante, tanto USA como China han venido reduciendo su consumo de gasolina, debido a la creciente adopción de vehículos eléctricos (VE) y a las políticas gubernamentales que promueven la eficiencia energética y la reducción de emisiones. La disminución en el consumo de gasolina refleja el compromiso, especialmente China, con la reducción de su dependencia de los combustibles fósiles y su transición hacia una economía más limpia.
- Líder en Vehículos Eléctricos: China no solo está liderando en la generación de energía renovable, sino también en la adopción de vehículos eléctricos. Actualmente, el país cuenta con cerca del 50% de los vehículos eléctricos a nivel mundial. Esta rápida adopción se debe a una combinación de incentivos gubernamentales, avances tecnológicos y una creciente conciencia ambiental entre los consumidores. La expansión de la infraestructura de carga y el desarrollo de baterías más eficientes también han sido factores cruciales en este crecimiento.
En conclusión, el avance de China en la transición energética plantea la pregunta de si Estados Unidos podría quedarse rezagado. Aunque Estados Unidos ha hecho progresos significativos en la adopción de energías renovables, el ritmo y la escala de los esfuerzos de China son difíciles de igualar. La competencia en este ámbito no solo tiene implicaciones ambientales, sino también económicas y geopolíticas. Estados Unidos necesitará redoblar sus esfuerzos en innovación, políticas energéticas y colaboración internacional para mantenerse a la par con China.
Cuál es la Estrategia de Trump?
Como toda estrategia: No se dice.
Sin embargo, bien vale la pena “establecer” de manera especulativa algún enfoque estratégico de la política energética de Trump. Dentro de estas podrían estar, estas dos:
Estrategia 1: Presión a la OPEP+
- Utilizar el aumento de la producción de petróleo en Estados Unidos como una herramienta para presionar a la OPEP+ y reducir su capacidad de influir en los precios globales del petróleo. Al incrementar la oferta de petróleo en el mercado, Estados Unidos podría contrarrestar los recortes de producción de la OPEP+ y estabilizar los precios. Esto podría tener varios efectos:
- Reducción de la Dependencia: Al aumentar la producción interna, Estados Unidos podría reducir su dependencia de las importaciones de petróleo de países de la OPEP+, fortaleciendo su seguridad energética.
- Estabilidad de Precios: Una mayor oferta de petróleo podría ayudar a estabilizar los precios globales, beneficiando a los consumidores y a la economía en general.
- Influencia Geopolítica: Al debilitar la capacidad de la OPEP+ para controlar los precios, Estados Unidos podría aumentar su influencia geopolítica en el mercado energético global.
Estrategia 2: Maximizar la Producción Durante la «Ventana del Petróleo»
- La segunda estrategia se basa en la idea de que existe una «ventana del petróleo», un período limitado en el que los combustibles fósiles seguirán siendo una fuente de energía dominante antes de que las energías renovables tomen el relevo. En este contexto, Trump podría estar buscando maximizar la producción de petróleo en Estados Unidos mientras sea económicamente viable y rentable. Los beneficios de esta estrategia incluyen:
- Beneficios Económicos a Corto Plazo: La producción de petróleo puede generar ingresos significativos y crear empleos en el sector energético.
- Aprovechamiento de Recursos: Al extraer y vender petróleo mientras la demanda sigue siendo alta, Estados Unidos puede aprovechar al máximo sus recursos naturales.
- Preparación para el Futuro: Los ingresos generados por la producción de petróleo podrían ser utilizados para invertir en tecnologías limpias y en la transición energética a largo plazo.
Aunque estas estrategias pueden parecer contradictorias, en realidad pueden complementarse de varias maneras:
- Diversificación de la Estrategia Energética: Al aumentar la producción de petróleo a corto plazo, Estados Unidos puede generar los recursos necesarios para invertir en energías renovables y tecnologías limpias a largo plazo.
- Reducción de la Influencia de la OPEP+: Al debilitar la capacidad de la OPEP+ para controlar los precios del petróleo, Estados Unidos puede ganar tiempo y espacio para desarrollar su infraestructura de energías renovables sin depender de las fluctuaciones del mercado global.
- Transición Gradual: Estas estrategias permiten una transición gradual hacia energías más limpias, asegurando que la economía y la seguridad energética no se vean comprometidas durante el proceso.
Como corolario, podemos indicar que la postura de Trump podría estar diseñada para maximizar los beneficios económicos a corto plazo mientras se prepara para una transición energética a largo plazo, utilizando la producción de petróleo como una herramienta para reducir la influencia de la OPEP+ y generar los recursos necesarios para invertir en un futuro más sostenible. Sin embargo, ambas estrategias tienen implicaciones a largo plazo. Si bien aumentar la producción de petróleo puede proporcionar beneficios económicos a corto plazo, también podría retrasar la transición hacia energías más limpias y sostenibles. Además, la dependencia continua de los combustibles fósiles podría tener consecuencias ambientales y geopolíticas a nivel global (cambio climático).
La Otra Cara de la Moneda
Por otra parte, la posición de Trump ante las energías verdes podría, de hecho, actuar como un catalizador para que otros países aceleren sus esfuerzos en la transición energética. Al ver la falta de compromiso de EE.UU. con las energías renovables, países como China, India y la Unión Europea podrían redoblar sus esfuerzos para garantizar su seguridad energética y reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Dentro de estos esfuerzos están:
- Impulso a la Innovación y la Competitividad: La decisión de Trump podría motivar a otros países a invertir aún más en tecnologías limpias y renovables, buscando liderar en innovación y competitividad global. Esto no solo fortalecería sus economías, sino que también les permitiría establecerse como líderes en la lucha contra el cambio climático.
- Seguridad Energética: La transición hacia energías renovables también es una cuestión de seguridad energética. Al reducir la dependencia de los combustibles fósiles, los países pueden disminuir su vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado y a las tensiones geopolíticas asociadas con el petróleo y el gas.
- Colaboración Internacional: Las nuevas políticas de Trump podrían fomentar una mayor colaboración entre países comprometidos con la transición energética. Al trabajar juntos, pueden compartir conocimientos, tecnologías y recursos para acelerar el cambio hacia un futuro más sostenible.
- Fortalecimiento y Expansión de la Transición Energética: Muchos países han avanzado en la transición y su norte es continuar. Dentro de estos están:
- China: Ha demostrado un fuerte compromiso con la transición energética, invirtiendo masivamente en energías renovables como la solar y la eólica. La posición de Trump podría ser vista como una oportunidad para que China reafirme su liderazgo global en la lucha contra el cambio climático y continúe avanzando en sus objetivos de sostenibilidad.
- India: Ha hecho grandes avances en la adopción de energías renovables, especialmente en energía solar. La decisión de Trump podría motivar a India a redoblar sus esfuerzos para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y fortalecer su posición como líder en energía limpia.
- Unión Europea: La Unión Europea ha sido un defensor constante de la acción climática y la transición energética. La postura de Trump probablemente será vista como un retroceso, pero la UE continuará avanzando en sus ambiciosos objetivos de reducción de emisiones y adopción de energías renovables. La UE podría incluso intensificar su cooperación con otros países y regiones para compensar la falta de liderazgo de EE.UU. en este ámbito.
La inferencia indica que la decisión de Trump de desvincularse de la energía verde podría tener el efecto contrario al deseado, impulsando a otros países a avanzar más rápidamente en la transición energética y a fortalecer su seguridad y sostenibilidad a largo plazo.
Las nuevas políticas ambientales a establecerse en el 2do. mandato de Trump debilitaría la influencia de Estados Unidos en la política climática internacional y aislaría aun más al país de los esfuerzos multilaterales y de las oportunidades económicas asociadas al cambio climático y la transición energética. La sociedad global continuara su evolución hacia un mundo más sostenible, y lo hará con o sin Estados Unidos.
Nelson Hernández es ingeniero energista @XXIenergia y académico de la Academia de Energía y Hábitat de Venezuela