Morfema Press

Es lo que es

Armando Esteban Quito

Sentadas frente a uno de los huertos de su comunidad, en un barrio de Caracas, un grupo de mujeres venezolanas comparten un té y conversan sobre el empoderamiento, una palabra que muchas conocieron hace poco más de cuatro años, pero de la que ahora se saben protagonistas gracias al apoyo de una ONG que les permitió encontrar el poder de cambiar su propia realidad.

Por: Génesis Carrero Soto – EFE

«Mujeres Constructoras de Paz» es el nombre con el que se le conoce a este colectivo -formado por unas 600 mujeres- que nació en una parroquia de Caracas, y que sirvió para que cada una se volviera protagonista de cambios personales y de su entorno, que van desde la mejora de fachadas y muros hasta el desarrollo de oficios.

Así fue como Libia Domínguez, de 62 años, descubrió que es hábil en la siembra y entendió que, con sus manos, puede hacer lo que se proponga para mejorar su situación y la de los suyos.

«La gente se queda mirando y me preguntan, ¿pero tú siembras?, porque la mayoría de las mujeres no siembran, y yo les digo: ‘sí, porque yo soy una mujer empoderada, con el favor de Dios, y si no tengo para más nada me meto en el campo a sembrar'», cuenta a EFE esta mujer que asegura haber pasado de «no hablar» a reconocerse útil y valiosa en su familia y en su comunidad.

SEMBRANDO SORORIDAD

Mientras toman la bebida caliente, comparten sus experiencias y se corrigen unas a otras cuando alguna asoma algún comentario que muestre menosprecio o debilidad por el género femenino.

Cuentan cómo han aprendido a sembrar y usan lo cosechado para alimentar a sus familias, relatan las formas en las que lograron resolver la falta de dinero para comprar toallas sanitarias enseñando a otras a usar las copas menstruales que les donaron, señalan su nuevo amor por la lectura o narran el momento en el que acompañaron a una vecina a denunciar a su esposo violento.

Mientras tanto, sus mentoras del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), la organización que ha fortalecido a este grupo con programas que atienden las temáticas que las ocupan, las miran desde un discreto segundo plano y sonríen al escuchar afirmaciones como la de Libia: «sé que soy útil. Me siento útil, me siento empoderada».

La coordinadora de defensa de Cepaz y encargada de este programa en la comunidad de La Dolorita, Jany Joplin González, explica a EFE que el mérito es de las ya 600 mujeres beneficiadas por este proyecto, que toman sus vulnerabilidades, las afrontan y deciden «salir adelante» con las herramientas que les proporcionan.

Detalló que, además de talleres de derechos humanos, formación en contra de la violencia hacia la mujer y construcción de paz, les dan semillas para que creen sus propios huertos y fomentan en las beneficiadas la sororidad.

A CONTRACORRIENTE

Durante 2022 al menos 236 mujeres murieron a manos de feminicidas en Venezuela, según el registro de casos que lleva la ONG Utopix.

Pese a las dificultades que implica vivir en sociedades polarizadas y en las que la crianza y la responsabilidad de la familia recae en la mujer, el género femenino que vive en la comunidad de La Dolorita se sobrepone y avanza.

Es el caso de Lilian Blanco, que hace dos años consiguió vencer las adversidades sobre las mujeres en la política y ahora es concejal de esta comunidad.

«A mi nadie me opaca, mi brillo no me lo quita nadie», dice a EFE esta mujer que, con la autoridad de quien lo ha vivido de cerca, habla de la violencia de género y del silencio que ha cobrado víctimas entre sus conocidas.

Por eso sale cada mañana, no solo a «hacer política» sino a hablar a sus vecinas de todas las edades y a intentar fomentar el interés por su desarrollo personal.

Se refiere a sí misma como «un despertador», y admite que, tanto ella como sus compañeras en el programa «Constructoras de Paz», se han convertido en un apoyo y un impulso para que otras crezcan y entiendan el papel activo de las mujeres en cualquier cambio que se quiera gestar en la sociedad.

The Midnight Special , el programa de música que alguna vez fue muy popular y que contó con artistas ahora legendarios de la década de 1970 y principios de la de 1980 como David Bowie , Tina Turner , Elton John y muchos otros para enumerarlos, ahora está disponible para verlo en YouTube.

Deadline

El productor Burt Sugarman anunció el lanzamiento del canal de YouTube Midnight Special , señalando que el canal pondrá a disposición actuaciones que no se han visto en casi 50 años, al menos oficialmente. Han circulado copias piratas durante años y algunas actuaciones del programa estaban disponibles anteriormente en DVD.

“El especial de medianoche fue un programa innovador y revolucionario que superó los límites de lo que era posible en la televisión, ya que ninguna emisora ​​tenía programación disponible después de la 1:00 a.m. en ese entonces”, dijo Sugarman, el creador del programa.

“Insistí en presentaciones en vivo frente a una audiencia, no había sincronización de labios. Estoy encantado de que esté disponible para todos los fanáticos, así como para una nueva generación de espectadores que quizás no estén familiarizados con el programa. El público puede disfrutar de horas de actuaciones clásicas y entrevistas de las estrellas más importantes de esa época”.

Además de Bowie, Turner y John, los artistas que se presentaron en la serie de variedades de música nocturna incluyeron a Led Zeppelin, Aerosmith, KISS, The Beach Boys, The Bee Gees, Fleetwood Mac, Aretha Franklin, Ray Charles, Johnny Cash y Loretta. Lynn, así como los comediantes Steve Martin, Billy Crystal, Richard Pryor y George Carlin. El especial de medianoche se desarrolló entre 1972 y 1981.

El episodio piloto original y docenas de actuaciones, incluidas Bowie, Turner, Linda Ronstadt, Fleetwood Mac, Rod Stewart y más, ya están disponibles para transmitir.

La película clásica de Pixar sobre la degradación ambiental, Wall-E , ganó un Oscar en 2008. Representa a la Tierra como un paisaje sin vida salpicado de montañas de basura. Los humanos se fueron hace mucho tiempo y viven en gigantescas naves espaciales donde se convierten en manchas cuyas únicas ocupaciones son comer y mirar televisión. ¡Hablando de vergüenza! De ninguna manera Pixar haría Wall-E hoy en día.

Por: Michael Cook – MercatorNet

La película tiene un final feliz, pero tiene una visión muy sombría del futuro. Sin embargo, no es completamente inverosímil. Solo considere dos noticias que surgieron la semana pasada.

Tres psicólogos estadounidenses afirmaron en la revista Intelligence que el coeficiente intelectual promedio alcanzó su punto máximo alrededor de 2006 y ha estado cayendo desde entonces.

Los autores estudiaron las puntuaciones de coeficiente intelectual de adultos estadounidenses entre 2006 y 2018. Es un hecho bien establecido que estas puntuaciones han ido aumentando desde 1932 a un ritmo de 3 a 5 puntos por década. Se supone que las generaciones más jóvenes tienen puntajes más altos. Esto no significa que las personas más jóvenes sean, en promedio, más inteligentes o más capaces, pero les va mejor en estas pruebas, por razones que los psicólogos no entienden completamente. Podría ser más educación, mejor salud, entornos más estimulantes o incluso menos plomo en la gasolina. Se llama Efecto Flynn y se ha observado en todo el mundo.

Pero en los EE. UU., este progreso puede estar disminuyendo. El artículo reciente encontró que en el razonamiento matricial, las series de letras y números, y el razonamiento verbal, los coeficientes intelectuales de los adultos estadounidenses están disminuyendo. La mayor diferencia fue para los participantes entre las edades de 18 a 22. ¿Por qué? Otro misterio. El declive comenzó cuando los teléfonos inteligentes comenzaron a popularizarse. ¿Demasiado Tik Tok?

La otra noticia era sobre la obesidad. El sábado pasado, por si te lo perdiste, fue el Día Mundial de la Obesidad . La Federación Mundial de Obesidad advierte que más de la mitad de la población mundial será clasificada como obesa o con sobrepeso para 2035 si no se toman medidas. La obesidad infantil podría más que duplicarse para 2035 con respecto a los niveles de 2020, y casi en todas partes los niños ya tienen sobrepeso. Se prevé que las tasas se dupliquen entre los niños a 208 millones (un aumento del 100 %) y más del doble entre las niñas a 175 millones (un aumento del 125 %). Las tasas de obesidad están aumentando más rápidamente entre los niños que entre los adultos.  

Esas cifras ya no son un problema del “primer mundo”. Las tasas de obesidad están aumentando más rápidamente en los países de ingresos bajos y medianos bajos, que a menudo son los menos capaces de responder a la obesidad y sus consecuencias para la salud pública. Basta con mirar fotos de multitudes en la Ciudad de México o Río de Janeiro.

El coeficiente intelectual y la obesidad no son los únicos, ni siquiera los más importantes, índices de una sociedad sana. Pero junto con una serie de otras estadísticas vitales, sugieren que las naciones de todo el mundo, tanto ricas como pobres, no están “progresando” de manera significativa. La desigualdad de ingresos está aumentando, las tasas de fertilidad están cayendo, las tasas de matrimonio están cayendo, las muertes por desesperación están aumentando. Por primera vez en aproximadamente 100 años, la esperanza de vida cayó en los EE. UU. durante dos años consecutivos, en 2020 y 2021, y no solo por el covid.

Un puñado de estadísticas preocupantes no muestran que el mundo esté en camino de convertirse en el vertedero de basura representado en Wall-E. Pero sí sugieren que el “progreso” se ha estancado.

El difunto Benedicto XVI escribió en su encíclica Spe salvi : “Si el progreso técnico no va acompañado del progreso correspondiente en la formación ética del hombre, en el crecimiento interior del hombre, entonces no es progreso en absoluto, sino una amenaza para el hombre y para el mundo”.

Lo preocupante es: ¿qué sucede cuando se estancan tanto el progreso técnico como el progreso ético? ¿Qué hará eso con la política mundial y nacional? Durante aproximadamente cien años, el nivel de vida ha ido aumentando constantemente. De generación en generación, los hijos e hijas han sido más ricos y más cómodos que sus padres y madres. Ahora ese horizonte optimista se nubla.

Edmund Fawcett, periodista de The Economist , escribió en su estudio exhaustivo, Liberalism: The Life of an Idea , identificó el progreso como una de las cuatro claves para comprender la democracia liberal:

“El capitalismo del bienestar, que incluía la educación universal y la seguridad social desde la cuna hasta la tumba, se convirtió en el modelo liberal de progreso humano en todo el mundo atlántico. Durante los siguientes 70 años, a menudo parecía que la cuestión profunda y duradera de la política occidental era el costo y la sostenibilidad del progreso liberal”.

Nuestro sistema democrático funciona porque garantiza el respeto cívico (si no la igualdad) y el progreso como dos baluartes contra las fuerzas que promueven el poder y el conflicto. Cuando los gobiernos ya no pueden generar progreso social, ¿puede sobrevivir la democracia, tal como la conocemos?

El problema es que la obesidad y el coeficiente intelectual pertenecen a una clase de problemas que las familias fuertes son capaces de manejar, pero que los gobiernos encuentran intratables. Cada vez se acumulan más problemas de este tipo: el cuidado de los ancianos, un aumento de la tasa de dependencia, la adicción, las muertes por desesperación, etc. Pero en lugar de apoyar y fortalecer el matrimonio y la vida familiar tradicional, la mayoría de los gobiernos occidentales parecen decididos a socavarlos.

Si queremos evitar que la democracia liberal se deslice hacia el montón de cenizas de la historia, necesitamos revitalizar la familia.

Hablar de buenos Genes. La leyenda de Hollywood, Gene Hackman, demostró que todavía está en plena forma mientras trabajaba en el jardín de su rancho en Santa Fe, Nuevo México, el domingo.

The New York Post

El actor de «Unforgiven», que celebró su 93 cumpleaños en enero, se veía en forma y saludable mientras blandía una pala en su propiedad privada.

Más temprano ese día, el dos veces ganador del Oscar fue visto cargando combustible para el trabajo físico en un Wendy’s local, donde ordenó una comida en el autoservicio.

Hungry Hackman comió su sándwich de pollo en el estacionamiento de la franquicia de comida rápida antes de cargar gasolina en una estación cercana.

Fue un avistamiento raro de la estrella solitaria y retirada, que fue vista por última vez en la pantalla en la comedia de 2004 «Welcome to Mooseport».

Leyenda viviente de Hollywood

A pesar de ser uno de los artistas principales de Tinseltown, apareciendo en clásicos como «The French Connection», «The Conversation», «Superman», «Hoosiers» y «The Royal Tenenbaums», Hackman ha evitado durante mucho tiempo las luces brillantes de Hollywood.

El padre de tres hijos, que ha vivido en Nuevo México con su esposa pianista, Betsy Arakawa, durante décadas, también se abstiene de dar entrevistas, excepto para The Post.

A fines de 2021, Hackman dio su primera entrevista en una década y le contó a The Post sobre su «carrera accidentada de aciertos y errores».

Hablando sobre el 50 aniversario de “The French Connection”, la exitosa película por la que ganó su primer Oscar como Mejor Actor, en 1972, la estrella declaró: “La película ciertamente me ayudó en mi carrera, y estoy agradecido por eso”.

El actor con los pies en la tierra agregó que no era fanático de volver a ver sus propias películas y que no había visto el clásico crimen desde 1971.

“[I] no he visto la película desde la primera proyección en una pequeña y oscura sala de visualización en las instalaciones de una compañía de postproducción hace 50 años”, dijo a The Post.

Hackman, que anteriormente residía en el lujoso Montecito, California, ha vivido en Santa Fe desde la década de 1980.

El actor también es arquitecto y diseñador y ha ayudado a crear más de 10 casas, incluida una mansión en Nuevo México que apareció en Architectural Digest.

Desde su retiro de Hollywood, la estrella también se ocupó de escribir novelas, incluido el thriller policial de 2013 “Pursuit”.

Hackman también es un ávido ciclista, un pasatiempo que ha mantenido hasta los 90 años, que lo mantiene en forma.

En 2012, el actor fue atropellado por una camioneta cuando andaba en bicicleta en Florida. Fue trasladado en avión al hospital y se recuperó por completo.

Hackman tiene su primer Oscar al Mejor Actor en los Premios de la Academia de 1972. El productor de “The French Connection”, Philip D’Antoni, se ve a la izquierda. La ganadora de la Mejor Actriz, Jane Fonda, se ve a la derecha. Fonda ganó su permio por «Klute».
Hackman ganó el premio al Mejor Actor de Reparto en los Premios de la Academia de 1993 por su papel en el western de Clint Eastwood «Unforgiven».

La plataforma YouTube suspendió una red de cinco canales que publicaban videos con propaganda favorable al chavismo. La red conocida como «YouTubeGanda» pagaba publicidad para aumentar la visibilidad de los contenidos de los canales, al menos desde 2020, según informó el portal CazadoresdeFakeNews.info.

Diario de Las Américas

La suspensión ocurre luego de se conociera que la red pagaba publicidad para amplificar el alcance de unos videos informativos en los que aparecían dos presentadores de noticias creados con Inteligencia Artificial quienes narran sobre las supuestas ganancias millonarias que dejó al Estado venezolano la Serie del Caribe o sobre la supuesta «recuperación económica» de Venezuela que el régimen de Maduro ha querido promover.

Los videos de los falsos presentadores registran cientos de miles de vistas en YouTube y se hicieron virales en TikTok, donde fueron insertados como publicidad pagada. Además, fueron presentados en el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV).

Los canales suspendidos por Youtube son:

Movimiento Rojo: opera desde septiembre de 2020 y publicó videos a favor de las elecciones legislativas del 6 de diciembre de ese año. También publicó contenido para promover la idea de que «Venezuela se arregló».

Nuevo Orden: desde octubre de 2021, publicó contenido similar al de Movimiento Rojo, pero orientado a un público opositor.

Te Amo Venezuela: operó desde septiembre de 2021 y agosto de 2022 con contenido similar a Movimiento Rojo, pero orientado a público opositor.

Venezuela se arregló: compartió videos de parodias, por ejemplo, de Friends con rostros superpuestos de líderes del oficialismo venezolano y el líder opositor Juan Guaidó. También, publicó videos de canciones con contenido político anti-oposición.

House of News: creado el 2 de febrero de 2023. Presentó cinco videos con presentadores realizados con Inteligencia Artificial, que narraban noticias con discursos favorables al oficialismo.

Lea la nota completa siguiendo este enlace a Diario de Las Américas

Un hombre fue detenido por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Venezuela (Cicpc), al estar señalado en una presunta estafa que involucra a la stablecoin tether (USDT) y al exchange de criptomonedas Binance.

Cripto Noticias

De acuerdo a la información suministrada por el comisario Douglas Rico, director de la policía científica, el sujeto apresado responde al nombre de Edgar Alexander Rodríguez Gil y fue capturado en el estado Bolívar, al sur del país.

Rodríguez Gil captaba a sus víctimas a través de la red social Facebook, en donde ofrecía cambiar Tether por dólares en efectivo a través de Binance, destaca la publicación del comisario Rico.

«Luego de concretar las negociaciones y al tener el dinero, enviaba comprobantes de transferencias fraudulentos, afectando el patrimonio económico de sus víctimas», indicó Rico.

El presunto delincuente fue capturado con USD 5.000 en efectivo y puesto a disposición de la Fiscalía 11ª del Ministerio Público venezolano.

Este caso se diferencia de otros que ha reportado CriptoNoticias, ya que normalmente se hacen todas las transacciones dentro del mercado de compra y venta Binance P2P, sin acudir a otras plataformas o redes sociales.

Uno de los casos reseñados por este medio, contó como tres sujetos usaban varios perfiles con nombres falsos en Binance.

Las víctimas recibían los supuestos pagos en sus cuentas bancarias por la venta de los criptoactivos, pero encontraban los fondos bloqueados. Cuando los presuntos delincuentes verificaban que habían recibido las criptomonedas en su monedero, bloqueaban el dinero en la cuenta bancaria y luego procedían a realizar los trámites para que los fondos retornaran a sus respectivas cuentas.

Por Robert Jensen – Contra el Borrado de Mujeres

Como muchas feministas radicales que también tienen sus raíces en la política de izquierdas, el profesor Robert Jensen se ha quedado perplejo al ver cómo muchos en la comunidad liberal/progresista/de izquierdas no sólo han abrazado una ideología transgénero que es intelectualmente incoherente y antifeminista, sino que también han respaldado los intentos de silenciar a los críticos de la teoría de la ideología de la identidad de género. En este ensayo, que reseña el nuevo libro «Cancelar Guerras», Jensen aboga por una sólida defensa de la libertad de expresión y del análisis feminista radical del sexo/género en el patriarcado.

En tres décadas de vida académica, he tropezado con mi cuota de escaramuzas en lo que un nuevo libro llama las «Guerras Canceladas», a veces esquivando balas retóricas de ambos lados. Dependiendo del tema y de los críticos, se me ha acusado tanto de impulsar una agenda antiamericana como de ser un reaccionario intolerante en el lado equivocado de la historia.

Ser denunciado desde diversos ángulos políticos no prueba que uno sea lúcido: «la derecha me odia y la izquierda me odia, así que debo de estar en la onda» es una mala defensa. Pero creo que mis historias de guerra indican las críticas que se reciben si uno ofrece un análisis radical del poder y una defensa sólida de la libertad de expresión.

Como ocurre con casi todo lo importante en los asuntos humanos, conciliar estos principios políticos e intelectuales es difícil. Por razones comprensibles, la gente suele querer ignorar la complejidad de ese proceso, restar importancia a la frecuencia con que entran en conflicto los intereses y evitar la confrontación. En este ensayo, sugiero que nos metamos en el lío y lo discutamos respetuosamente, en público, basándonos en normas intelectuales compartidas.

Historias de guerra

Empezaré describiendo los disparos públicos más visibles contra mí, que se produjeron pocos días después del 11-S, cuando la gente me criticó por unos artículos que escribí en los que criticaba duramente la política exterior de Estados Unidos y argumentaba enérgicamente en contra de ir a la guerra tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Mis detractores más acérrimos me tacharon inmediatamente de cobarde, traidor, antipatriota y poco viril. Unas semanas más tarde, cuando se intensificó la presión pública para que me despidieran, el presidente de la Universidad de Texas en Austin intervino, llamándome públicamente «una fuente inagotable de estupidez». (Sea amable al juzgar la frase algo inelocuente; era químico, no poeta). Casi todos mis colegas de la facultad se pusieron a cubierto en lugar de defender la libertad académica, y mucho menos reconocer públicamente que podrían estar de acuerdo con un análisis antibélico, pero las protecciones de mi plaza demostraron ser lo suficientemente resistentes y continué enseñando en la UT hasta mi jubilación en 2018.

Aquellos meses fueron especialmente tensos, pero pisaba terreno conocido. Para entonces ya había sido denunciado por varias personas y grupos por apoyar los derechos de los palestinos, criticar el capitalismo, argumentar que el racismo seguía siendo un aspecto definitorio de la sociedad estadounidense y cuestionar la explotación sexual de las mujeres por parte de los hombres en la pornografía. Esas críticas continuarían, viniendo de la derecha, del centro y de la izquierda, dependiendo del tema. A veces era posible el debate intelectual con los críticos, a veces no. Pero incluso durante los tensos meses posteriores al 11-S, nunca me sentí cancelado.

Eso cambió en 2014, cuando escribí mi primer artículo cuestionando la ideología del movimiento transgénero.

En los años siguientes, una librería radical local a la que había apoyado durante mucho tiempo envió un correo electrónico (sin hablar conmigo primero) anunciando que rompía todos los lazos conmigo. Los activistas trans acudieron a algunas de mis conferencias públicas para protestar o intentar reprimirme a gritos, aunque las charlas no trataban sobre el transgenerismo. Varios grupos que me habían invitado a hablar de temas como la crisis ecológica me retiraron las invitaciones tras las quejas. Y, por supuesto, no puedo saber cuántas personas que podrían haber querido incluirme en una actividad declinaron invitarme sólo para evitar problemas.

Estas reacciones negativas a mis escritos procedían casi exclusivamente de liberales/progresistas/izquierdistas, incluso de personas a las que contaba como amigos. Otros amigos y colegas me decían a menudo, en privado, que estaban de acuerdo con mi análisis y que los ataques les parecían injustos, pero que no se atrevían a expresar sus opiniones ni a apoyarme en público, no fuera a ser que se convirtieran en un blanco.

El único apoyo público constante procedía de compañeras feministas radicales, pero incluso algunas de ellas me dijeron que guardaban silencio en público para no poner en peligro otros proyectos importantes, una motivación que sin duda comprendí.

Cuando la gente me pregunta cómo me siento al respecto, señalo que soy un hombre blanco con un doctorado y profesor titular en una gran universidad de investigación que vive en el imperio estadounidense con fondos de jubilación adecuados; es difícil imaginar a alguien con más ventajas. Escribí y hablé voluntariamente sobre temas que sabía que eran controvertidos, creyendo que los profesores titulares de las universidades públicas no sólo tienen el derecho sino la obligación de opinar sobre los temas del momento, cosa que sigo haciendo en mi jubilación. A diferencia de las personas que no tienen protección laboral pero hablan claro, a mí no me despidieron. A diferencia de las mujeres que se niegan a dar marcha atrás, nunca me han amenazado con violarme. Hubo algunas ocasiones en las que me preocupaba que alguien me golpeara en un acto, pero nunca me han agredido físicamente.

No necesito que la gente se compadezca de mí; me va bien. Lo único que me preocupa es el modo en que se está restringiendo la investigación intelectual y el debate político en este ambiente. Bueno, esa es mi principal preocupación, pero también es cierto que había algo extraño en ser atacado por personas que ofrecían sobre todo invectivas en lugar de argumentos racionales y luego me acusaban de ser odioso e intolerante.

Fue aún más extraño cuando amigos y aliados con los que había trabajado durante años se me echaron encima o se callaron, todo porque me atreví a defender que el sexo biológico es una realidad material, que la teoría de la identidad de género refuerza el patriarcado y que las niñas y las mujeres tienen derecho a espacios y actividades para un solo sexo en una cultura hostil.

Esas experiencias me llevaron a «Cancelar las guerras: cómo pueden las universidades fomentar la libertad de expresión, promover la inclusión y renovar la democracia». (Sí, lo sé, ha sido una larga introducción a la reseña de un libro).

*Robert Jensen es profesor emérito de la Universidad de Texas

DW dialogó con Leticia Bonifaz, única latinoamericana integrante del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU.

Leticia Bonifaz nació en Comitán, Chiapas, México. Es doctora en derecho y experta en derechos humanos e igualdad de género. 

Luchadora incansable, en la actualidad, integra como única latinoamericana el Comité de la Organización de las Naciones Unidas que supervisa la aplicación de la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). Este es el instrumento internacional clave en la defensa de los derechos de todas las mujeres y niñas, en los 189 países que lo han ratificado.

Con ocasión del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, DW entrevistó a Bonifaz, en exclusiva, desde Ciudad de México.

DW: ¿Cuáles son los principales desafíos en torno a la lucha contra la violencia contra las mujeres en Latinoamérica?

Leticia Bonifaz: El principal desafío que se tiene en torno a la lucha contra la violencia hacia las mujeres en Latinoamérica es el combate a la impunidad. No hay sanciones a los perpetradores de la violencia. Las denuncias no encuentran los cauces debidos, y esto genera que las víctimas se planteen la utilidad de denunciar o no denunciar.

Por otro lado, no hay acciones preventivas y de información, y no se está poniendo énfasis en las razones de por qué se ha exacerbado la violencia de los hombres en los ámbitos público y privado. Las masculinidades tóxicas siguen reproduciéndose.

Todas las acciones son posteriores a los sucesos consumados. Las políticas de prevención son erráticas. No existe un solo modelo, en ningún país latinoamericano, que sea ejemplo a seguir y que muestre una ruta sostenible que lleve a demostrar que la lucha en los frentes sociales, políticos y jurídicos desemboca en una disminución de la violencia. Desafortunadamente, las cifras muestran que la violencia sigue en aumento.

«Violencia» no es solo el golpe: ¿cuáles son los tipos de violencia más difundidos y, a la vez, menos reconocidos como tales?

Efectivamente, la violencia física no es la única. La violencia psicológica puede ser muy dañina al ser constante y degradante, porque minusvalora a la mujer y la puede dejar en una situación de impotencia e incapacidad para reaccionar ante situaciones cotidianas.

Está también la violencia patrimonial, que implica que muchas mujeres que se han dedicado al trabajo en el hogar no tienen ninguna propiedad a su nombre, lo cual las coloca en un plano de desventaja permanente. Existe además la violencia económica cuando -también por las tareas de cuidados y de trabajos domésticos-, les controlan el gasto diario y se genera subordinación por ello.

También es importante combatir la violencia a través de los medios y las redes sociales, esto es, la ciberviolencia. Existe también la violencia vicaria, a través de la cual se busca dañar a la mujer mediante el daño a hijos o hijas. Y, por último, la violencia política, que se ha agudizado, hacia quienes buscan acceder a espacios de tomas de decisión.

¿Cuáles son los factores que impiden que se avance aún más en esta lucha?

Falta compromiso de los Gobiernos en el tema. Falta voluntad política para atender las demandas sociales, para combatir las distintas expresiones de machismo y para romper el llamado pacto patriarcal. Pareciera que no se reconoce e identifica la magnitud del problema. Se minimiza, se invisibiliza o se esconde.

¿Qué forma toma la discriminación hacia las mujeres en Latinoamérica?

Sigue habiendo discriminación hacia las mujeres indígenas y afrodescendientes. No se ha logrado la igualdad en participación política.

¿Cuáles son los principales logros del organismo que integra? ¿Cómo lograr que las mejoras «lleguen» a las mujeres «reales»? 

Desde CEDAW, se hace una revisión periódica de los avances que va teniendo cada uno de los países que suscribieron la Convención en los temas de discriminación contra la mujer y se señalan rutas y tiempos para lograr objetivos muy concretos.

También se elaboran recomendaciones generales. El año pasado, en octubre, se presentó la recomendación general número 39, sobre derechos de las mujeres y niñas indígenas, y hoy está en proceso de elaboración la número 40, que va a ser sobre el incremento de la participación de las mujeres en la vida pública.

¿Qué les diría, con ocasión del Día Internacional de la Mujer, a quienes quieran luchar en defensa de los derechos de las mujeres? ¿Por dónde empezar?

El Día de la Mujer tiene que ser un espacio de reflexión profunda de la situación que hoy se vive, particularmente en temas de violencia, pero, sobre todo, es un día para hacer conciencia y para sumar a más mujeres en la lucha por los derechos y por la igualdad.

Por solicitar permiso para manifestarse, feministas cubanas han sido acosadas y detenidas. Por el momento, sus reclamos solo hallan espacio en el entorno digital, pero un día recuperarán las calles

Yoani Sánchez – DW

Gladys vive en Caibarién, una pequeña ciudad costera en el centro de Cuba. Desde hace dos meses, su hijo partió junto a otros jóvenes en una balsa rústica para intentar llegar a Estados Unidos. Desde entonces, no ha sabido nada de ellos. Maestra de profesión y jubilada hace una década, la mujer pasa sus horas revisando las redes sociales y llamando a la familia de los otros balseros desaparecidos para saber si tienen alguna noticia. Este 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, se hará más largo que de costumbre para ella: sin celebraciones ni risas.

«Allí, allí fue donde la mataron», señala un vecino de Camalote, en la provincia de Camagüey, cuando alguien indaga por Leidy Bacallao Santana, de 17 años. El pasado 3 de febrero la joven buscó refugio en la estación de Policía ante las amenazas de su exnovio, pero éste la persiguió y terminó matándola con un machete frente a los uniformados. Desde que comenzó el año, 16 mujeres cubanas han muerto en agresiones machistas en un país donde la propaganda oficial se resiste a reconocer los feminicidios que enlutan a tantas familias. Desde el Gobierno solo se narran las historias de mujeres felices, realizadas y agradecidas con el sistema.

Con su bata blanca, Danurys sale cada mañana para su trabajo en un consultorio médico. Lleva solo unos meses de graduada y sueña con, más adelante, hacer una especialidad en pediatría. Esta semana no ha tenido nada para desayunar, a pesar de que los salarios del sector de la Salud Pública están entre los más altos del país. La devaluación del peso cubano y la subida del precio de los productos básicos, unidos a un desabastecimiento crónico y a la ineficiencia productiva del país, hacen que un pedazo de pan, un vaso de leche o un sorbito de café se hayan vuelto inalcanzables para el bolsillo de muchos.

La joven galena no quiere hacer las maletas y largarse, como lo hicieron más de 350.000 cubanos el año pasado, pero no sabe cuánto más podrá sobrellevar las estrecheces materiales y los bajos sueldos. No proyecta siquiera tener hijos en los próximos años: «Parir aquí no, eso lo tengo claro», concluye categóricamente.

Hace cien años, las abuelas de Gladys, Leidy y Danurys se lanzaban a las calles cubanas reclamando su derecho al voto, celebraban haber alcanzado la primera Ley del divorcio en la Isla tras décadas de exigencias, y plantaron batalla por la inclusión laboral y la dignidad salarial. Durante la primera mitad del siglo XX, el movimiento feminista en la Isla logró importantes reformas al Código Civil y reivindicaciones significativas en cuanto al matrimonio, la maternidad, el estudio y el trabajo. No fueron conquistas fáciles. Muchas de ellas dejaron sus lágrimas y sus energías en mítines, conferencias y protestas públicas, pero allanaron significativamente el camino.

Este año, un grupo de feministas cubanas decidió entregar una carta al Parlamento solicitando permiso para una manifestación pacífica. La Asamblea Nacional no aceptó la misiva y algunas de estas mujeres fueron posteriormente acosadas y detenidas. La represión las ha obligado a lanzar otra iniciativa: llevar durante esa jornada una cinta negra en la mano como muestra de luto, contra los feminicidios y a favor de una Ley Integral que proteja a las mujeres de la violencia de género. En las redes sociales se organiza una «marcha virtual» para sustituir la demostración física vetada por el oficialismo. Gladys, Danurys y los familiares de Leidy tendrán que conformarse con mostrar su indignación en internet. Por el momento, sus reclamos solo están permitidos en el espacio digital, pero un día recuperarán las calles. Falta poco.

Hoy es 8M y me puse a pensar en el inicio, en el génesis —creo que este término es más que oportuno— del reclamo por la igualdad. O, más bien, en cómo nació la desigualdad entre hombres y mujeres. Decidí escarbar en las raíces. Y me acordé de Lilith.

Por: Ariana Budasoff – Infobae

Lilith es leyenda. Es misticismo. Es demonio. Es liberación. Y es, también, una figura reivindicada por los feminismos a la que le cabe el mote de haber sido la primera. La primera mujer. La primera feminista. La primera en decir: Hasta acá.

Conocí su historia en un espacio de educación híbrido entre lo formal y lo no formal judaíco, en mi adolescencia. No había vuelto a ella hasta ahora que me dispuse a investigar para traerla a este espacio. Para mi sorpresa, navegando entre sitios, textos y respuestas de una rabina y un rabino con quienes hablé, encontré que la leyenda de Lilith no es una sola ni pertenece solo a la cultura judía. Sino que es compartida por múltiples pueblos, que cada uno la cuenta diferente, hace diversas interpretaciones y le imprime a Lilith múltiples significados: desde el demonio más malvado que por las noches intenta matar niños y niñas pequeñas, hasta la primera mujer en rebelarse ante el intento de sometimiento del varón y en proclamar que su cuerpo su decisión, pasando por una figura astrológica que representa la luna negra del zodíaco: hay mucho.

Abarcarlo todo en este espacio, es imposible, por eso voy a contarte la historia que yo conocí de chica, que es la que me llevó a traerla en el marco de esta fecha y es, también, la más difundida entre las leyendas que circulan.

Según cuenta el primer capítulo del Genésis, la historia bíblica de la creación del mundo, la humanidad inicia así: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó”. Es decir que varón y mujer habrían sido creados al mismo tiempo, de la misma materia: tierra, arcilla o polvo, según las diferentes versiones. Pero en el capítulo dos, la creación de la mujer aparece contada nuevamente y de otra manera. Allí se narra que después de crear a Adán, Dios dijo algo como “No es bueno que el hombre esté solo”, creó a los animales y después, haciendo que Adán cayera en un sueño profundo, le extrajo una costilla de la que “hizo una mujer y la trajo al hombre”. Esa fue Eva. A la que, claro, también se culpa por haber hincado el diente en el fruto prohibido, lo que los expulsó del paraíso y condenó a la humanidad a miserias y penurias. Pero el punto es: ¿por qué se cuenta dos veces y de dos maneras diferentes la creación de la mujer?

La rabina Silvina Chemen me compartió un material que dice que los cabalistas —quienes estudian la cábala, una disciplina y corriente de pensamiento esotérico iniciada por un sector del judaísmo para interpretar el Antiguo Testamento (la Torá) de forma mística y alegórica— hicieron diversas lecturas para explicar la contradicción entre ambas versiones. Una de ellas, también difundida, sugería que en un primer momento Adán había sido creado como un ser andrógino, es decir, que poseía un cuerpo femenino y uno masculino, y que ambos estaban unidos por la espalda. Y que, luego, Dios lo dividió. Pero la interpretación que me interesa es la que indica que la primera mujer, creada en el mismo momento, del mismo material y, por ende, en igualdad de condiciones que Adán, fue Lilith. Sucede que, al parecer, Adán no comprendió esa igualdad.

Esta versión de la historia aparece en el Alfabeto de Ben Sirá, una compilación de comentarios y relecturas del Antiguo Testamento o, en hebreo, un midrash —”una suerte de interpretación alegórica, mitológica judía” del siglo X, puntualiza el rabino reformista Damián Karo—.

Karo (que brega por un “judaísmo libre, igualitario y diverso”) la narra así: “Ahí cuenta que Dios tomó de la tierra y creó a Lilith. Entonces Adán fue a acostarse con ella, a tener un vínculo sexual, y ella le dijo: ‘Yo no voy a ir abajo’. A lo que él le contestó: ‘Yo no voy a ir abajo porque yo pertenezco y me vinculo a lo superior, vos tenés que ir abajo porque te vinculás con lo inferior’”. Lilith no acordó un ápice con el argumento de su compañero y le devolvió una muy elocuente explicación: “Dado que los dos fuimos creados por igual, de la misma tierra, no hay motivo para que yo vaya abajo”. “Dice el midrash que los dos hablaban y no se entendían y no se escuchaban y cuando él quiso forzarla, ella simplemente invocó el nombre sagrado de Dios y desapareció”.

Pero la historia sigue.

Collier, John; Lilith; Atkinson Art Gallery Collection

Lilith no se esfuma, sino que decide abandonar el Paraíso antes que someterse a las órdenes de su compañero varón, desoír sus propios deseos sexuales y renunciar a sus convicciones. Otras lecturas van más allá y aseguran que Adán deseaba relegarla a las tareas cotidianas —no sé si en este caso vale decir domésticas— del Jardín del Edén, básicamente a las que tenían que ver con atender las necesidades y deseos de su pareja y con ser madre, por supuesto. Al parecer, para Lilith, ese panorama no era ningún paraíso y tras pronunciar el verdadero nombre de Dios —algo prohibido en la tradición judía— le crecieron alas y salió volando. Según varias interpretaciones se radicó en el Mar Rojo, donde habitaban demonios y seres lascivos junto a quienes se entregó a la lujuria. De ellos engendraba miles de hijos demonios por día, llamados Lilim. A ella también se la llamó Madre de los Demonios. Una especie de Daenerys Targaryen, Madre de Dragones, pero malvada.

Despechado —y probablemente con el ego herido— Adán se quejó ante Dios por el abandono de su compañera, por lo que Dios envió a tres ángeles a buscar a Lilith: Senoy, Sansenoy y Semangelof. Pero Lilith se negó a volver. Como castigo ante su desobediencia los ángeles le advirtieron que matarían a un centenar de sus hijos-demonios por día. Lilith respondió que incluso eso era mejor que volver con Adán y someterse a él. Y que así como sus hijos perecerían, ella mataría a los hijos e hijas de Adán: juró atacar a los niños, e incluso a sus madres, durante el nacimiento. Y advirtió que los varones, hasta los ocho días —es decir, antes de ser circuncidados— y las niñas hasta los 20 días de vida estarían en peligro de ser objeto de su ira. También aseguró que atacaría a los hombres en sus sueños, robándoles su semen para gestar más niños demonios, por aquellos que le matasen a ella.

De esto, cuenta Karo, “se desprenden algunos amuletos que cuidarán sobre todo a los niños varones”, ya que según la leyenda Lilith jura no atacar a los recién nacidos que lleven los nombres o las formas de los tres ángeles inscritos. Por ese motivo, explica Ben Sira en su interpretación, se escriben sus nombres en amuletos que se les coloca a los recién nacidos varones.

La cuestión es que en el Edén, Adán seguía solo. Entonces Dios decidió darle una nueva compañera. Pero esta vez sería diferente: la crearía a partir de sus propios huesos para asegurarse de que no se rebelara y le obedeciera. Así fue como le sacó una costilla y creó a Eva. Aunque ni tan dócil ni tan sumisa, Eva mordió el fruto prohibido. Hay muchas versiones que indican que la famosa serpiente que la persuadió era, en realidad, Lilith.

Lady Lilith, de Dante Gabriel Rossetti (fragmento)Lady Lilith, de Dante Gabriel Rossetti (fragmento)

Lilith y su reivindicación feminista

“La tradición judía es una tradición interpretativa. Es una tradición que, más que basarse en un texto, se basa en la interpretación de los textos”. Explica Damián Karo ante mi pregunta acerca de si hay corrientes judaicas que promuevan las relecturas aggiornadas de los llamados “textos sagrados” de los que parte la religión, pero también la cultura, las tradiciones y creencias.

Karo señala que quizás es demasiado decir que se promuevan las relecturas pero que, con seguridad, todo se erige sobre interpretaciones, que “aún los que sostienen que se basan en algún texto, lo hacen solo con la lente de las interpretaciones de otros textos, que no llamarán texto sino palabra divina, revelada, pero que son libros concretos”. Y que, “en general, lo que llega a nosotros, la línea histórica que sobrevive de la diversidad de judeidades de cada tiempo y lugar, es la línea de la interpretación”. Entonces, sostiene que “sí podemos decir que el judaísmo, la biblioteca judía y el pensamiento judío tienen como columna vertebral validar los textos anteriores a través de relecturas”. “Es clave de la tradición la interpretación, la resignificación. No podríamos pensar de otro modo que lo judío siguiera existiendo si no fuera por la actualización que le damos a los textos”.

Le pregunté sobre esto porque, como te comentaba, hallé múltiples interpretaciones del mito de Lilith. Pero lo que más me asombró fue toparme con la que hizo Judith Plaskow, teóloga, escritora y activista estadounidense conocida por ser la primera teóloga feminista judía.

En el comienzo de la década del 70, Plaskow hizo lo que es tan usual principalmente entre los varones ortodoxos y estudiosos de los textos sagrados del judaísmo: juntarse a leerlos y reinterpretarlos. Solo que ella se reunió con un grupo de mujeres, judías, feministas que, sin perder de vista ni la religión ni sus convicciones, estaban dispuestas a tomar la historia de Lilith escrita por Ben Sirá, es decir, la interpretación del siglo X que narro arriba, y darle una relectura contemporánea: la interpretación de la interpretación.

Para Plaskow y su grupo de teólogas, Lilith y Adán fueron creados en condiciones de absoluta igualdad y su ruptura se debió al autoritarismo de Adán —¿el primer machirulo?—, que no estaba dispuesto a reconocer esa igualdad. Como Lilith no pensaba asumir el rol pasivo que su compañero pretendía, pronuncia el nombre sagrado de Dios y abandona el Edén y a su compañero. Poco después Dios crea a Eva, un poco más dócil, de la costilla de Adán.

Hasta ahí la historia es casi igual. Pero continúa: un día Eva, la segunda mujer de Adán, se encuentra a Lilith en los límites del Jardín del Edén y se da cuenta de que no es un demonio que mata recién nacidos como Adán la había descrito, sino una mujer igual a ella. Ambas se sientan a conversar: se cuentan sus historias, empatizan, ríen, lloran, hasta que crece entre ellas un vínculo de sororidad. Mientras: Dios y Adán temen el momento en que Lilith y Eva vuelvan juntas al Edén para reorganizarlo según su criterio.

En la tradición judía, basada en interpretaciones y reinterpretaciones, es usual que los rabinos escriban un midrash, una reversión de la historia o una suerte de explicación, cuando algo no coincide o incluso se contradice en el Antiguo Testamento, como sucede en este caso con las dos versiones de la creación de la mujer. Es por eso que la relectura feminista del grupo de Plaskow hace sentido. Según esta teóloga, cuenta Sandra Barba —autora de un artículo que narra esta historia en la revista Letras Libres—, su misión es hacer que las historias de las mujeres “surjan de los espacios en blanco que hay entre las palabras y las letras de la Torá”.

“Por supuesto que es un acto feminista leer y reescribir a Lilith, figura mitológica de la mujer como demonio, desde otro lugar. Lilith fue la que le dijo al varón ‘Yo no voy abajo, acá no hay dominación’, ‘Los dos venimos de la tierra. Los dos somos iguales’. Y además es esta idea [revolucionaria] de una mujer que se va, [que abandona al varón], en el tiempo que fue escrito ese mito. Leerlo hoy es absolutamente feminista. La mesa está servida para, justamente, retomar lo que era mal visto para empoderar a esa Lilith y con ella a todas las mujeres, y darle una relectura”, opina Karo.

Además de ser, también, un guiño para las feministas que no quieran abandonar el judaísmo —retrógrado en sus corrientes más ortodoxas—, esta versión del mito de Lilith, —que se encuentra en el libro de Plaskow, The Coming of Lilith. Essays on Feminism, Judaism and Sexual Ethics 1972-2003 (2005)—, viene a reivindicar a esta antiheroína y a salvarla de la demonización y la oscuridad a la que se la había relegado por haber desobedecido y abandonado al varón, y viene a poner las relaciones de solidaridad entre mujeres en el inicio de la historia de la humanidad. Lo que también intenta desterrar el mandato de competencia femenina y poner en su lugar a la sororidad.

Sobre esto, Barba cuenta que Plaskow “quiso documentar el proceso mediante el cual se redactó este nuevo mito”. “La teóloga y sus colegas, como tantas otras, solían reunirse en grupos para hablar acerca de lo que implica ser mujer. La desigualdad de género iba revelándose por medio de las historias personales que compartían —y que abarcaban temas como la familia, la sexualidad, el trabajo, el mundo del arte y la religión—. De ahí que en esta versión del mito, Lilith y Eva se sienten a conversar durante horas. Si la narración insiste en ello es porque esta organización de las bases fue crucial para el movimiento feminista: el reconocimiento que se da mediante el diálogo es el punto de partida de la sororidad y de la alianza que las llevará a reconstruir su sociedad”.

Plaskow trajo del exilio a Lilith, cuyo destierro a la oscuridad había sido el castigo por rechazar los mandatos de género, el orden social que se pretendía establecer, ahí: desde el Génesis.

El nombre de Lilith bordado en uno de los manteles de The Dinner Party, de Judy ChicagoEl nombre de Lilith bordado en uno de los manteles de The Dinner Party, de Judy Chicago

Lilith en el arte y la cultura

Como lo hizo la teóloga feminista, Lilith fue tomada por muchas otras pensadoras, escritoras, filósofas y artistas que recuperan su figura como bandera de insubordinación al sistema patriarcal. Pero también por muchos varones del mundo de la cultura. La menciona Borges en su Libro de los seres imaginarios; el escritor italiano sobreviviente del Holocausto, Primo Levi, le dedica un cuento; y hay múltiples obras de arte en su nombre.

Las primeras que encontré, investigando para este envío, son dos pinturas hechas por varones, quizás por ser de las más antiguas: Lady Lilith, de Dante Rossetti, pintada por primera vez entre 1866 y 1868, y modificada en 1872; y Lilith, de John Collier, de 1892. Pero luego, ya mucho más acá en el tiempo, di con varias obras hechas por mujeres.

El nombre de Lilith aparece bordado en uno de los manteles de The Dinner Party (1974–79), una instalación de la pintora, escultora, escritora y pionera del arte feminista estadounidense Judy Chicago, que representa una cena a la que asisten las mujeres destacadas de la historia. Considerada como la primera obra de arte feminista épica, está compuesta por 39 espacios dispuestos a lo largo de una mesa triangular para 39 mujeres famosas míticas e históricas.

También di con Siona Benjamin, una artista judía nacida en la India, es decir: criada como judía en un país hindú y musulmán, que luego se mudó a Estados Unidos. Ella creó la serie Fereshteh (búsqueda del hogar) en la que, con una mirada transcultural, representa a Lilith en varios de los cuadros que plantean preguntas sobre qué y dónde está el hogar, y abordan temas como la identidad, la inmigración, la maternidad y el papel del arte en el cambio social.

Además, entre las producciones artísticas sobre Lilith, me llamó la atención una ópera que cuenta su historia en su versión feminista, creada por la actriz y dramaturga argentina Mónica Maffía y el compositor español David del Puerto para presentarse en el Festival Internacional de Música y Danza español “Ciudad de Úbeda” de 2019. La ópera se llamó Lilith, Luna Negra y en esta nota Maffía cuenta otras interpretaciones acerca de la leyenda en su versión feminista: “Es una reconsideración de cómo están contadas las cosas desde el punto de vista de la mujer”. “Primero estuvo Lilith, que eligió irse a curiosear por ahí y dejar a Adán. Entonces, algunos investigadores de temas teológicos hablan sobre la figura de Lilith como alguien que obtuvo alas para salir del Edén. Y esas alas son el pensamiento científico y la deducción”.

“Aparece después mucho más adelante en la Biblia con los demonios, y también aparece asociada a la figura de la serpiente. Como que Lilith fue la serpiente que indujo a Eva a comer la manzana. Pero la serpiente es el más inteligente de todos los animales. Si es el ser más inteligente del reino animal el que hizo probar a Eva la manzana, entonces no lo hizo porque sí. La gran interpretación es que ese fruto es la ciencia”, explica Maffía. Y asegura: “Me interesa que [la ópera] se lea como la visión de una mujer, que se supone que es la primera de la humanidad, que toma decisiones sobre su cuerpo y lo que quiere hacer con su vida”.

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